Imagen de archivo de el restaurante más antiguo (aún abierto) de Barcelona

Imagen de archivo de el restaurante más antiguo (aún abierto) de Barcelona Can Culleretes

Gastro

Este es el restaurante más antiguo (aún abierto) de Barcelona: tradición y calidad

Su historia es un reflejo de la ciudad misma: resiliente, auténtica y profundamente arraigada a sus tradiciones

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En las callejuelas góticas de Barcelona, donde el pasado se funde con el presente, existe un lugar que ha resistido el paso del tiempo.

No es un museo ni un monumento, sino un restaurante. Abierto desde 1786, Can Culleretes no solo es el restaurante más antiguo de Barcelona aún en funcionamiento, sino también el segundo más longevo de España y el primero en Cataluña.

Su historia es un reflejo de la ciudad misma: resiliente, auténtica y profundamente arraigada a sus tradiciones.

Can Culleretes

Can Culleretes Ayuntamiento de Barcelona

Situado discretamente en el número 5 de la calle Quintana, a un paso de las bulliciosas Ramblas, este establecimiento es un portal a otra época.

Cruzar su umbral es adentrarse en un mundo donde el tiempo parece haberse detenido. Los techos altos, las paredes adornadas con grandes pinturas costumbristas y las incontables fotografías de celebridades que han pasado por sus mesas crean una atmósfera que destila historia y anécdotas. Cada rincón, cada fotografía, cuenta una historia de más de dos siglos.

El nombre que cuenta una historia

El nombre del restaurante, “Culleretes” (cucharillas), tiene un origen tan simple como encantador. Nació del grito que el primer propietario, en su afán por atender a la clientela, dirigía a las camareras: “¡Noies, culleretes!”.

Can Culleretes

Can Culleretes Ayuntamiento de Barcelona

Una anécdota que ha perdurado en el tiempo y que encapsula la esencia de un lugar que siempre ha priorizado el servicio y la cercanía con el comensal.

La resurrección de una leyenda

La historia de Can Culleretes no siempre fue un camino de rosas. En la década de 1950, el restaurante se encontraba en una situación precaria.

Fue entonces cuando Sisco Agut y Sussi Manubens, una pareja visionaria y trabajadora, decidieron hacerse cargo del negocio en 1958. El reto era monumental, pero con la filosofía de ofrecer “comer bien a buen precio”, se propusieron revivir su antigua gloria.

Con la ayuda de sus hijas, Montserrat y Alicia, la familia Agut-Manubens se embarcó en una misión que se convertiría en su legado.

Su esfuerzo y dedicación sentaron las bases para que el restaurante recuperara su fama y se consolidara como un referente de la gastronomía catalana.

Un legado de sabor y tradición

El verdadero secreto de la longevidad de Can Culleretes reside en dos pilares fundamentales. Por un lado, su atmósfera familiar.

Desde que la familia Agut-Manubens tomó las riendas, el restaurante se ha sentido como un hogar. Por otro lado, la devoción de tres generaciones que han mantenido viva la llama de la tradición.

Actualmente, las hermanas Montserrat y Alicia son copropietarias y gestionan el negocio con el mismo esmero que sus padres.

A ellas se han sumado sus cinco nietos, que representan la cuarta generación de la familia involucrada. Esta continuidad generacional es la garantía de que la calidad y el servicio se mantendrán inalterables.

Gastronomía catalana de mercado

La cocina de Can Culleretes es un homenaje a la gastronomía catalana de mercado. Aquí, los platos son una oda a la tradición, con productos frescos e identificables que honran las recetas de toda la vida.

Interior de Can Culleretes

Interior de Can Culleretes Wikipedia

Los comensales pueden elegir entre una variada carta o decantarse por los menús especiales que rinden homenaje a su historia.

El Menú 1786 y el Menú de la Familia Agut-Manubens recogen los platos más emblemáticos que han dado fama al restaurante, como la butifarra con mongetes, el fricandó o los caracoles.

Con su cocina tradicional, su ambiente modernista y su historia palpable, Can Culleretes no es solo un lugar para comer.

Es un santuario del patrimonio culinario de Barcelona, un testimonio de que el trabajo duro, la pasión familiar y el respeto por la tradición son los ingredientes de la receta perfecta para la eternidad.