El alcaldable de ERC a la alcaldía de Barcelona, Ernest Maragall, intuye un acuerdo. “Se dibuja un bloque entre el PSC, JxCat y el PP”, aseguró este lunes, tras un debate a cinco organizado por Pimec en el Born Centre Cultural. El pacto, hoy, no existe. Pero hubo líneas que se conectaron, modelos para gestionar la ciudad que coincidieron, aunque también se expresaron diferencias. Entre Jaume Collboni, el candidato socialista, y Xavier Trias, el alcaldable de JxCat, hubo algunas complicidades, y claras diferencias.

¿Qué está en juego? Todos los candidatos saben que deberán renunciar a sus posiciones maximalistas a partir de la noche del 28 de mayo. La patronal Pimec, con su presidente, Antoni Cañete, quería escuchar a cinco alcaldables: Ernest Maragall, Ada Colau, Jaume Collboni, Xavier Trias y Daniel Sirera, candidato del PP. Y los sentó por ese orden, con el socialista justo en el medio. Consciente de ese papel, el alcaldable del PSC insistió en que él buscará ese punto medio entre las políticas de Colau y la “barra libre” que, a su juicio, practicó Xavier Trias en su etapa de alcalde en cuestiones, por ejemplo, como “los pisos turísticos”.

Esa es la ventaja que exhibe Collboni, y la mostró en el debate, la de poder jugar en varias direcciones. Llevado a la práctica eso implica que peleará la alcaldía, también, si acaba segundo en las elecciones. Sin embargo, Xavier Trias, consciente de esa desventaja, le espetó directamente al candidato socialista si le apoyaría, llegado el caso, como alcalde.

Ese fue un momento culminante del debate. Collboni señaló que respetará lo que surja de las urnas, aunque no concretó más, lo que deja en el aire el sentido del voto de los socialistas en caso de que Trias ganara los comicios. Pero le puso a Trias, además, tres condiciones: un modelo de impulso económico de la ciudad, para, después, aplicar políticas sociales, y la lealtad con el Estado y con las instituciones europeas.

El candidato de JxCat no se arrugó: “Cuenta con las dos primeras, con la tercera, sin embargo, debo decir que la lealtad debe ser en doble dirección, y el Estado también debe ser leal con nosotros, con las inversiones y el modelo de financiación”, aseguró. Eso dio pie a Collboni a morder en lo que el PSC considera como el talón de Aquiles de Trias: su partido, que “defiende la independencia de forma unilateral”, según el alcaldable socialista. “Y lo primero que hay que decir es que el procés está acabado”, insistía Collboni, con el rostro comprensivo, en ese caso, de Trias, que iba asintiendo con la cabeza. ¿Muchas diferencias entre los dos?

El debate con cinco candidatos a la alcaldía de Barcelona, Maragall, Colau, Collboni, Trias y Sirera / METRÓPOLI

No las hubo respecto al modelo urbanístico. Collboni cargó contra la “proliferación de las superillas”, en el mismo sentido que Trias, con la intención de aplicar un plan de pacificación, para reducir la presencia de coches, de forma gradual.

MARAGALL, ATADO A LOS COMUNES

Los pactos, sin embargo, llegan después de la bronca. Y Collboni no ha dado muestras de querer romper del todo con los comunes. Pero sí marcó una frontera con Colau como nunca hasta ahora ha hecho, con la contundencia que exhibió en el Born Centre Cultural. “Señora Colau, con ustedes no ha llegado todo, antes se hacían muchas cosas en esta ciudad, no puede ser que diga que lo han hecho todo nuevo”. Con un tono áspero, Collboni incidía en la actitud de los comunes, que, para los socialistas, han pecado de ‘adanistas’.

Colau se defendió. Arguyó que se ha reducido la presencia de coches, que sus políticas han sido “valientes” y que tiene claro que infraestructuras como la ampliación del aeropuerto de El Prat “hoy no tiene sentido”.

Y, precisamente, ese es otro punto de inflexión. Collboni se mostró dispuesto a poner en marcha una comisión, en sus primeros días de alcalde, si logra el cargo, para impulsar esa ampliación, que ve imprescindible para el modelo económico del futuro de Barcelona. Trias le secundó, aunque cargando contra AENA por querer marcar el terreno de forma directa, y reclamando que se pueda decidir desde Barcelona qué inversión es necesaria y cómo se debe intervenir en El Prat.

Desdibujados quedaron el republicano Ernest Maragall, y el popular Daniel Sirera. Sin embargo, los dos pueden ser decisivos en esa noche electoral. Sirera dejó claro que su partido no facilitará la alcaldía ni a Colau ni al alcaldable de ERC. ¿Entonces? Es lo que intuyó Maragall: los dos bloques que se pueden conformar en estas elecciones, con él atado a los comunes, y con Collboni con cintura para buscar un socio a su izquierda y a su derecha. ¿Y Trias? Una victoria clara le daría legitimidad para pedir apoyo a los socialistas o a los republicanos. Y, sin verbalizarlo directamente, lo dejó entrever.

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