Jaume Collboni se ha emancipado de la candidata de los comunes, Ada Colau. El todavía primer teniente de alcalde –dejará el cargo el 1 de febrero— llevaba meses con la idea de constatar sus claras diferencias con el proyecto político de Colau. O, dicho a la inversa, para clarificar el mensaje político del PSC en Barcelona. Y la fórmula escogida, tras ser proclamado oficialmente como alcaldable en noviembre, con el respaldo de Salvador Illa y de Pedro Sánchez, ha sido clara: deja el consistorio, pero no rompe el acuerdo con los comunes, a la espera de la respuesta de Colau –si echa de nuevo al PSC deberá asumir ella las consecuencias— y marca el nuevo rumbo de la campaña electoral.

Desde el mes de septiembre, según las fuentes socialistas consultadas, la idea había circulado en diferentes ámbitos del PSC de Barcelona, en sintonía con la dirección del PSC, que encabeza Salvador Illa. Aunque nunca se pensó en abandonar el equipo municipal en bloque –se apelaba a la responsabilidad, con muchas medidas en juego y con los presupuestos de 2023 en el aire— lo que se discutía era el método para marcar las diferencias con Colau. Las distintas encuestas publicadas y las internas señalaban que los propios simpatizantes y votantes socialistas mostraban un claro rechazo frente a la figura de Colau. Al mismo tiempo, porcentajes significativos de esos votantes admitían que no tenían mucha conciencia de que el PSC co-gobernaba la ciudad con los comunes.

Y se decidió, de "forma meditada", que Collboni saliera del equipo municipal, para marcar esas diferencias –en cuestiones como el urbanismo táctico, las superillas o las políticas de movilidad— y, al mismo tiempo, para sacar la cabeza y focalizar la atención de la ciudadanía de Barcelona. La imagen la ilustra una fuente socialista: “Mientras Trias aparece con Colau, en una comida, Collboni se aleja de Colau, saliendo del consistorio”. Es decir, el liderazgo ahora durante la larga campaña electoral, lo quiere mostrar Jaume Collboni.

El primer teniente de alcalde, Jaume Collboni, y la concejal de Movilidad, Laia Bonet, en una presentación de Endolla Barcelona / AJ BCN

Pero, ¿será suficiente? Los concejales del PSC se quedan, y seguirán gobernando la ciudad en estos meses, hasta las elecciones de mayo, siempre que Colau no decida lo contrario. Ha habido políticas conjuntas, un mandato en el que comunes y PSC se han repartido todas las áreas de gestión. “Es cierto que se ha repartido la responsabilidad de gobierno, pero ahora hay que darlo todo, explicar bien qué quiere hacer el PSC en esta ciudad a medio y largo plazo, y recuperar la ilusión por Barcelona”, señala una fuente socialista a Metrópoli.

COLLBONI, EL ÚNICO CON TAREAS DE GESTIÓN

Existe también un ‘factor Trias’. La irrupción de Xavier Trias como candidato de JxCat, con su intento de polarizar la campaña, entre él o Colau, ha precipitado el movimiento en el PSC. Lo que está en juego es una capa social en Barcelona, que se sitúa en la centralidad, que no quiere de ningún modo que el proyecto de Colau siga adelante. Y Collboni se ha sumado, porque “no se puede dar todo ese espacio a Trias”. Al mismo tiempo, y esa es la ambigüedad de Collboni, el PSC es en estos momentos el único partido en Barcelona capaz de establecer acuerdos en distintas direcciones. El PSC necesita la plaza de Barcelona: lo precisa Salvador Illa para impulsar su candidatura a la presidencia de la Generalitat, y le urge a Pedro Sánchez para contar con la segunda ciudad de España de cara a las elecciones generales.

Todo estaba, por tanto, alineado para una carrera final, para “darlo todo” en las municipales de mayo de 2023. Pero, ¿pegado a Colau, sin capacidad de maniobra? Todo eso es lo que se ha valorado en la sede del PSC de la calle de Pallars. Con un añadido que, a medida que se iban presentado más candidatos, ha hecho estragos: Ernest Maragall, el alcaldable de ERC, ha dejado su acta de diputado en el Parlament para centrarse en la campaña, a pesar de que no tiene responsabilidades de gestión, porque es concejal de la oposición; Xavier Trias no tiene ninguna atadura, y se dedica a reunirse con todo tipo de colectivos; Daniel Sirera, alcaldable del PP, ha aterrizado desde Valencia, sin cargos de gestión y ya se dedica en cuerpo y alma a los actos de partido y a las redes sociales; y Ada Colau no tiene un área concreta de gestión como alcaldesa y está pendiente de la última obra en la calle para presentar mejoras a la ciudadanía, especialmente centrada en la superilla del Eixample y en las reformas en la Via Laietana. El único que empleaba muchas horas en la gestión diaria era Jaume Collboni como teniente de alcalde y responsable de toda el área económica de Barcelona. ¿Qué hacer?

Xavier Trias, en el acto en el que ha proclamado su candidatura, con JxCat / JXCAT

Las mismas encuestas de los últimos meses han marcado otra cuestión. El PSC aparece en muchas de ellas en primer lugar, aunque casi empatado con ERC, los comunes o con JxCat. Y los expertos en demoscopia señalan que el candidato Collboni no aporta un valor añadido a la marca. La reacción, por tanto, ha sido la de poner el foco en el candidato, para que corra con celeridad durante la carrera, con propuestas concretas, con críticas a sus adversarios, mientras que se potencia también la marca con todo lo disponible: Salvador Illa, y, especialmente, Pedro Sánchez y la gestión del Gobierno central en temas muy sensibles para los electores socialistas como el aumento de las pensiones.

Los socialistas consultados admiten el “riesgo” de la operación, asumen también las contradicciones --Collboni se va, pero no se rompe el acuerdo de gobierno-- pero concluyen que se debe ir “a por todas”, que no se debe ahora ahorrar ningún esfuerzo. Y que la ciudad de Barcelona debe tener un alcalde socialista a partir del 28 de mayo. Está en juego la ciudad, pero también un cambio en la política catalana y el propio gobierno español.

Ahora, sin embargo, queda lo más difícil para los dirigentes socialistas. Collboni deja su cargo de teniente de alcalde para distanciarse de Colau, para sumarse a la campaña anti-Colau, pero en el gobierno municipal debe haber alguien que ‘muerda’ a los comunes, con el contraste de políticas en el consistorio. La pieza elegida es Laia Bonet, --concejal de Movilidad-- que asumirá las responsabilidades de Collboni, y que puede verse erosionada por las diversas huelgas previstas en los próximos días y semanas, como el sector del taxi, de responsabilidad municipal y metropolitana.

El otro flanco es el partido. Estará ya Collboni en esa labor, pero otros dirigentes, como Ferran Pedret, se preparan también para ejercer un papel más activo, para poner en contradicción a los comunes, para criticar a sus dirigentes, los que, --precisamente-- surgieron de las filas socialistas para mantenerse en el poder de la mano de los comunes, como Jordi Martí, mano derecha de Colau y probable sustituto si los comunes se quedan fuera del consistorio en el próximo mandato.

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