
Una tortuga marina de la Fundación CRAM, en el Prat de Llobregat Barcelona
El hospital de tortugas a 20 minutos de Barcelona que salva vidas marinas: así es su funcionamiento
El CRAM es una entidad privada sin ánimo de lucro ubicada en el Prat de Llobregat que lleva más de 30 años dedicándose a la protección del medio marino y de las especies que habitan en él
Reportaje completo: El CRAM, el hospital del Prat de tortugas marinas donde se rehabilitan para regresar al mar
A tan solo 20 minutos de Barcelona encontramos una fundación sin ánimo de lucro que se encarga del rescate de especies marinas amenazadas que llegan al litoral catalán. Hablamos del CRAM, ubicado en el Prat de Llobregat, que el año pasado atendió a 148 ejemplares de fauna marina: 87 tortugas marinas, 11 cetáceos, 44 aves y seis elasmobranquios.
Su función es vital. Cada año rescatan, aproximadamente, medio centenar de tortugas que quedan atrapadas y malheridas en las redes de los pescadores. Muchas de ellas llegan con las aletas rotas, con el caparazón dañado o con arpones clavados en la boca.
Principal amenaza de las tortugas
La pesca es la principal amenaza de las tortugas y el primer motivo de ingreso de esta especie marina. Por eso, cuando alguna se queda enganchada accidentalmente en la red, los pescadores avisan al CRAM, que rápidamente se desplaza hasta el puerto en cuestión para recoger al animal e iniciar su proceso de recuperación.

Tanque de recuperación de tortugas de la Fundación CRAM Barcelona
Algunas necesitan un año para poder ser reintroducidas de nuevo en su medio natural. Un proceso difícil, pero que es posible gracias a un equipo que “lo da todo”, tal como destaca Montse Pal, responsable de comunicación, a Metrópoli. “Es un momento muy emotivo porque recordamos todas las horas de trabajo que hemos dedicado para que el animal se recupere y vuelva a su hogar”.
Por eso, es importante evitar coger cariño a las tortugas, por imposible que parezca. “Aunque se trate de fauna salvaje, siempre se crea un vínculo especial”, apunta Montse con una sonrisa. Y más aún, si el animal ingresa en más de una ocasión.

Una veterinaria da de comer a una tortuga de la Fundación CRAM, en el Prat de Llobregat Barcelona
La labor de los voluntarios
Los voluntarios son el pilar fundamental del CRAM. Sin ellos, todos los resultados obtenidos no serían posibles. “Son muy necesarios”, apuntan desde la fundación. Lavar los tanques, retirar algas, administrar antibióticos o realizar curas son algunas de las principales funciones que los voluntarios –mayoritariamente biólogos o veterinarios– llevan a cabo en su día a día.
“Es bonito ver a una sociedad tan comprometida que en su tiempo libre decide venir aquí a ayudar de forma completamente altruista”, destaca emocionada Montse.

Paulo Grandio, voluntario del CRAM, retira las algas de una pecera El Prat
Paulo Grandio se vino desde Galicia para trabajar como voluntario en el CRAM. Viajó hasta el Prat de Llobregat animado por su pareja, que trabaja como veterinaria en la fundación, donde ahora, él, desarrolla su formación. “Sabemos que, salvo las que son de larga estancia, este es un lugar de paso para las tortugas. Por eso siempre convivimos con dos emociones contrarias: la pena por no volver a verlas y la satisfacción por conseguir su reintroducción en el mar”, señala Paulo.
Referentes en la recuperación marina
La Fundación CRAM es una entidad privada que se dedica a la recuperación de animales marinos a través de acciones locales. Sus líneas de actuación son tres: la clínica y rescate de fauna, la investigación y conservación de especies y ecosistemas, y la sensibilización a favor de la conservación de los mares y océanos. Gracias a sus acciones a nivel nacional e internacional a través de la cooperación con otras entidades, es todo un referente.

Piscinas para las tortugas de la Fundación CRAM El Prat
Está ubicado en el antiguo Golf del Prat de Llobregat y dispone de primeras instalaciones a nivel europeo diseñadas especialmente para el tratamiento de cetáceos, tortugas y aves marinas.
El recinto, de 18.000 metros cuadrados, incluye una clínica de recuperación, un edificio de administración, personal y educación; un espacio de estudios postmortem, y varias piscinas y tanques destinados al tratamiento de los ejemplares llegados al centro y a su reintroducción en el mar en el menor tiempo posible.