VÍDEO: La epopeya de dos amigos de Barcelona hasta Ucrania: 6.000 km de humanidad
Dos catalanes viajan con su coche hasta la frontera con Polonia para llevar material y volver con refugiados
19 marzo, 2022 00:00Noticias relacionadas
- El centro de refugiados de Ucrania se habilitará en Fira de Barcelona
- La huida de Kiev de Roger, vecino de Sants: "En siete horas hemos avanzado 20 km"
- Policías de Barcelona enviarán chalecos antibalas a Ucrania
- Manifestación contra la invasión de Ucrania este miércoles en plaza Catalunya
- Colau condena la "intolerable agresión" de Rusia a Ucrania
La invasión de Ucrania por parte de Rusia está generando una avalancha de ayuda humanitaria. Numerosas personas han dejado sus quehaceres diarios para volcarse en aportar su granito de arena para mejorar la situación de los ciudadanos de esta república de la Europa Oriental. Barcelona no es una excepción: administraciones, entidades, bomberos, personal sanitario están mandando o llevando ellos mismos medicamentos y alimentos. Otros se acercan a la frontera con Polonia para recoger a personas refugiadas o para ayudar sobre el terreno.
Pero una de las cosas que más llama la atención de esta ola de solidaridad con Ucrania, presente en toda Europa, son los particulares que deciden coger su coche y desplazarse hasta cerca de la zona de conflicto. Algunos de los que lo han hecho son Pau Ames y Jorge Pinar, dos amigos barceloneses que el lunes decidieron coger el vehículo -un Hyundai Tucson- y recorrer unos 3.000 kilómetros para llevar todo tipo de material hasta la frontera de Ucrania con Polonia. Metrópoli ha estado en contacto en todo momento con Pau, que llegó el miércoles a la frontera y vuelve con dos refugiadas en su coche. En total serán 6.000 km de humanidad. Pau es cartero de profesión y el domingo se quedó en paro. Jorge es pensionista. El miércoles llevaban gastados unos 500 euros. El viaje lo sufragan distintos colectivos, como Avis del Barris (Bon Pastor), grupos antiColau, Teixidores per la República, On Vas Stop Colau, y amigos, particulares y familias.
EN CONTACTO CON UNA RED DE VOLUNTARIOS
Pau explica que ha viajado en contacto con una red de voluntarios con gente de distintas ciudades españolas -Valencia, Madrid, Santander....-, aunque a medida que se acercaban a su destino se han ido encontrado con personas de otros países. "Hay muchos particulares, desde personas que llevan material a traductores y asesores en temas legales para las personas refugiadas que intentan salir de Ucrania". Pau decía el miércoles que no sabía todavía a quién traería hasta Barcelona. "Nos lo van cambiando. Hay mucha gente que quiere salir, otra que se echa atrás. Hay mucho lío. Ahora mismo hay muchos ucranianos que están saliendo en estampida de Ucrania por la zona de Polonia. Hay mucho rumores de que van cerrar las fronteras".
Como se puede ver en las imágenes de esta información, Pau y su amigo Jorge salieron con el coche cargado hasta los topes. No cabía nada más. "Llevamos material sanitario, botas militares, ropa, mantas, pañales para gente mayor y bebés, compresas, latas de comida, muñecos para los niños, alimentos para animales, cúteres.... Los cúteres son de mucha utilidad en los hospitales para cortar la ropa de los heridos. Dejaremos el material en un punto especial porque los almacenes del centro de refugiados están tan desbordados que hay gente que está quemando ropa para calentarse".
Según el testimonio otro voluntario español facilitado por Pau a este medio, en el centro de refugiados el material que llega está todo tirado en medio de la calle. Él se negó a dejarlo allí. En algunos puntos hay un exceso de ropa y se hace un llamamiento a enviar mejor comida y medicinas. Este voluntario tenía el contacto de un ucraniano que controlaba otro punto en el que se puede dejar ayuda humanitaria y que ha sido el mismo lugar al que han ido Pau y Jorge. Esta persona, tras descargar lo que llevaba, ya preparaba su regreso a España con unos 30 refugiados.
Pau y Jorge no han entrado en Ucrania. Se han quedado a un kilómetro del punto fronterizo. "No nos han dejado pasar por seguridad. No podemos desvelar la ubicación porque los voluntarios ucranianos se juegan la vida", cuentan. Allí, en la frontera de Polonia con Ucrania, los dos barceloneses han conocido a un chico ucraniano, Denis, que hace de voluntario en el almacén en el que han descargado. El joven tiene a la familia en Ucrania: a su abuela, a sus padres y hermana. "Nos ha estado enseñando vídeos de un bombardeo de Kiev. Lleva varios días sin dormir. Entra y sale de Ucrania para llevar material", añade Pau.
Los dos voluntarios barceloneses han coincidido con otros españoles. Un chico de Santander, dice Pau, ha viajado con una escultura de hierro de dos personas que se dan la mano. "La escultura la hemos dejado en una zona de césped junto a la frontera de Polonia con Ucrania. Se ve al fondo, junto a la cola de camiones", subraya Pau emocionado, en referencia a la imagen superior.
MILES DE REFUGIADOS EN UNA ESTACIÓN DE CRACOVIA
A la espera de recoger al grupo de refugiados que deben llevar fuera de Ucrania, Pau y Jorge se han desplazado hasta la estación de Dworzec Główny Tunel, en Cracovia, donde cada día llegan miles de refugiados. Los dos barceloneses han compartido algunas de las imágenes y reflexiones de lo que se han encontrado allí. El trajín de maletas arriba y abajo no para. Hay miles de personas, grupos de voluntarios que reparten comida, algunos refugiados hacen cola para recibir ayuda o tramitar algún papel. Otros, simplemente, esperan sentados en la estación mientras consultan qué pasa en su país en los móviles.
Pau y Jorge esperan llegar a Barcelona como muy tarde este sábado. Por el camino a Pau le ha salido una oferta de trabajo que espera que le guarden. "Esto se hace bien o no se hace. Volvemos con gente". El viernes por la mañana, los dos amigos iniciaron el viaje de vuelta. "Vamos un convoy de tres coches. Llevamos a seis chicas refugiadas. Nosotros vamos a Montpellier y a Tarragona". Todos los refugiados que se montan en algún vehículo ya tienen una casa a la que ir, de familias, voluntarios, amigos o ayuntamientos. Todo va a través de embajadas. Nosotros tuvimos que mandar nuestra documentación y ellas también han hecho todo tipo de papeleo".
"GENTE QUE DESAPARECE"
Pau explica que hay mucho lío en las asignaciones de personas que van en cada vehículo. "Es todo muy raro. La gente va cambiando. Hay gente que desaparece, se suben a otros coches o a autocares. Se está intentando hacer lo mejor posible y seguro, pero es muy jodido. Hay mucha histeria y miedo y trata de personas".
A buen seguro que Pau y Jorge recordarán este viaje el resto de sus vidas. Las seis refugiadas podrán empezar una nueva vida aunque el ruido de las bombas y la huida de su país siempre las acompañarán.