Fiesta nocturna en Can Vies / CEDIDA

Fiesta nocturna en Can Vies / CEDIDA

El pulso de la ciudad

Los vecinos de Sants estallan contra Can Vies: "Ese edificio tiene que ir fuera"

Los residentes denuncian las molestias que sufren por ruido y señalan el inmovilismo del Ayuntamiento

6 julio, 2022 00:00

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Can Vies es un referente okupa de Barcelona. A sus 25 años como centro autogestionado en Sants, logró sobrevivir a la orden de desalojo y derribo del gobierno municipal de Xavier Trias en 2014 en cumplimiento de una sentencia judicial. Le costó a la ciudad cinco noches de disturbios, hasta que el entonces alcalde paralizó el lanzamiento restableciendo la paz en la capital catalana.

A día de hoy, el centro continúa con su actividad habitual. En él se realizan todo tipo de celebraciones que derivan en actos incívicos --denuncian los vecinos-- que han acabado con su paciencia. Hartos, exigen la expulsión de los okupas y el derribo del edificio, tal y como dictaminaron los juzgados.

"NO SE PUEDE DESCANSAR"

Fuentes vecinales explican a Metrópoli que los bloques más cercanos a Can Vies, especialmente los de la calle de los Jocs Florals, sufren "molestias por ruido" debido a las numerosas "fiestas" que organizan con música a todo volumen y que se alargan durante horas. Los residentes aseguran que no se está cumpliendo con los "límites de decibelios" previstos por ordenanza municipal y lamentan que el consistorio no afronte el problema.

Según ellos, el concejal del distrito de Sants, Marc Serra, les dijo que lo que les molestaba no era el ruido, sino "la pluralidad de la gente que hay" en la instalación. Además, argumentan que el mantenimiento de Can Vies impide la ejecución de un proyecto de reurbanización aprobado, así como que la "Asociación de Vecinos de Badal debería tener allí su sede" pero, al no ser posible, el consistorio les está "pagando otro local".

Ante el ofrecimiento municipal de mediación, los vecinos aseguran que esta no es la solución porque resultaría un fracaso, y exigen la expulsión de los okupas y el derribo del edificio: "Ese edificio tiene que ir fuera". En caso de que su reivindicación siga sin ser escuchada, los residentes sopesan querellarse contra el regidor Serra.

PERMISIVIDAD DE COLAU

El concejal del PP de Barcelona Óscar Ramírez asegura que la formación siempre ha pedido el "cumplimiento de la sentencia" para que pase a ser un "espacio liberado para Barcelona y sus vecinos", especialmente cuando los "ocupantes son ilegítimos".

El regidor destaca que las denuncias vecinales por el incivismo ponen de manifiesto "la permisividad de Colau y el Ayuntamiento con los okupas", a quienes se les permite "hacer todo tipo de actos sin tener licencia de actividad frente al resto de ciudadanos que pagan impuestos y tienen que cumplir con todos los trámites administrativos".

El edil popular remarca que también se vive una situación similar en el casal "Tres Lliris de Gràcia", que el consistorio va a "financiar por segunda vez insonorizándolo cuando tenían un decreto de precinto de la fiscalía". Recuerda que la alcaldesa "tiene un pasado okupa y activista que favorece a colectivos afines".

OFENSIVA OKUPA

Tras la ofensiva okupa que frenó el mencionado desalojo de Can Vies, en junio de 2014 los ácratas iniciaron la reconstrucción del edificio. Al mismo tiempo, se ha continuado realizando actividades gracias a la permisividad municipal, ya que la propia alcaldesa prefería salvar el edificio y lograr un acuerdo con los vecinos a cumplir el mandato judicial y evitar así otro episodio de disturbios.

Can Vies, que suma un cuarto de siglo de okupación, fue propiedad de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB), que en julio de 2014 lo cedió al Ayuntamiento. Entre las actividades en las que participarán los miembros de la finca okupada próximamente, se encuentran acciones de protesta contra el turismo a finales de julio.

Fuentes municipales apuntan que la solución para Can Vies pasa por llegar a un acuerdo que cuente con el apoyo mayoritario del vecindario y las entidades de Sants, por lo que el futuro del edificio se tiene que decidir desde la participación y el consenso. En este sentido, afirman que la solución no pasa necesariamente por el derribo, siempre que se garantice el acceso a la cobertura de las vías de Sants. Además, destacan que cualquier intervención debe tener en cuenta que no son solo cuatro paredes, sino que es un referente cultural y político importante y con un fuerte componente intergeneracional.