Un acto con todos los pesos pesados, con una oratoria atrevida, sin complejos y con la percepción de que el procés independentista ha quedado atrás de una forma clara. El PSC encara los dos últimos días de la campaña electoral en Barcelona con un cierto orgullo después de años en el ostracismo. Lo expresó este miércoles Jaume Collboni en un acto en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi, con todos los ingredientes: la participación de Salvador Illa, el primer secretario del PSC y del ministro de Cultura, Miquel Iceta, además del concejal y teniente de alcalde de Seguridad, Albert Batlle.
El lugar, en una residencia de estudiantes del distrito, sirvió para una apelación al voto moderado, frente a los partidos independentistas. Esa carta no la ha jugado Collboni hasta ahora, justo cuando ha recibido duras críticas por parte del republicano Ernest Maragall y de Xavier Trias, el candidato de JxCat. Con el ánimo de buscar un voto de orden, que quiera para la ciudad tiempos tranquilos, basados en proyectos económicos que ofrezcan oportunidades, Collboni ha sido taxativo al señalar que Trias ha vuelto porque se lo ha pedido Carles Puigdemont y Laura Borràs, dos nombres que sirven como anatemas para el electorado socialista y para todo aquel votante que no quiere que se repitan los hechos de octubre de 2017.
“¿Trias ha vuelto para servir a Barcelona o para hacer un favor a su partido, a Junts?”, se ha preguntado de forma retórica el alcaldable socialista. Porque el peligro, a su juicio, es que vuelva una Barcelona, si gobierna Trias, caracterizada por la “fuga de empresas y los cortes en la Avenida Meridiana”.
Ante esa tesitura, los socialistas se autoproclaman como los “moderados” que sellarán de forma definitiva esa etapa independentista. Delante están los “radicales”, que Collboni asimila con los adeptos al independentismo, y en ese paquete está Trias, pero también el republicano Maragall.
A su lado, Collboni tenía a su teniente de alcalde de Seguridad, Albert Batlle, concejal de Sarrià, que ha ido más allá, insistiendo en esa cuestión: “La ciudad no puede estar al servicio de Waterloo ni de los sociólogos de cabecera de la izquierda más dogmática de Europa”, ha señalado, en alusión al otro flanco que el PSC atiza en los últimos días: el de los comunes de Ada Colau.
Los comunes han sido los socios del PSC, o, dicho de otra manera, Jaume Collboni ha sido el socio minoritario de Ada Colau, que obtuvo diez concejales en 2019 por los ocho del socialista. Ahora se trata de revertir esa proporción, con pactos que ya se decidirán, si Collboni queda primero, a partir de la noche del 28 de mayo. Mientras esa incógnita no se despeja, los socialistas tratan de engordar la bolsa de votos, buscando ese centro siempre cambiante. Lo ha expresado el ministro de Cultura, Miquel Iceta, al señalar la disyuntiva: “O Colau o un gobierno de izquierdas progresista”, sin entrar en más detalles.
LEJOS DE LA DIVISIÓN
Los socialistas valoran los distintos escenarios, con Salvador Illa como capitán del barco. El primer secretario del PSC y líder de la oposición en el Parlament, ha destacado el tono de la campaña electoral, al celebrar que el debate se haya centrado en los modelos de ciudad. “Hemos logrado una conversación pública que versara sobre los temas concretos que preocupan a los catalanes, y hemos dejado el ‘raca-raca-raca’ de la división, y división que ha ocupado la política catalana tantos años”, ha clamado. Si Barcelona "brilla", también "lo hará Cataluña", ha añadido el dirigente del PSC.
¿Autosatisfacción para el último esfuerzo de campaña? Jaume Collboni insiste en sus propuestas, en lograr ese centro que le permita alejarse del “dogmatismo” de los comunes y del independentismo de Trias y Maragall, o del negativismo del candidato de JxCat, que señala una y otra vez que “todo es un desastre”, como exhibió en el último debate en TV3.
En el horizonte está una nueva orientación para la política catalana. Pero eso lo trabaja Illa. Lo que toca, como insistieron este miércoles los socialistas, es ahora “ganar” la alcaldía de Barcelona.