Ángela Vázquez Albert Martínez

Fiebre inversora para lavarle la cara al barrio de La Mina. A las construcciones de lujosas promociones de pisos de obra nueva frente al mar y a los campus universitarios se han sumado este año dos grandes complejos hoteleros de cuatro y cinco estrellas, que llenarán de acaudalados visitantes la castigada zona.

Los hoteles Tembo (280 habitaciones) y el SLS del Fòrum (470 habitaciones), multiplicarán por 12 el número de camas hoteleras en la ciudad. La intención es albergar a los potenciales viajeros que visiten Barcelona y vean en Sant Adrià de Besòs una alternativa para su alojamiento. Una capa de edificios y ladrillos que algunos creen que pretende tapar la realidad de un barrio que no está preparado para "convivir con el resto de la sociedad".

El barrio de La Mina visto desde el aire CONSORCI DEL BARRI DE LA MINA

Ubicación privilegiada

Las nuevas promociones ponen en valor la cercanía del barrio a la playa, al distrito tecnológico 22@, a los grandes hoteles de la zona del Diagonal Mar o al Centro de Convenciones Internacional de Barcelona (CCIB), y destacan su batería de servicios públicos como colegios, el nuevo CAP, supermercados o institutos.

Hasta ahora, Sant Adrià solamente contaba con el modesto hotel Ciutat de Sant Adrià, de dos estrellas, algunos hostales y el hotel-barco del Port Fòrum. En total, sumaban poco más de 60 camas. Al Tembo y al macrocomplejo del Fòrum habrá que sumarle también otro establecimiento de 180 habitaciones en la zona de La Catalana y los hoteles que ya se proyectan en el entorno de las Tres Xemeneies.

El alquiler turístico, la avanzadilla

La llegada de los dos gigantescos hoteles no es la primera incursión del turismo en la ciudad, que cuenta con 274 viviendas de uso vacacional, un 20% más que el año anterior, según datos de Airdna. El precio medio de los alojamientos es de 165 euros la noche, la media de ocupación es del 72% y casi la mitad de las viviendas turísticas se ubican precisamente en La Mina.

Pese a las trabas del Ayuntamiento, que en 2018 impuso una moratoria a este uso y en los años postreros ha torpedeado su proliferación con diversas leyes, esta modalidad no cesa de aumentar en la ciudad. El atractivo de Sant Adrià también ha llamado la atención de gigantes inmobiliarios, como Neinor Homes, que ha construido un complejo residencial en el barrio de La Catalana y ya proyecta otra construcción junto a Cevasa. Sin embargo, fuentes consistoriales insisten a este medio en que "hace meses" que la situación sobre los alquileres turísticos ha cambiado. Añaden que el posicionamiento del gobierno municipal contra los pisos turísticos es claro.

Un piso de alquiler en el barrio de La Mina ENGEL&VÖLKERS

Una potencial oficina de turismo

El consistorio ha tomado nota de la fiebre inversora en el municipio, que aloja cada vez a más visitantes. Muestra de ello es el Mobile World Congress (MWC) que se ha desarrollado esta semana en L'Hospitalet de Llobregat y que dispara el precio de los apartamentos turísticos y las habitaciones de hotel. No solo eso, la Copa América de vela también pronostica un boom de huéspedes en la ciudad. Algo que el gobierno de Filo Cañete se toma con positividad: "Estamos decididos a impulsar la promoción de la ciudad y el turismo, aunque estamos empezando y tenemos recursos limitados", admite el consistorio.

A pesar de que eventos como la Copa América les quedan "muy lejos", "todo lo que sirva para dinamizar la ocupación de los futuros hoteles y que sirva para impulsar el desarrollo económico de la zona del Fòrum y el Besòs y cree zonas de trabajo, nos parece bien y nos interesa", aseguran fuentes municipales. Una demanda cada vez más alta que ha precipitado la creación de una mesa de trabajo de promoción de ciudad y turismo que será el embrión de una oficina hecha y derecha.

Una ciudad más "limpia y ordenada"

La oposición no puede criticar la atracción de negocios hacia la ciudad, pero advierte que hay más oportunidades que se deben aprovechar en torno a la instalación de hoteles: "Que haya negocios de diferente tipo que quieran estar en Sant Adrià es una buena noticia", asegura a Metrópoli el portavoz municipal de ERC, Rubèn Arenas. "Lo importante es garantizar que estas oportunidades se aprovechan y que una parte de los beneficios que se generan se inviertan en mejoras para la ciudad". Arenas exige: "Que haya mejores servicios, más limpieza y orden y más seguridad".

"Por muchas habitaciones que haya, si no hay seguridad, limpieza, precios competitivos y no se devuelve en forma de inversión, la gente tampoco querrá venir", advierte el republicano.

"La Mina de oro"

En la misma línea, pero con un espíritu más crítico, se posiciona la líder del PP en Sant Adrià, Irene Pardo: "No voy a criticar que el PSC construya en Sant Adrià, pero tengo mis dudas sobre si los turistas consumirán en la ciudad porque La Mina no puede ofrecer lo que un alemán o un francés viene a buscar". Una cuestión de localización, dice Pardo a este medio, que busca "maquillar" estos barrios: "La Mina es, nunca mejor dicho, la nueva mina de oro".

"Si no potencias la marca ciudad, la gente simplemente dormirá en ese hotel, pero se irá a consumir fuera", augura la líder del PP en el municipio: "Hay que mirar más allá. Creo que se podría sacar mucho más rédito de esto", expone.

"Es un muro para no ver la realidad"

Por su parte, los principales afectados por estas grandes construcciones, sus vecinos, ven cómo el barrio crece "a pasos agigantados", pero solo en ladrillo. "Ahora hay pisos de más de 500.000 euros con piscinas. Está cambiando todo mucho y muy rápido", explica a Metrópoli la Asociación de Vecinos de La Mina. "Lo poco que queda del barrio antiguo irá al suelo. A nadie le interesa tener todo eso así".

Los residentes ponen en valor las edificaciones, también las universitarias, pero creen que formarán un "muro" para que no se vean las otras "miserias" que tiene el barrio. "Tal vez sea la salvación para una parte, pero creemos que no tendrán ningún beneficio. Aquí hay mucha gente que no está adaptada para vivir en la sociedad que hoy tenemos porque se comportan como animales".

Las soluciones, dicen, pasa por incentivar los estudios y la entrada al mundo laboral. La droga, eso sí, persistirá: "Hay en todos lados, pero aquí más. Veremos qué pasa con Venus y Saturno", lamentan los vecinos.

Noticias relacionadas