Los trabajadores del Llobregat Centre, desahuciados de sus negocios por su propietario mayoritario. La cuenta atrás ya está activada y queda menos de un mes para que este centro comercial de Cornellà - el equipamiento de referencia para la comarca del Baix Llobregat - baje la persiana para siempre. El 8 de enero de 2023 centenares de trabajadores echarán el cierre a sus comercios y pondrán fin a su actividad tras 30 años de historia. La gerencia del centro señala a este medio que el motivo de este terremoto ha sido un desacuerdo económico con la propiedad privada del espacio. El propietario mayoritario de la junta, Comercial Inversora - una sociedad inmobiliaria con sede en Madrid que ostenta más de la mitad de la propiedad - acumula meses de impagos. 

Los más de 200 trabajadores del centro comercial no pueden asumir los pagos que le corresponden a este propietario. Aseguran que son "costes muy elevados e incompatibles con mantener los gastos de los negocios". Así lo considera Antonio, propietario de la zapatería Gago del centro. Antonio lleva desde 1994 trabajando en su tienda y lamenta que ya no puede más: "Estamos abocados al cierre forzado, no podemos ni pagar a los proveedores. Para colmo, cuando cierren esto no me van a dejar entrar a mi propio local. Esto es una vergüenza". Las grandes cadenas como Carrefour, Vodafone o Drim, consultadas por este medio, ya han asegurado que sus empleados serán reubicados en otros centros. El problema radica en los pequeños comercios que se quedan sin alternativas. 

EL FUTURO DE LOS EMPLEADOS, EN EL AIRE

Actualmente tan sólo continúan activas una veintena de tiendas en el Llobregat Centre. Estas son: Gago, Tria, Verde Limón, Matsofa, Barimueble, 10 x Diez, MGI, Arteluz, Carrefour, Nails Angel, Golden Colors, Blue Station, Centro Adar, Blue 01 Style, Drim, Joyería Duran, Vodafone, Alain Afflelou, McDonald's, El Chullo, KFC, Kataditos, El Coto, Áccura Padel Cornellà y Odeon Multicines. La mayoría de ellas se encuentran liquidando el género que les queda. A menos de un mes para el cierre definitivo, muchos de los trabajadores que quedan en el centro comercial - especialmente de comercios pequeños - desconocen qué les deparará el futuro: "Aquí somos dos trabajadores. O nos mandan a otra tienda juntos, nos reubican separados o nos vamos a la calle. No lo sé, cualquier escenario es posible", critica Albert, vendedor de sofás del outlet de Matsofa. Mónica, peluquera en Blue Hair, asegura que sólo pueden depender de ellos mismos para encontrar una solución: "O nos buscamos la vida o nos vamos al paro porque la empresa no se hace cargo de nosotros. Estamos mirando locales por aquí cerca, pero claro, por nuestra cuenta".

Tienda 'Verde Limón' de Llobregat Centre / LORENA HENS - METRÓPOLI

Javier, por su parte, lleva 14 años trabajando en la joyería Durán del centro. Asombrado, a la par que desconcertado, explica que aunque el 31 de enero se tapien las instalaciones y deban abandonar sus negocios, los propietarios deberán seguir pagando el mantenimiento de los locales: "Todavía nadie nos ha hecho una oferta para comprarnos el local. A partir de febrero no podremos ni entrar, tendremos que montar otra joyería mientras seguimos pagando esta. Además el Ayuntamiento no nos ha ayudado ni nada por el estilo, espero que al menos no les concedan un cambio de licencia de este espacio hasta que no nos compren los locales". 

Fernando y sus cinco trabajadores del restaurante El Coto se ven abocados al paro. El propietario de este local, con voz notablemente irritada y molesta, se muestra incrédulo con la situación que les ha tocado vivir: "Esta gerencia es un lobo disfrazado de cordero, están de parte del propietario mayoritario y para nosotros eso es luchar contra la marea. Nos hacen la vida imposible, nos están hundiendo, nos echan al paro y les dan igual nuestras familias e hipotecas, solo les interesa el dinero". Fernando critica que, una vez cierren el espacio, no pueda volver a entrar a su propiedad: "Pero si esto es mi casa, ¿cómo no me van a dejar entrar?", se pregunta.

LA GUERRA CONTINUA EN LOS TRIBUNALES

Los pequeños comerciantes de Llobregat Centre - 43 propietarios minoritarios - cuentan con un 9,95% de la propiedad del centro comercial frente al 50,05% de Comercial Inversora, el propietario mayoritario. El resto de propiedad está repartida entre otra mercantil - que ostenta un 23% - y la empresa que lleva el pádel del equipamiento, que atesora el 7%. El grupo de pequeños comerciantes - obligados a cerrar forzosamente - han decidido elevar esta problemática a los tribunales. Los propietarios minoritarios exigen a la sociedad inmobiliaria Comercial Inversora cerca de un millón de euros por los impagos de los gastos de la comunidad, a los que se añaden los intereses. Uno de los impulsores de esta acción judicial, - que ha solicitado no hacer público su nombre - ha asegurado a Metrópoli que Comercial Inversora debe cerca de 900.000€ a esta propiedad.

Unos impagos que, junto con la pérdida de la gratuidad del parking, iniciaron el declive de este equipamiento. Así lo asegura Javier, de la joyería Duran: "Pusieron el parking de pago para cargarse a los clientes, ahí empezó todo, nadie quiere pagar lo que se paga aquí por aparcar". Mónica, trabajadora de la peluquería Blue Hair, visiblemente enfadada, lamenta la falta de compromiso por parte del propietario mayoritario: "No tenemos ni decoración de Navidad y ya veremos si llegamos al 8 de enero, como haya una fuga de agua no la van a poder ni arreglar". Un motivo, el de los impagos, que para los trabajadores no justifica que les dejen sin el que ha sido su hogar durante tantos años: "Nos están dejando morir, a nosotros y al centro comercial. Llevan mucho tiempo sin preocuparse de nosotros y esto se ha vuelto insostenible", lamenta Albert, trabajador de Matsofa Outlet. 

Comercios cerrados en el Llobregat Centre / LORENA HENS - METRÓPOLI

La información que trasciende de estas líneas deja muchas preguntas en el aire. Entre ellas, qué pasará finalmente con todos esos locales que se quedan en tierra de nadie aún teniendo propietario o si el ayuntamiento decidirá interferir en esta guerra que, de momento, no augura un final cercano. Ante tanto desconcierto, lo que sí está marcado en el calendario es que en menos de un mes, Cornellà pierde para siempre uno de los centros comerciales de referencia del Baix Llobregat.

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