Bob Pop revela por qué eligió vivir en la ciudad Barcelona tras dejar Madrid: "Por eso me vine a vivir a Catalunya"

Las grandes capitales de España, como Madrid y Barcelona, han dejado atrás aquella identidad cercana y vecinal que durante décadas definió su carácter.

Hoy, muchas de sus calles, plazas y comercios históricos han sido absorbidos por una transformación imparable guiada por el turismo de masas, el consumo acelerado y la globalización urbana.

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Lo que antes eran barrios pensados para quienes los habitaban, hoy parecen escaparates diseñados para quien los visita. Esa pérdida de personalidad, unida a la falta de espacios accesibles y humanos, ha empujado a muchos vecinos a replantearse dónde y cómo quieren vivir.

La opinión de Bob Pop sobre Madrid

En este caso, el escritor y colaborador televisivo Bob Pop ha vuelto a dejar claro que Madrid ya no es su ciudad. Durante una conversación íntima con Àngels Barceló en el programa Hoy por Hoy de la Cadena SER, el también columnista reflexionó sobre las razones que lo llevaron a dejar la capital y comenzar una nueva etapa en Barcelona, ciudad que ha convertido en su hogar desde hace más de una década.

Gran Vía de Madrid / EFE

Su discurso no deja lugar a dudas: la transformación urbana, social y emocional de Madrid lo ha expulsado poco a poco. “Es una ciudad muy hostil. Se ha convertido en un lugar donde lo que te define el consumo salvaje”, afirmó con contundencia.

Un comentario que va mucho más allá de una crítica puntual: refleja un desencanto profundo con la evolución de una ciudad que, según cuenta, lo formó y lo hizo feliz durante años, pero que hoy le resulta irreconocible.

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Problemas de accesibilidad

Además del ritmo frenético que señala como parte del problema, Bob Pop añadió una dimensión personal y dolorosa a su análisis. Como persona con movilidad reducida, la accesibilidad es un aspecto fundamental de su día a día. Y Madrid, asegura, no se lo pone nada fácil: “Y para la silla de ruedas ni te cuento”.

Bob Pop en una imagen de archivo WIKIPEDIA

Durante la entrevista, relató una escena que lo marcó especialmente durante una de sus últimas visitas a la ciudad: “El sábado, cuando terminó el estreno de la obra de teatro, que volvimos caminando —bueno, yo rodando— al hotel, parecía que estábamos en la Gran Vía de Nueva York”, explicó.

Lo que más le impactó fue descubrir que todos los locales de comida rápida estaban abiertos durante toda la noche, una señal para él del rumbo que ha tomado Madrid. “Me di cuenta de que todos los lugares de comida rápida están abiertos toda la noche”, añadió.

Aunque admite que esta percepción también está vinculada a una cuestión generacional, lo cierto es que el vínculo emocional con Madrid parece haberse roto: “Ya no es mi ciudad. También es verdad que me pilla mayor. A los 30 me lo pasé muy bien, pero ya no tengo la energía que tenía a los 30”.

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Los motivos para elegir Barcelona

¿Y por qué eligió Barcelona? La respuesta es tan simple como entrañable: el amor. “Me enamoré y por eso me vine a vivir a Catalunya”, confesó Bob Pop, que desde hace más de 15 años reside en la capital catalana. Con su estilo sincero y directo, también reveló lo que encontró al mudarse: una forma distinta de hacer las cosas.

Bob Pop en una imagen de archivo EUROPA PRESS

Barcelona no solo le ha ofrecido una vida nueva, sino también una mejor experiencia. Aunque mantiene lazos profesionales con Madrid —participa en La familia de la tele y protagoniza la obra Hablar no sirve de nada—, viajar entre ambas ciudades se ha convertido en un reto logístico y emocional.

En especial, por las carencias del transporte público madrileño: ha denunciado públicamente los problemas de accesibilidad en el metro de Madrid, algo que, según su experiencia, ocurre con menor frecuencia en Barcelona.

Adiós al "turbocapitalismo" de Madrid

La entrevista abre el debate sobre dos modelos de ciudad muy distintos. Madrid, más orientada al consumo y al espectáculo urbano permanente; y Barcelona, donde Bob Pop ha encontrado un estilo de vida más amable, más lento y más humano.

“Me bajé del turbocapitalismo salvaje y me busqué una vida que me gustase tanto que me viniese mal enfermar”, resumió en otra entrevista en la misma danesa radiofónica, dejando clara su filosofía vital.