La ronda de Sant Antoni malvive desde hace más de un año y medio con el mercado de la miseria, que no es otra cosa que decenas -en ocasiones centenares- de vendedores ambulantes que sacan productos de los contenedores y los ponen a la venta.

Metrópoli ha informado de ellos en distintas ocasiones, una en diciembre de 2019, cuando el mercado de la miseria llevaba poco tiempo en esta calle que parte los distritos del Eixample y Ciutat Vella. Antes, este top manta de la basura estuvo en Glòries. Y este domingo, vecinos y comerciantes reiteran que el mercado es un lastre y un agujero negro para el barrio.

DECENAS DE VENDEDORES 

Este sábado por la tarde, el mercado de la miseria volvió a llenar la ronda de Sant Antoni. En el vídeo que acompaña esta información se puede ver que había decenas de vendedores ambulantes comerciando con objetos sacados de la basura. La asociación de comerciantes Som Sant Antoni denuncia la “mala imagen” y la “suciedad” que genera la presencia de estos vendedores ambulantes en este tramo de la ronda de Sant Antoni. “No solo hay venta ambulante. También se añade trapicheo”, subraya Lidia Núñez, vicepresidenta de la entidad.

De hecho, la ronda de Sant Antoni agoniza desde hace más de tres años por la inacción del gobierno de Ada Colau. A la presencia de este mercado, se suma la espera de una reforma que no llega, de aquellas que se anuncian pero tardan años y años en hacerse realidad.

Las obras de esta arteria principal, que une la calle del Comte d'Urgell con la plaza de la Universitat, se tenían que haber empezado hace más de dos años, casi tres. Pero desde la inauguración del nuevo mercado, en mayo de 2018, prácticamente no se ha hecho nada: solo se han retirado las grandes estructuras que ocupaban el mercado provisional.

REFORMA APLAZADA, AHORA EN 2022

Ahora, el Ayuntamiento anuncia el inicio de las obras para febrero de 2022, aunque la idea no tiene no tiene nada que ver con el proyecto inicial y se mantendrán las losas de hormigón donde se colocó del mercado provisional de Sant Antoni.

El Ayuntamiento tenía abierto en junio de 2018 una oferta pública para la adjudicación de las obras por valor de algo más de cinco millones de euros (IVA incluido). La oferta pública la había colgado la empresa Barcelona de Infraestructuras Municipales (BIMSA). Sin embargo, el 5 de julio, cuatro días antes de que acabara el período de presentación de ofertas, BIMSA anuló el concurso.

La paralización del proyecto, por tanto, no se debió al coronavirus sino a recortes por la caída de ingresos -entre otros del impuesto de la plusvalía- que Barcelona en Comú tuvo que aplicar a inversiones del pasado mandato.

La transformación se plantea para mejorar el espacio público, promover la bicicleta y dotar a la zona de más espacios verdes, y poner a los peatones y a la movilidad sostenible en el centro de las prioridades.

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