Ada Colau marea otra vez la perdiz con su futuro político. A menos de dos años de las próximas elecciones, y con la ciudad muy sucia y dejada, con botellones masivos cada fin de semana y con la inseguridad como principal preocupación de los barceloneses, la alcaldesa no ha decidido si se presentará a una tercera reelección o se irá a casa, como querrían miles de barceloneses.

La posibilidad de que Colau opte a un tercer mandato está encima de la mesa desde hace meses. En una entrevista en octubre de 2020 en El País, dijo: "No descarto, si fuera necesario, acompañar un tercer mandato porque lo importante del compromiso es el programa de transformación de Barcelona hacia una ciudad más sostenible, justa y democrática y líder en innovación social", dijo.

COLAU SUSPENDE EL BARÓMETRO

Lo cierto es que si finalmente Colau decidiera no presentarse, las opciones de que su partido revalidara la alcaldía serían mínimas y pondría las elecciones en bandeja a sus principales rivales políticos, PSC y ERC. Aunque la ciudad está en caída libre, Colau puede seguir seduciendo a numerosos electores, y no se vislumbra a corto plazo ninguna persona en su partido, con el mismo tirón popular, que la pueda sustituir. Muy probablemente, Colau, la decisión de presentarse no la tomará hasta dentro de unos meses en función de cómo evolucionen los sondeos y sus índices de popularidad. En el barómetro municipal de julio, Colau suspendió de nuevo, con un 4,7 de nota, aunque mejoró cuatro décimas respecto a la encuesta de diciembre.

Las últimas declaraciones sobre su futuro político la alcaldesa las ha hecho en una entrevista en la Cadena Ser. Lo que sí que ha descartado es dar el salto a la política estatal. "No estoy pensando en presentarme a ninguna otra cosa. No he tenido ninguna conversación con Yolanda [Díaz] para ser otra cosa. Mi compromiso es con la ciudad de Barcelona", ha respondido en declaraciones a la Ser recogidas por Europa Press.

Colau, entre Maragall y Collboni, líderes de ERC y PSC / EFE



Colau, entre Maragall y Collboni, líderes de ERC y PSC / EFE

EL PRAT, EL PRINCIPAL CONFLICTO CON EL PSC

Algunas informaciones periodísticas vincularon este agosto a Colau con el proyecto político de la vicepresidenta segunda del gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social Yolanda Díaz para dar el salto a la política estatal tras la marcha de Pablo Iglesias. El Confidencial decía que la líder de los comunes podía acabar dejando la alcaldía en meses e incluso se apuntó la posibilidad de que podía ser ministra, una opción que parece que ha quedado descartada a tenor, al menos, de las palabras de la edil. Colau y Díaz, eso sí, mantienen una excelente relación y este jueves visitarán juntas la laguna de la Ricarda, el paraje protegido que se verá afectado por la ampliación de El Prat.  

Precisamente, el futuro del aeropuerto de Barcelona es uno de los enfrentamientos que Colau y su socio de gobierno, el socialista Jaume Collboni, mantienen. Los comunes se oponen a la ampliación -por la alta contaminación que comportaría-, mientras que el PSC la defiende para mejorar la economía catalana. Pero hay más frentes abiertos. Otros son el museo Hermitage, la anulación de los peajes, el urbanismo táctico y la movilidad de Barcelona y, en menor medida la elección del futuro síndic/a de Barcelona. En los distritos también se han producido discrepancias, como la imposición por parte del concejal Eloi Baida de Jordi Cuixart como pregonero de las fiestas de Gràcia, una opción que el PSC criticó.

TIRANTEZ EN EL GOBIERNO: ¿RUPTURA? ¿MOCIÓN DE CENSURA?

Lo cierto es que la tirantez en el seno del equipo de gobierno de Barcelona es enorme. Muchas son las voces que dan por hecho que el ejecutivo local se puede acabar rompiendo -más tarde que antes, eso sí, para evitar que ERC se quede con la alcaldía-. Parece obvio que si el PSC quiere tener opciones en las próximas elecciones deberá acabar poniendo tierra de por medio con Colau.

Algunos concejales del Ayuntamiento -entre todos los grupos suman 41- hablan en voz baja de que sería necesaria una moción de censura -alguna llamada se ha producido al respecto- para forzar la salida de Colau. La moción debería sumar a PSC, JuntsxCat, Ciutadans, Barcelona pel Canvi y a la regidora no adscrita Marilén Barceló. Todos estos ediles suman 21, cantidad suficiente. Las posibilidades no son remotas sino remotísimas. Un histórico cargo electo municipal recuerda: "El agua con el aceite no se puede mezclar". Mientras, Barcelona seguirá con Colau al frente: salgan a la calle y vean el resultado.  

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