Los grandes conflictos de los 10 distritos de Barcelona
Colau se enfrenta al malestar de los vecinos superado ya el Ecuador de su mandato
23 octubre, 2017 20:30Noticias relacionadas
Diez distritos y muchos más conflictos. Barcelona es una ciudad poliédrica en la que conviven mundos antagónicos. La opulencia de barrios altos como Pedralbes y Tres Torres contrasta con las carencias de La Marina y Ciutat Meridiana. Algunos problemas siguen enquistados y otros se han manifestado en los últimos años. El gobierno de Ada Colau los tiene perfectamente identificados, aunque su respuesta no ha sido satisfactoria en la mayoría de los casos. La agenda municipal está paralizada por los efectos del procés, un escenario que impide que se vayan cerrando los asuntos pendientes, superado el ecuador de su mandato.
Eixample
Los precios se disparan en Sant Antoni: El nombre del barrio tiene su origen en el convento de Sant Antoni Abat, levantado en el siglo XV. En 1882 se inauguró el mercado, su edificio más emblemático y epicentro de su actividad económica. En obras desde 2009, su reapertura está prevista para 2018, tras un nuevo retraso. El precio de los alquileres en este barrio popular se ha disparado en los últimos años y ha expulsado a muchos vecinos de toda la vida. La burbuja inmobiliaria no da señales de decrecimiento y los vecinos estiman que hay 400 pisos turísticos ilegales en las inmediaciones del mercado. La transformación de La Modelo también suscita muchas controversias entre los vecinos de l'Eixample. De momento, ya se ha estrenado una guardería en un extremo de la antigua prisión. Los barrotes han sido sustituidos por barracones.
Ciutat Vella
Los narcopisos expulsan a vecinos y comercios: Ciutat Vella es una olla a presión. A los habituales problemas de inmigración y prostitución se suman ahora el malestar de muchos vecinos con la especulación inmobiliaria y la proliferación de narcopisos. A principios de septiembre, los vecinos contabilizaron más de 60 puntos de venta de droga en el Raval. El trapicheo suele hacerse en el interior de las viviendas, pero también en los rellanos. Los compradores ya tienen identificadas las fincas y entran y salen con total permisividad. Muchos drogadictos se inyectan sus dosis en la vía pública, donde se acumulan jeringuillas en las calles más deprimentes, como Roig o Robador. La droga, en muchos casos, procede de Pakistán y los vecinos reclaman una mayor presencia policial en el barrio. Vecinos y comerciantes piden soluciones a Gala Pin, la controvertida edil del distrito. Todavía esperan una respuesta.
Sants-Montjuïc
La Marina también existe: Ancor Mesa, sociólogo y doctor en psicología social por la UAB, definió los barrios de la Marina como “la ciudad aparte”. La Marina sufrió su mayor transformación en los años 60, los del desarrollismo franquista, y en sus terrenos se ubicó la fábrica de la SEAT y todo un barrio para sus trabajadores. Actualmente, el paro ronda el 15%, el mayor de toda la ciudad, y la renta media es la mitad que en el conjunto de BCN. El freno de las administraciones a las líneas 9 y 10 del metro ha agravado el malestar. En verano se inauguró un nuevo pabellón polideportivo que costó 3,5 millones de euros, rechazado por muchos vecinos que priorizaban la construcción de una piscina. Tras el cierre de la Modelo, en la Zona Franca se abrirán dos nuevas prisiones. “La Marina será el territorio con más cárceles por metro cuadrado”, lamentan en una zona eternamente olvidada por las administraciones, Colau, incluida. El conflicto de Can Vies, símbolo de la resistencia okupa en Sants, parece haberse calmado pero muchos vecinos piden más determinación al Ayuntamiento.
Gràcia
Terrazas y comercios, hartos de Eloi Badia: Gràcia es un foco de tensión permanente y sus problemas endémicos, como el de la movilidad y los ruidos en un barrio de calles estrechas y pisos bajos, no se resuelven. Al contrario, se agravan. El actual regidor no supo, o tal vez no quiso, gestionar la crisis de los okupas y el conflicto de las terrazas solivianta al sector de la restauración, harto de que la normativa sea la misma en toda Barcelona, cuando las calles de Gràcia tienen unas características muy distintas a las de l'Eixample u otros distritos. La nueva normativa sobre los lavabos para personas con discapacidad reducida también tendrá efectos devastadores. Los comercios, están con la soga al cuello y denuncian la falta de sensibilidad de la administración local. Otro foco de tensión es el Parc Güell, cuyas instalaciones están cada vez más deterioradas por la falta de inversiones.
Sant Martí
Colau pierde dos consultas: Barcelona se abrió al mar en 1992 y Sant Martí fue el distrito que experimentó una mayor transformación gracias a los Juegos Olímpicos. El entorno del Fórum se degrada año tras año y las grandes tensiones se concentran en el Poblenou, barrio en el que conviven antiguas fábricas con el 22@. La popularidad de Ada Colau ha caído en picado por su incapacidad para frenar el macroalbergue y por la implementación de la Superilla. Las tesis defendidas por el Ayuntamiento fueron ampliamente derrotadas en sendas consultas vecinales. La Plataforma d'Afectats per la Superilla del Poblenou, muy crítica, cuenta con un amplio respaldo popular. El Col·lectiu Superilla Poblenou, con menos apoyos, defiende su instauración y exportación a otros barrios. Otro foco problemático es la Rambla, donde la proliferación de negocios de hostelería con sus correspondientes terrazas es cuestionada por los vecinos. “Menos terrazas, más despidos”, responden los restauradores.
Horta-Guinardó
El malestar eterno con la ronda: Montbau y Sant Genís dels Agudells son los dos barrios más envejecidos de Barcelona. Más del 30% de los habitantes de Montbau supera los 65 años en una comunidad que empezó a urbanizarse en 1956. Los vecinos reclaman mejores transportes públicos para superar los grandes desniveles de la zona. Reclaman un microbús que no cuenta con la bendición del consistorio. Otra reivindicación eterna es el cubrimiento de la Ronda de Dalt, una promesa electoral sistemáticamente incumplida por socialistas, convergentes y comuns. El proyecto de Colau, que contempla una cobertura parcial, ha sido muy criticado por las asociaciones de vecinos de Horta-Guinardó. También sigue enquistado el proyecto del Pla dels Tres Turons, que contempla el derribo de unas viviendas ubicadas dentro de los límites del nuevo parque. El futuro de los inquilinos sigue siendo incierto. Un último aspecto que preocupa a los vecinos es la pérdida de plazas de aparcamiento.
Sarrià-Sant Gervasi
Sarrià is not BCN: Sarrià, municipio en el que residía la mayoría de industriales en los primeros años del siglo XX, se anexionó a Barcelona en 1921. Casi un siglo después, mantiene su privilegiado status económico, pero crece el malestar vecinal por la falta de inversiones en el distrito. La plataforma Sarrià is not BCN incluso aboga por independizarse de la ciudad: “Ha llegado la hora de reivindicar nuestros derechos. Los vecinos y vecinas de este distrito sospechamos que pagamos más tasas y tributos al Ayuntamiento de Barcelona que el resto de la ciudad, pero recibimos menos inversión pública que los demás”, denunciaba la plataforma. “En tres Torres faltan equipamientos. No tenemos ni una guardería, tenemos una biblioteca que fue cedida por un particular, el mercado está muy desaprovechado y necesitamos un centro para gente mayor. Tenemos aceras muy antiguas con postes telefónicos en medio del paso de peatones, pero no se hace nada”, denuncia Lluís Tusell, vicepresidente de la Asociación de Vecinos de las Tres Torres.
Sant Andreu
El Canódromo de la vergüenza: El Canódromo de la Meridiana, inaugurado en 1964, vivió jornadas de gloria con las carreras de galgos. El 22 de febrero de 2006, y tras muchos muchos años de decadencia, cerró sus puertas, con el socialista Joan Clos como alcalde. Sin un proyecto definido y con muchas incertidumbres, el Ayuntamiento compró sus instalaciones. Con un fondo europeo asignado que nadie desbloquea, los vecinos del Congrés denuncian que se ha convertido en el mayor cagódromo de Barcelona. En 2012, Xavier Trias convirtió el histórico edificio en un equipamiento cultural de creatividad vinculado con Barcelona Activa. Con Colau, todos los proyectos se han ralentizado. Ahora comenzarán las obras para construir una guardería y el pabellón polideportivo, eterna reivindicación, está proyectado para la próxima legislatura y, en el mejor de los casos, será una realidad en 2022. Carmen Andrés, la concejal del distrito, prioriza otras inversiones. Entre ellas, los 28.000 euros gastados en comprar nuevas sillas para la Guardia Urbana y un departamento del distrito de Sant Andreu.
Nou Barris
Cacerolas contra la apertura de un centro islámico: Distrito creado en 1984, acogió a grandes corrientes migratorias de toda España (años 50 y 60) y del extranjero (cambio de siglo). La población nacida fuera de España ronda el 15%, la mayoría sudamericanos y pakistanís. La calidad de vida ha mejorado mucho en los últimos años, pero el choque de culturas estalló la pasada primavera cuando algunos grupos ultras incitaron a los vecinos para que rechazaran la apertura de una mezquita en un local comercial de la calle Japó. Las protestas, cacerola en mano, comenzaron en marzo. Fuentes municipales aseguran que la comunidad musulmana dispone de un permiso de obras concedido para la reforma del interior del local con el objetivo de adaptarlo a un centro cultura y religioso. Mucho más cotidianos son los problemas “de vivienda, paro y comida” que padece Ciutat Meridiana, considerado el barrio más pobre de Barcelona con una media de cuatro o cinco órdenes de desahucio por semana. Los alquileres oscilan entre los 400 y 600 euros mensuales y no se publicitan los pisos vacíos por miedo a una ocupación.
Les Corts
El Espai Barça suscita muchas dudas: Les Corts el distrito menos poblado de Barcelona y Pedralbes es el barrio con mayor renta per cápita de la capital catalana. Su mayor problema es la falta de aparcamiento. En el barrio de Les Corts, sin embargo, están mucho más preocupados por los problemas de circulación que padecen cuando el Barça juega en el Camp Nou. Las tensiones pueden agravarse con el nuevo Espai Barça, que contempla la ampliación del estadio (105.000 localidades, 6.000 más que ahora), la construcción de un nuevo Palau Blaugrana con capacidad para 12.000 personas y la reordenación del entorno, que contempla la construcción de un hotel de cuatro estrellas y un nuevo parking subterráneo. El coste de las obras está presupuestado en 600 millones de euros. Los vecinos lamentan que el Ayuntamiento y el club les informara del proyecto, pero no tuviera en cuenta sus opiniones.