
Fernando, el conserje del colegio Sant Gabriel de Sant Adrià frente a una de las puertas Barcelona
Fernando, el conserje que dice adiós al colegio más histórico de Sant Adrià: "Ha sido el trabajo más gratificante de mi vida"
El hombre se incorporó la plantilla del Sant Gabriel en el 2010 y ha visto crecer a generaciones de estudiantes que no lo olvidarán
Es el hombre que recibió día tras día a los alumnos del colegio Sant Gabriel de Sant Adrià de Besòs. Les daba la bienvenida a todos, a grandes y a pequeños, en la puerta y también los despedía cuando las clases acababan. Fue, en muchas ocasiones, un confidente. O un amigo en el que los complicados adolescentes confiaban para contarle sus problemas. También el manitas. En definitiva, el conserje.
Fernando Gómez se despide ahora del que ha sido su trabajo durante 15 largos años. Los últimos de su vida laboral. Por lo tanto, también los más delicados. Pero dice adiós con una sensación de éxito: la de haber crecido humanamente. Lo cuenta el conserje en una entrevista especial con Metrópoli a una periodista a la que Fernando también ha visto crecer en el mismo centro educativo.
En el paro con 51 años
Su vida no iba encaminada a terminar en el Sant Gabriel. Pero las circunstancias lo abocaron a ello. "Trabajaba de encargado de mantenimiento en una fábrica hasta que me quedé en el paro con 51 años", rememora Fernando. Una edad difícil. Se quedó en la estacada, pero se le apareció una especie de ángel de la guarda: Jordi Ríos.
Los antiguos alumnos que lean estas líneas lo sabrán porque el psicopedagogo supuso una salvación para muchos de ellos. Ríos le comentó que en el colegio buscaban a un conserje y así fue como Fernando pudo respirar tranquilo.

Fernando, el conserje del colegio Sant Gabriel de Sant Adrià en el paseo de la Rambleta Barcelona
"Realizado humanamente"
No es el empleo más emocionante del mundo. Pero sí el que más ha hecho crecer a este vecino de Badalona a nivel humano. "De todos los trabajos que he tenido, este ha sido el más gratificante personalmente", explica a este medio sentado en uno de los bancos del paseo de la Rambleta, junto al río Besòs. "No me sentía realizado antes. Aquí, el trato con profesores y alumnos no ha podido ser mejor".

Exterior del colegio Sant Gabriel Barcelona
Y es que los ojos de este conserje han visto crecer a generaciones de estudiantes. Desde la etapa de infantil hasta el bachillerato, Fernando ha visto despegar a muchos alumnos. A la universidad o a ciclos formativos. Fuera "del barrio" o en él. Muchos todavía lo abrazan y se paran a hablar con él cuando se lo encuentran por la calle. "Me tratan con mucho cariño y respeto", afirma.

Fernando, el conserje del colegio Sant Gabriel de Sant Adrià Barcelona
Su última tarea
Una de las puertas de acceso de los alumnos todavía permanece con la pintura intacta. Él mismo la pintó y parece que los grafiteros la han respetado: "Fue mi última tarea como conserje". El mantenimiento del centro, dice, es "eso". "La mayoría de pasillos también los hice yo, cuando los niños estaban de vacaciones de verano".

Exterior del colegio Sant Gabriel Barcelona
Ahora, Fernando dice estar "mejor que nunca". Tras 15 años de servicio --desde enero de 2010-- cree que se merece un descanso, pero no piensa desvincularse de la ciudad.

Conserje St Gabriel Barcelona
Paseos por el Besòs
Al conserje le gusta pasear. Hubo un tiempo que lo pasó de baja por una operación y continuaba viniendo a su lugar de trabajo: "Venía andando desde Badalona hasta el río y aquí tomaba la decisión de si me iba hacia Montcada o hacia el mar".
Una ruta que va alternando aún hoy, "cada semana un par de días por lo menos". Porque todos lo reciben de la misma manera en la que él lo hizo.

Fernando, el conserje del colegio Sant Gabriel de Sant Adrià Barcelona
Los tiempos cambian
Afortunadamente, Fernando nunca sufrió ninguna falta grave de respeto. "De nadie". Pero admite que los tiempos cambian y los padres de hoy no son los de antes. Muchos lo veían los últimos meses, tras estar de baja, y "se pensaban que era nuevo": "Algunos abuelos ya les decían que yo llevaba más años aquí que el colegio", bromea.
El conserje no se arrepiente de haber tomado la decisión de trabajar tantos años en el colegio: "Desde luego, acerté". Y se queda con eso.