Las encuestas no son amables con Ada Colau. La alcaldesa de Barcelona no sale bien parada en los sondeos preelectorales de cara al 28 de mayo. Es más: en algunas encuestas le auguran un fuerte bajón, aunque desde el partido que lidera Colau, Barcelona en Comú (BeC) se subraya que las encuestas que vaticinan un gran batacazo están cocinadas a gusto de partidos rivales y que por eso no son fiables. “Es verdad que no salimos como nos hubiese gustado, pero en Barcelona hay mucho voto oculto de Colau. Ya nos pasó en el 19: todos pensaban que Barcelona en Comú iba a estrellarse y al final Colau fue elegida alcaldesa de nuevo. En estos momentos, tenemos indicios para pensar que el PSC irá de caída y que ERC ya está muy tocada con la irrupción de Xavier Trias”.

Los comunes, pues, mantienen una abierta esperanza por el voto oculto que tiene su candidata. “Ese voto oculto tiene una justificación: cuando realizan encuestas o a la hora de hablar de política, mucha gente prefiere no decir que vota comunes para no tener que aguantar broncas ni discusiones. Pero ese voto oculto existe y nos beneficia especialmente a nosotros”, indican a Metrópoli fuentes internas de BeC.

Xavier Trias con Ada Colau, en el pleno municipal / EFE QUIQUE GARCÍA

UN “EMPATE TÉCNICO”

Los números que maneja Colau dan ganador a Trias por una exigua ventaja, seguido muy de cerca por Colau y luego, a tres puntos de distancia, Jaume Collboni. Ello da alas a BeC para determinar que le puede dar la vuelta al resultado en estos dos meses y medio que queda hasta los comicios. “Hay un empate técnico entre Junts y Barcelona en Comú, que podremos variar a favor nuestro”, subraya una fuente de este último partido, aunque la distancia con JxCat es de un punto en intención de voto.

Según los números de Barcelona en Comú, Trias tiene el 23,5%, mientras que Colau llega al 22,5%; Collboni, al 19,7% y Maragall se queda en el 11,5%. Sí que gana concejales el PP, cuya intención de voto llega al 7,5% y Vox, que acapara el 6,3%. A continuación, se sitúan la CUP (4,4%) y Ciudadanos (1,2%). “Ada Colau y BeC son la única opción de izquierdas para volver a ganar Barcelona”, es el mensaje distribuido a la militancia de los comunes con estos datos de sondeos.

PARALELISMO CON 2019

A juicio de los dirigentes de BeC, existe un cierto paralelismo con respecto a las elecciones del 2019, aunque hay algunas salvedades. La principal de ellas es que las tendencias de los últimos sondeos vaticinan un brusco bajón de Ernest Maragall al frente de ERC, lo que beneficia a Xavier Trias y Junts per Catalunya. Estas dos formaciones tienen nichos de votos con vasos comunicantes y fluctúan miles de votos de una formación a la otra: si una baja, la otra sube y viceversa.

Ernest Maragall en una imagen de archivo / EUROPA PRESS

“Las primeras encuestas daban ganador a Maragall, pero en estos momentos está en caída libre. Y ya es la cuarta fuerza política”, subrayan las fuentes. La consecuencia es que, con ello, Ada Colau refuerza su optimismo y puede ganar las elecciones, aunque muy lejos de la mayoría absoluta y está por ver si con los mismos votos de las últimas elecciones. “Pero el resultado final es que Barcelona en Comú ganaría a ERC y podríamos volver a gobernar”. Hace cuatro años, los republicanos ganaron por un puñado de votos, pero el pacto entre BeC y el PSC, con el apoyo de los diputados díscolos de Ciudadanos que seguían a Manuel Valls, le dio la alcaldía a Colau en detrimento de Maragall. Los sondeos de ahora invierten la tortilla y Maragall ya no sería una traba.

“NO REPRESENTA A LA IZQUIERDA”

Desde los partidos rivales, se duda de esa lectura de la situación. “Que no cante victoria: la gente está muy desencantada, muchos ciudadanos, plataformas y sectores se han dado cuenta de que el equilibrio y la seriedad de la última legislatura estaba en manos de Jaume Collboni y el PSC está subiendo en las encuestas. Colau intenta plantear las elecciones en los términos de izquierda/derecha y manteniéndose ella como la representante de la izquierda, pero hay un sentimiento generalizado de que no es ni genuina representación de la izquierda ni puede gobernar de una manera mínimamente equilibrada, sino que es especialista en plantear dogmatismos y tomar decisiones unilaterales. Si algo la ha caracterizado es la falta de diálogo con los sectores sociales, económicos y culturales de la ciudad. Va a tener muy difícil presentarse como representante de una izquierda seria, dialogante y democrática”, dice una fuente cerca a los socialistas.

Lo cierto, no obstante, es que el optimismo se ha instalado en las filas de los comunes. “Todos están muy preocupados por lo que haga Colau. Desde el PSC hasta el PP, pasando por Esquerra o Junts. Eso quiere decir algo. Aquí es el ‘todos contra Colau,’ y eso es porque saben que puede ganar y repetir como alcaldesa”, se ufanan las fuentes.

Ada Colau, junto a Jaume Collboni y Ernest Maragall / EFE

OFENSIVA CONTRA LOS COMUNES

Desde el partido, afirman que existe una ofensiva “por tierra, mar y aire” contra las políticas de los comunes, en la que se dan cita intereses políticos, empresariales y de lobbies que responden a intereses inconfesables. La negociación de los presupuestos de la Generalitat, aunque pueda parecer un tema ajeno, ha sido un balón de oxígeno para los comunes: les ha dado la oportunidad de marcar terreno y perfil propio: de ahí que hayan empezado una intensa campaña tanto en anuncios como en actos públicos para rechazar la ampliación del Aeropuerto de El Prat, el Cuarto cinturón y el proyecto de Hard Rock, los tres temas que el PSC hizo que Pere Aragonès incluyese en las cuentas para 2023 si quiere contar con los votos de los socialistas. La mejor imagen de esta movilización la da la manifestación convocada precisamente por los comunes este sábado 4 de marzo en la plaza de Cataluña, ante el Hard Rock Café. “¡Tenemos derecho al futuro!”, es el lema que los comunes han decidido aplicar a todas las movilizaciones y que potenciará de aquí a las elecciones.

Paralelamente a este salto adelante en la proyección de la imagen de BeC como garante de determinados proyectos (superillas, carriles bici, tranvía, recorte del turismo masivo o control de alquileres) y garantía de la desaparición de otros (grandes proyectos económicos), los comunes inciden en su vertiente ideológica manteniendo temas como la justificación del intervencionismo municipal en muchos ámbitos y decisiones unilaterales como la tomada al cortar relaciones con Israel. El que se hiciese en contra del pleno municipal, sin dar opción a celebrar un debate democrático sobre el tema o de manera autocrática, es lo de menos, según los comunes. El menosprecio a la pluralidad de opiniones y la evasiva a plantear un debate democrático están, según los comunes, plenamente justificados en este caso. “Si no es por una decisión personal de Colau, nunca se hubiera tomado la determinación de romper con Tel Aviv”, dice un alto cargo de BeC. “Si no es por una decisión personal de Colau, nunca se hubiera tomado la determinación de romper con Tel Aviv”, dice un alto cargo de BeC. Y en ese camino seguirá, convencida de que tiene como garante a un sector de la ciudadanía que comulga con ese estilo de hacer política.

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