Jeringuillas usadas en plena calle de La Mina

Jeringuillas usadas en plena calle de La Mina CEDIDA

Gran Barcelona

Hartazgo vecinal por la aparición de decenas de jeringuillas en plena calle de La Mina: "Esto es una puñetera vergüenza"

La Asociación de Vecinos del barrio ha alzado la voz contra lo que consideran algo "inhumano" y ha advertido de próximas movilizaciones si la problemática no mejora

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Hay quienes creen que La Mina no tiene solución. Y a veces este pesimismo se instala con fuerza entre algunos de los vecinos de la zona que lidian a diario con situaciones insostenibles.

Ha sido el caso de la Asociación de Vecinos, que denunció a finales de verano la aparición de una gran cantidad de jeringuillas usadas en plena calle.

Su presidente, Antonio, no pudo silenciar lo evidente: que una parte de los residentes del barrio no puede vivir en estas condiciones. "Es una puñetera vergüenza", expresó, contundente, el hombre.

"¿La sala para qué está?"

Según explicó el presidente de la entidad, las jeringuillas aparecieron en la calle de Ramon Llull. Una calle donde los toxicómanos no solían dejar rastro, hasta ahora

"¿La sala de venopunción para qué está?", denunció el presidente de la entidad, refiriéndose a la "narcosala" junto al CAP de La Mina, que en principio debería velar por el control del consumo de drogas entre sus paredes.

Exterior de la sala de venopunción de La Mina

Exterior de la sala de venopunción de La Mina METRÓPOLI

"Estamos hartos"

La asociación no dejó títere con cabeza: "Estamos hartos. Aquí vivimos personas decentes y humanas", denunció.

El mensaje, trasladado al equipo de gobierno de Filo Cañete, fue acompañado de una valoración general de la época estival: "Menudo verano hemos tenido. Es que no movéis un dedo", reprochó el grupo.

Movimientos

Por el momento, la asociación espera que la denuncia no caiga en saco roto. Pide más presencia policial --la misma, dicen, que en el resto de Sant Adrià donde "se ven patrullas en las calles"-- y, sobre todo, que se les escuche.

De lo contrario, advirtieron, se verán obligados a alzar la voz y movilizarse. "Y los primeros perjudicados seríamos nosotros", reconocieron sus miembros, conscientes de las amenazas y coacciones que sufren los vecinos que se atreven a protestar por parte de drogadictos u otros residentes del barrio.

Protestas contra la sala de venpunciín

No es la primera vez que los habitantes del barrio piden que se traslade la sala de venopunción fuera del municipio.

En febrero del año pasado, Kiko, un vecino de la calle Manuel Fernández Márquez murió por un infarto. El ataque cardíaco le dio cuando accedió a la sala de contadores del edificio para cortar la luz y obstaculizar así el consumo de drogas en la finca, que se había descontrolado por los toxicómanos que accedían sin cesar al portal y a los pisos.

Sus familiares explicaron a Metrópoli por aquel entonces que pretendían "reactivar la petición vecinal" para el traslado de la 'narcosala'. Eran conscientes de que el equipamiento tenía "que ir en algún lado", pero no entendían cómo se podía mantener en La Mina.

"Vienen de Barcelona, de zonas como Sant Antoni, hasta aquí porque también se vende. Lo tienen todo", aseguraba el sobrino del fallecido Kiko. "Ha vuelto la heroína y esto está cada vez peor. Antes por lo menos se metían en algunos solares vallados y allí hacían sus cosas. Como cada vez quedan menos porque están construyendo pisos, no les queda otra que hacerlo en plena calle. Algunos te piden perdón cuando los ves, pero no tengo porqué salir con niños pequeños a la calle y que vean esto", se quejaban.