El cierre de Amazon de su planta BCN2, ubicada en la localidad vallesana de Martorelles ha dejado a sus trabajadores devastados. Con la clausura de las instalaciones son entre 800 y 1.100 empleados los que, a priori, ven peligrar su empleo. Las negociaciones entre sindicatos y el gigante logístico continúan pero las últimas ofertas formuladas por la compañía ponen sobre la mesa indemnizaciones y condiciones que no han convencido a los sindicatos.
Lo que está en juego con el cierre de la planta es el futuro de más de 800 familias, pues, sean o no trasladados a otras plantas, perderán algunas de las facilidades y condiciones de las que gozaban en la planta del Vallès Oriental debido al convenio laboral de la provincia de Barcelona. Según ha podido saber Metrópoli de la mano de los trabajadores, se han abierto unas 130 plazas en la planta BCN1, ubicada en El Prat de Llobregat, a escasos minutos del aeropuerto de Barcelona.
No obstante, la intención del gigante norteamericano es la de trasladar al mayor número posible a las nuevas plantas que abrirán en Far d'Empordà (Girona) y Zaragoza. Son pocos, pero, los trabajadores dispuestos a aceptar un cambio que les alejaría de su hogar y sus familias.
Este es el caso de Marina (nombre ficticio). Para ella el traslado no es una opción pues su sueldo de Amazon es la única nómina que entra en casa y que permite que su familia pueda subsistir. En conversación con este medio ha explicado que, a sus 43 años, lleva dos años y siete meses en la compañía y que, con sus aproximadamente 1.500 euros mensuales, puede alimentar a los seis integrantes que conforman su núcleo familiar (ella, su pareja y cuatro menores), pagar la manutención de sus hijos, su escolarización y lo necesario para salir adelante.
Marina relata que su marido está siendo examinado por el tribunal médico porque se le ha encontrado una enfermedad degenerativa en la columna que le ha obligado a abandonar su empleo. "Ahora mismo quedarme en la calle y pasar a cobrar ocho meses de paro nos destrozaría", asegura. "Veo un futuro bastante negro. Estamos en crisis y somos muchos los que buscamos trabajo... lo más probable es que cojan a los jóvenes, pero yo veo que a mí me va a costar muchísimo encontrar otro empleo".
"NOS ECHAN COMO A PERROS"
Dentro de la empresa, ella se dedicaba a descargar camiones y a picar paquetes. "Me sentía muy orgullosa de pertenecer a la familia Amazon, pero me han decepcionado mucho. Algunos entramos durante la pandemia y nos jugamos por la empresa nuestra salud y la de nuestras familias mientras ellos ganaban millones. Ahora nos están echando como a perros y por la puerta de atrás con una indemnización de 20 días por año trabajado".
En su caso, la indemnización cubriría aproximadamente el salario de dos meses y, después, vivir del paro hasta encontrar otra cosa mientras hace frente al pago de un alquiler de 600 euros y los gastos que genera tener a su cargo una pareja que por su condición de salud no puede trabajar y con cuatro hijos de 17, 16, 15 y 11 años. También explica que uno de los jefes "que conoce la situación personal de muchos empleados" les dijo que debían conformarse con esos 20 días porque "debería haber sido menos". "Es algo que, de verdad, no logro entender", asevera.
A su particular drama se suma que ella tuvo hace tiempo una lumbalgia generada a partir de un accidente laboral "que la tuvo de baja durante un año". "Todavía no estoy recuperada al 100%, no puedo darlo todo en otro trabajo", lamenta, y añade que "tampoco puedo trasladar a mi familia 380 kilómetros. Yo solo puedo o quedarme en Barcelona o irme a la calle, así que veo el futuro bastante negro", prevé.
Una situación similar padece Lidia, otra trabajadora de la nave. Madre soltera con tres niños a su cargo -el mayor tiene 10 años y el menor todavía va a la guardería-. "Yo entré a Amazon justo después de sufrir un desahucio. El contrato fijo con la compañía me permitió poder pagar el alquiler, un horario que me daba la posibilidad de pasar tiempo y cuidar a mis pequeños por las tardes", relata. Rememora también que fue en la nave de Martorelles donde conoció al padre de su tercer hijo. Ahora, "Amazon me quita todo lo que me dio".
"No voy a encontrar un horario a día de hoy que me permita llevar al colegio a mis hijos y estar con ellos por las tardes", augura, y cree que su situación le obligará a tener que adaptarse a cualquier horario y "depender de su madre para poder cuidarlos". "Quizá vuelvo a perder mi casa de nuevo", reflexiona con temor.
A Lidia, que vive en el barrio de la Trinitat Vella de Barcelona, no le salen las cuentas: una madre soltera pagando los gastos de tres hijos y con los gastos de alquiler de 700 euros. Sin embargo, asegura que "la indemnización le da igual". "Lo que tengo a día de hoy me lo he ganado con mi esfuerzo, nadie me ha regalado nada. He estado trabajando durante cuatro años por mis hijos, dando el callo cada día y a partir de ahora no voy a poder pasar tiempo con ellos", explica.
"Estos días los estoy llevando fatal, con miedo de qué va a ser de mi vida a partir de ahora". "No me muevo yo sola, tengo que mover conmigo a toda mi familia, a mis hijos -que no han llevado una vida fácil- y no estoy dispuesta a hacerlo por Amazon, que me está dejando en la calle sin importarle nada" asevera.
"Quisiera pedir a la empresa que tenga un poco de corazón y que piensen un poco en las familias a las que están echando", ha clamado.
MIEDO A LAS RECOLOCACIONES
Entre los trabajadores existe una gran incertidumbre, que es qué será de ellos si aceptan los traslados. "Nada nos asegura que, una vez recolocados, busquen cualquier pretexto para despedirnos", han explicado varios de ellos que han pedido mantenerse en el anonimato. Temen, también, que la oferta de recolocación venga con horarios, funciones o condiciones que no puedan asumir.
Además, sospechan que se podrían cerrar otros centros de la provincia de Barcelona. En este sentido, consideran que una razón oculta del cierre son las condiciones del convenio laboral de la provincia, mucho más fuerte que otras demarcaciones. Así, opinan que es probable que con el tiempo vayan cerrando otras naves cercanas a la capital catalana.
En esta línea, denuncian que el pasado mes de diciembre la empresa les garantizó que no clausurarían las instalaciones vallesanas, sino que se readaptarían para desempeñar otras funciones y conservarían a la plantilla. Escasos días después y, por sorpresa, Amazon anunció el cierre de la planta.
AGRADECIMIENTO A MARTORELLES
En lo que sí han coincidido todos los trabajadores con los que este digital ha podido conversar es en agradecer el papel y la implicación que ha demostrado en las últimas semanas el Ayuntamiento de Martorelles. "Nos han traído mantas, bebidas y agua" durante las jornadas de protesta y el consistorio ha puesto sobre la mesa hacerse con la nave una vez que Amazon la haya abandonado.
Según ya adelantó UGT, el objetivo es reactivar cuanto antes el espacio y generar nuevos puestos de trabajo. Todavía están buscando un encaje a esa iniciativa, pero los sindicatos ya han propuesto una bolsa de empleo que permita que se dé prioridad para contratar a aquellos empleados que, por sus muchas circunstancias, acaben en el paro tras la marcha de la norteamericana.
MUCHOS PERFILES
Cada trabajador tiene su propia historia. Hay empleados jóvenes que no se ven tan atados y que, una vez despedidos, seguirán viviendo con sus padres hasta encontrar una alternativa, pero alertan que hay familias donde el único (o todos) los sueldos dependen de Amazon o que, por la edad de las trabajadoras, es casi imposible que vuelvan a encontrar trabajo. Otros, tienen personas a su cargo o se costean los estudios gracias a su empleo. Hay también familias creadas entorno a la nave: parejas que se conocieron siendo compañeros de trabajo y acaban de solicitar una hipoteca.
Por su parte Amazon siempre ha asegurado a este medio que hará lo posible para garantizar una plaza para cada empleado y que, en negociaciones con los sindicatos "se mirará caso por caso" cada situación.