Abner Lloveras y su contrincante, Brian Hooi, en la pelea de KOTS / YOUTUBE

Abner Lloveras y su contrincante, Brian Hooi, en la pelea de KOTS / YOUTUBE

El pulso de la ciudad

Abner, el luchador de Barcelona que arriesgó su vida en Suecia en una pelea de "todo vale"

El veterano peleador protagonizó el combate más largo de 'King of the Streets' celebrado en una ubicación clandestina rodeado de ultras

20 octubre, 2023 18:59

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A cara descubierta, sin casco ni protecciones. El bucal es opcional, pero en lo que menos piensan los luchadores es en sus dentaduras. Una mala caída en el suelo de cemento podría comportar un fatal desenlace. La jaula en la que pelean no impide que las manos del público asomen de vez en cuando en su interior donde, además de ambos contrincantes, se encuentran un par de cámaras y un árbitro que oculta su rostro con un pañuelo. No es el único: una gran mayoría de los asistentes al acontecimiento esconden sus caras. Una medida de prevención, ya que muchos de los espectadores pertenecen o están relacionados al mundo ultra.

La escena, que parece de película, sucedió en la realidad y quien la protagonizó es Abner Lloveras Skullman, como se le conoce, un conocido peleador de Barcelona de artes marciales mixtas que actualmente compite en la categoría de peso ligero. Lloveras participó voluntariamente en esta salvaje pelea organizada por King of the Streets (KOTS) en verano del año pasado, aunque admite a Metrópoli haber sentido miedo en algunos momentos. 

Abner Lloveras contra Brian Hooi en la pelea de KOTS / YOUTUBE

Abner Lloveras contra Brian Hooi en la pelea de KOTS / YOUTUBE

RADICALES Y 'HOOLIGANS'

Ellos mismos se comparan con el cinematográfico "Club de la Lucha". Sin asaltos y sin reglas, un espacio donde todo vale: desde mordiscos o escupitajos hasta rodillazos en las partes bajas. "Me intentaron meter los dedos en los ojos", recuerda Abner, que habla de la pelea como su "mejor experiencia" dentro del mundo del combate. Consciente de que sus palabras pueden no ser entendidas o interpretadas como un discurso fanático, Lloveras lo justifica: "Me puse tan nervioso como cuando peleé por primera vez en mi vida". Una adrenalina que el que ha sido el tercer luchador español en debutar en la Ultimate Fighting Championship (UFC) hacía tiempo que no sentía.

Sin embargo, contactar con KOTS no es tan fácil. La identidad de los organizadores es desconocida y sus comunicaciones son discretas. A pesar de contar con un perfil en Instagram, TwitterTelegram, no cualquiera puede acudir a las clandestinas pugnas. Las entradas pueden superar los 200 euros y suelen estar al alcance de aquellos relacionados con el mundo de los Hooligans o los ultras radicales de los equipos de fútbol. El caso de Abner lo confirma: él entró en contacto con la secreta organización a través de unos amigos de la Unió Esportiva Sant Andreu que le sugirieron participar. Skullman ya era conocido en ese momento por su ideología antifascista, lo que lo convirtió en carne de cañón para enfrentarse a personas del perfil contrario.

Abner Lloveras en una imagen de la UFC / RRSS

Abner Lloveras en una imagen de la UFC / RRSS

UN RECORRIDO PREMIADO

Que los luchadores cobren sus bolsas de dinero como en las competiciones reguladas no es habitual. De hecho, en un principio Lloveras no llegó a un acuerdo con KOTS. Con 20 años de carrera deportiva a sus espaldas, el hombre no toleró que King of the Streets pretendiera que pelease gratis: "En un primer momento me dijeron que quién me creía que era exigiendo dinero. Les dije que a mí por luchar me pagan", dice Abner. Una conversación por Instagram que los organizadores comenzaron y que terminó subiendo de tono sin llegar a un consenso. Sin embargo, en una época en la que al barcelonés no le salían muchas peleas, finalmente les volvió a escribir para cerrar el combate.

La jugada salió bien. KOTS lo organizó todo y le comunicó a Abner que, debido a su larga trayectoria, ganaría dinero: "Me pagaron el viaje en avión a Suecia y la estancia en un hotel de cinco estrellas". También más de 1.500 euros por la pugna. Eso sí, la experiencia tuvo tintes oscuros: al peleador lo fueron a buscar al aeropuerto unos individuos con pasamontañas en "cochazos": "Llegaron con Mercedes y varios BMW", recuerda Lloveras, que dudó por su integridad física tras aquella primera conversación tan tensa por las redes sociales. "Pero me trataron muy bien. Primero me llevaron a grabar unos vídeos promocionales de la pelea a un descampado". Un paso previo al sanguinario combate que ya vivió con tirantez: "Nos sobrevoló un helicóptero de la policía y se pusieron todos muy nerviosos".

Abner Lloveras en una pelea contra Alessandro Botti en la Italian Cage Fighting / RRSS

Abner Lloveras en una pelea contra Alessandro Botti en la Italian Cage Fighting / RRSS

UN 'HOOLIGAN' HOLANDÉS

Aunque en un principio le ofrecieron como contrincante a Simon The Savage Henriksen, un luchador danés, la pelea se cayó por el ingreso en prisión del mismo. Quien finalmente se midió contra Lloveras fue Brian Hooi, un joven de 26 años ultra del Feyenoord holandés que ya había participado más veces en KOTS. El chico reunía las mismas condiciones físicas que Abner, lo que hizo que la pelea fuera más igualada. No siempre es así: "Pasamos por el pesaje igual, pero no es requisito indispensable ni hay que hacer cortes de peso", dice el de Barcelona.

Sea como sea, el día llegó y a Abner lo trasladaron a una nave abandonada donde se enfrentó a Brian. Recuerda que había unas 30 o 40 personas de público, además de dos doctores colombianos. La brutal pelea, que se puede ver en YouTube, es la más larga de la historia de KOTS: 25 minutos de retransmisión que "parecían no acabar nunca".

SANGRIENTA Y TRAICIONERA

Al minuto de empezar, el joven holandés le abrió la frente a Abner de un puñetazo. "Me cortó en seguida", describe. Un golpe que le ha dejado una cicatriz. Entre fuertes patadas y potentes puñetazos nadie separaba a los contrincantes si terminaban agarrados contra la verja de la jaula. "Me escupía sangre", rememora Lloveras, que incluso se montó en la espalda del joven y pensó en cogerlo del pelo. Ataques, sin embargo, que no llevó a cabo: "No tenía esa mentalidad del "todo vale". Quizá si volviese sí que lo haría", admite a este medio.

El final de la contienda llegó cuando Abner no pudo levantarse del suelo, donde el rival lo tenía arrinconado. A esa altura del combate, los golpes que Brian le propinó en la cabeza a Lloveras, que se cubrió como pudo, apenas tenían fuerza. Fue el árbitro el que los separó y apartó al holandés, que se alzó con la victoria pese al espectacular combate del barcelonés. 

RESPETO Y ADMIRADORES

Si hay algo que sorprendió a Abner tras participar en la sangrienta lucha fue el reconocimiento de la gente. "Me reconocían por la calle y hasta pedían sacarse fotos conmigo", dice el peleador, que no se imaginaba la repercusión que tendría. El propio organizador de KOTS le mostró su respeto: "Me dijo que había sido una pelea inigualable".

Con todo, a pesar de haber entrado en esa espiral de violencia, el luchador desconoce la identidad de los impulsores de King of the Streets. Le han llegado rumores: desde tráfico de drogas hasta proxenetismo, aunque llevan unos meses de perfil bajo. ¿Si repetiría la experiencia? Él no lo descarta.

PRÓXIMA PELEA

Metrópoli ha podido comprobar que King of the Streets ha fijado la próxima pelea: tendrá lugar el 6 de noviembre. ¿En qué lugar de Europa? No se sabrá hasta unas horas antes. Lo que sí han publicado en Instagram es la identidad de los combatientes: el eslovaco Panzer, de 85 kilos y 1,74 metros de altura contra el polaco UFoL, del mismo peso y cuatro centímetros más alto.