Hay un concepto que no gusta a los políticos ideológicos: la gestión. Quien es tildado de ‘gestor’, se asocia a un político con poco discurso, casi un mero técnico. Pero el alcalde de Barcelona, el socialista Jaume Collboni, quiere reivindicar, precisamente, esa bandera, porque entiende que el mal funcionamiento de una ciudad no se compensa con ningún discurso, por muy intenso y sofisticado que sea. “La ciudad debe estar en marcha”, señala un dirigente socialista. Y en su primer mes de alcalde, Collboni ha tomado ya algunas decisiones que van en esa dirección, consciente de que esa crítica, la de ser un “gestor”, proviene de su antecesora en el cargo, Ada Colau.

“Para hacer que las cosas pasen hay que ser un buen gestor”, señalaba Collboni esta semana en una conferencia pública, organizada por El Periódico. Pero, ¿qué pasos ha dado en estas últimas cuatro semanas? A la espera de los resultados de las elecciones generales, y de ver con quién podrá contar en los próximos meses como socio, sean los comunes, o Junts per Catalunya, Collboni se ha centrado en su principal obsesión: el orden en la ciudad, la seguridad de cara a un agosto en el que Barcelona estará repleta de turistas.

El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni / EUROPA PRESS

Con la ayuda del tercer teniente de alcalde, Albert Batlle, Collboni ha logrado que el cuerpo de la Guardia Urbana concentre todas las horas extras acumuladas en verano. Y que, producto de ello, se incorporen 100 agentes más para el verano. La imagen de urbanos patrullando en los distintos barrios, y, principalmente, en el centro de la ciudad, debe contribuir a una percepción de mayor seguridad, además de reducir los casos reales de robos y agresiones.

A diferencia de Ada Colau, el socialista Jaume Collboni, pretende que su mandato sea reconocido por esa cuestión, la de “ordenar Barcelona”, con todas sus acepciones, la de seguridad y la de ofrecer barrios más limpios. Esa incorporación de agentes, por tanto, va en paralelo con una reevaluación de la gestión de las empresas concesionarias del servicio de limpieza. Collboni ha anunciado que tomará medidas, con multas si llega el caso.  

Con la gestión como bandera, el equipo del alcalde Collboni ha tomado otra decisión, la de acelerar los trabajos de reforma de la Rambla de Catalunya, para que la duración de las obras pase de seis a tres o cuatro años. “No se puede alargar más de cuatro años”, ha precisado el alcalde. Para la Asociación Amics de las Ramblas, se trata de una buena decisión, que debería facilitar la mejora de todo el distrito de Ciutat Vella.

Carril bici de vía Augusta, entre las avenidas Diagonal y Riera de Cassoles / AJ BCN

Ese es, precisamente, el gran objetivo de Collboni, que ha situado como gerente de Ciutat Vella a un hombre de su confianza, Fèlix Ortega, hasta ahora director de Barcelona Activa. Ha sido el distrito con mayores problemas en la etapa de Colau, y que sufre, también, los excesos de una ciudad que se volcó, desde hace unos años, con el turismo. Las externalidades negativas del sector se concentran en un núcleo histórico, que puede ahora iniciar una nueva etapa con otras decisiones del equipo de gobierno de Collboni. Una de ellas es mantener la moratoria hotelera, pero con excepciones, habilitando palacetes o edificios de interés arquitectónico que hayan quedado en el olvido. La medida ha agradado al Gremio de Hoteleros que preside Jordi Clos, que pedía, precisamente, este tipo de cintura política en Ciutat Vella.

¿Y EL AEROPUERTO DEL PRAT?

La idea de Collboni es gobernar en solitario durante un tiempo prudencial. “Hay cuerda para rato”, ha precisado. Para ello ha diseñado un equipo de alta gestión, pero con mucho cuerpo político a través de cuatro tenientes de alcalde: Laia Bonet, Maria Eugènia Gay, Albert Batlle y Jordi Valls. Collboni es consciente de que no podrá seguir con diez concejales, pero los problemas de verdad llegarán a mediados de octubre cuando deba elaborar, negociar y aprobar los presupuestos municipales para 2024. Su idea, ahora, es apostar por la “geometría” variable, con la esperanza de que entre los comunes y JxCat –tras la salida de Xavier Trias, que se irá a su casa—pueda aprobarlos.

Entre las medidas que se deben encuadrar en la mera gestión, pero que han causado grandes enojos en la ciudadanía, figura la reevaluación del carril bici de Vía Augusta. Una decisión que puede ser sinónimo de su eliminación, y que corre en paralelo con la puesta en marcha de otros carriles bici en el Passeig Maragall.

El líder de Junts en Barcelona, Xavier Trias, junto al alcalde Jaume Collboni durante el pleno de investidura / EFE

En esa misma línea de replantear decisiones de la alcaldesa Ada Colau, Collboni ha situado el cambio en la política de vivienda. Defiende que se “flexibilice” la reserva del 30% para vivienda pública en las promociones urbanísticas. Pero no está por su eliminación, como le han pedido desde el sector privado.

La otra gran cuestión, que no depende del Ayuntamiento, pero en la que Barcelona sí influye, es el aeropuerto de El Prat. Collboni defiende su ampliación, consciente de que Aena tiene una inversión preparada para ello de 1.700 millones de euros.

El alcalde se ha definido en su primer mes con la idea de que sin gestión una ciudad no puede funcionar, y, por tanto, él mismo podría fracasar de forma estrepitosa. A partir de esa gestión, entiende, se construye un edificio político, con un discurso concreto. En esto está Collboni, muy pendiente de cómo queden los comunes, JxCat y ERC tras las elecciones generales, y, lo que es más importante para él, en función de que decidan sus dirigentes: Ada Colau, Xavier Trias y Ernest Maragall.

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