Intervención del conseller Ramon Espadaler durante el acto para incluir el cementerio de Montcada i Reixac (Barcelona) a la red de espacios de Memòria Democràtica
El cementerio de Montcada i Reixac se integra en la red de Espacios de Memoria Democrática de Catalunya
Este enclave histórico fue escenario de la ejecución de unas 1.200 personas, víctimas de la violencia política y social
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El cementerio de Montcada i Reixac (Barcelona), donde se encuentra la mayor fosa común de la retaguardia republicana durante la Guerra Civil, ha pasado a formar parte oficialmente de la red de Espacios de Memòria Democràtica de Catalunya.
Este enclave histórico fue escenario de la ejecución de unas 1.200 personas, víctimas de la violencia política y social del periodo.
Entre ellas había ciudadanos perseguidos por su fe religiosa, su militancia política —en muchos casos vinculada a partidos catalanistas de centro o derecha— o por su posición social, según informó la Conselleria de Justicia y Calidad Democrática.
Un acto de reparación y justicia histórica
Durante la ceremonia de incorporación, el conseller Ramon Espadaler subrayó que este reconocimiento constituye “un acto de justicia, reparación y memoria” destinado a “poner la verdad por delante y afrontar con valentía el pasado”.
Cementerio de Montcada
Espadaler destacó que la iniciativa busca curar heridas y preservar el recuerdo de un espacio marcado por el dolor y el sufrimiento de muchas familias.
Un espacio cargado de historia
El nuevo proyecto de señalización del cementerio contempla seis puntos informativos que ayudan a comprender su complejidad histórica y su papel como lugar de memoria.
Entre julio de 1936 y mayo de 1937, tras el fracaso del golpe de Estado contra la Segunda República, fueron fusiladas y enterradas alrededor de 1.200 personas en este lugar.
Posteriormente, entre 1937 y 1938, la Generalitat republicana impulsó una investigación oficial, exhumando 450 cuerpos, de los cuales 155 pudieron ser identificados.
Años más tarde, bajo el régimen franquista, se retomaron las exhumaciones entre abril y julio de 1940, recuperando 748 cuerpos.
Los no identificados, cerca de 700, fueron reinhumados en la fosa común, consolidando este espacio como uno de los símbolos más significativos de la memoria histórica catalana.