El tráfico de droga en Barcelona es culpa de los fondos buitre y de las entidades bancarias, es decir, de los especuladores inmobiliarios. Además, en 2019 la Generalitat de Cataluña provocó que aumentasen los delitos en la ciudad de Barcelona para que Ada Colau perdiera las elecciones. No es una broma: son las teorías y las fantasiosas historias que contó la exalcaldesa Colau este 29 de noviembre en México, es un foro internacional al que asistió como invitada. “La droga es un problema gravísimo de seguridad, son tramas internacionales que han encontrado un aliado en las grandes ciudades, sobre todo en los centros de las ciudades, que es la especulación inmobiliaria: esos grandes fondos buitre internacionales que reforman con impunidad, compran bloques enteros y como para ellos son acciones, números en las bolsas, no son viviendas para vivir, los dejan solos y abandonados y son perfectos para que sean okupados por el crimen organizado”.

El acto al que asistió Colau tuvo lugar en Guadalajara (México) y las jornadas llevaban por título ‘Globalización y nearshoring: la emergencia de las ciudades’. La exalcaldesa participó en una mesa redonda junto a Clara Brugada, diputada del Movimiento de Regeneración Nacional y exalcaldesa de Iztapalapa; el colombiano Sergio Fajardo (de Compromiso Liberal y ahora de Partido Dignidad y Compromiso, exalcalde de Medellín, exgobernador de Antioquía y candidato a la presidencia de su país; y Pablo Lemus, expresidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana, exalcalde de Zapopan y desde 2021, presidente municipal de Guadalajara y dirigente de Movimiento Ciudadano. 

El acto al que asistió Colau que tuvo lugar en Guadalajara, México Redes sociales

LA ‘COBRA’ DE COLAU

El colofón del sorprendente razonamiento de la fantasiosa dirigente de los comunes roza el delirio: “Nosotros nos enfrentamos a esos bancos, a esas grandes inmobiliarias, pusimos sanciones para aquellos que los tenían vacíos, los denunciamos judicialmente. Y eso hizo que nos hicieran una guerra a nosotros de lawfare para intentar intimidarnos, pero hemos seguido avanzando, señalando que las causas de la inseguridad no solo son robos y homicidios que se resuelven con más policía, sino que hay que hacer mucha prevención para evitar que los problemas escalen y que hay problemas estructurales en la ciudad, como es la especulación inmobiliaria, que es la gran aliada de la inseguridad y que demasiado a menudo no se menciona”. En resumen, que el problema de la droga en Barcelona es culpa de los bancos y los fondos buitres, una impagable nueva teoría de Colau. La especulación inmobiliaria no entraba en la pregunta, pero la dirigente de los comunes acabó haciendo una cobra y sacando a relucir su tema favorito, el de los fondos buitre.

La intervención de Colau, que aprovechó para llamar a defender al pueblo palestino ante el genocidio de Israel, incluyó el cuelgue de medallas por su actuación como alcaldesa. Otro de los temas estrella en su discurso fue el de la seguridad. Tras dejar a la Guardia Urbana sumida en el caos y a Barcelona con cotas históricas de índice de criminalidad y con altos índices de inseguridad ciudadana, alabó su estrategia en esa materia.

No hay que olvidar que su gobierno local fue el que disolvió la unidad antidisturbios de la Guardia Urbana, el que permitió que las organizaciones que controlaban a los sin papeles y a los vendedores ambulantes creciesen sin mesura, que en la ciudad floreciese el movimiento okupa, acrecentado por un efecto llamada que decía que en la capital catalana había campo libre para actuar… pero nada de eso contó Colau a los presentes. Al contrario: puso su labor al frente del consistorio barcelonés como ejemplo de la lucha contra la inseguridad: “La ciudadanía deberíamos ser muy exigentes y castigar a cualquier partido que se atreva a hacer batalla política con la seguridad, porque realmente es de una irresponsabilidad enorme”, enfatizó.

LOS NÚMEROS QUE COLAU OCULTÓ

Pero eso no quita que los números de la delincuencia en Barcelona sean escandalosos.  El aumento de hurtos, asesinatos, robos con violencia, violaciones y tráfico de drogas son una realidad de la que Colau huye a velocidad supersónica. En 2022, el último en el que estuvo como alcaldesa, Barcelona fue la capital de provincia de España con más delincuencia. En México, la fantasiosa exalcaldesa ocultó a sus contertulios que cuando ella llegó al sillón de primer munícipe había 428 casos de tráfico de drogas en la ciudad. En 2019, al final de su primer mandato, esa cifra se había encaramado a 519. Pero en 2020 se disparó a 838, en 2021 alcanzó los 1.073 casos y el año pasado llegó a 1.593. El aumento durante su mandato fue de un 271%, según los datos revelados por Metrópoli. O bien no hay tantos fondos buitre para tantos casos o bien la exalcaldesa engañó a sus colegas del otro lado del Atlántico.

Con los hurtos y robos pasa otro tanto: cuando llegó a alcaldesa, se encontró con 83.430 casos encima de la mesa. En 2019, ya había 112.461 casos y en 2022 se alcanzaron los 79.769 casos, tras un descenso durante los dos primeros años de la pandemia. En robos con violencia, en cambio, pasó de 10.423 casos en 2015 a 13.236 casos en 2022. Las infracciones penales, en definitiva, pasaron de 153.346 en 2015 a 200.512 en 2019 y a 167.698 en el 2022.

Ada Colau en el acto de Sumar sobre la amnistía / LUIS MIGUEL AÑÓN

LA MANIOBRA PARA ECHARLA

Ajena a estas estadísticas y a la cruda realidad, Colau afirmó que ya en 2019 intentaron desalojarla de la alcaldía utilizando la seguridad como arma, pero echó balones fuera, escondió sus responsabilidades y echó la culpa a los demás. Dijo, sin rubor, que “en 2019 llegaban elecciones municipales y mis opositores no querían que yo pudiera volver a ganar la alcaldía y gobernaban la policía principal desde la región, la policía catalana. Ese año se dispararon los delitos en la ciudad de Barcelona. Entonces, fue claramente un uso político. A pesar de ello, no consiguieron la alcaldía, fui elegida alcaldesa cuatro años más”.

Añadió Colau que es verdad que la seguridad es un tema complejo “y hay que exigir cooperación multinivel. Pero eso no es suficiente: hay que apostar mucho por la proximidad y ahí sí que las ciudades podemos hacer mucho en cuando a la proximidad y la prevención. Nosotros, durante nuestros mandatos, dependíamos de “los niveles superiores, de la policía regional y de la estatal para lo que es el gran crimen organizado, porque eso no es competencia local y eran ellos quienes tenían que investigar la trata de personas y las tramas de drogas”.

EL INVENTO DE LA ‘POLICÍA DE BARRIO’

La gloria, sin embargo, cayó dentro del saco de Colau: “Pero nosotros, por ejemplo, pusimos la policía de barrio, una policía de proximidad que cada día patrulla la calle y se conoce con las asociaciones de vecinos, con los comercios y que le llega cuanto antes el mínimo conflicto que podría llegar a hacerse grande y derivar en un problema grave de seguridad, para intervenir antes con todos los servicios, no sólo con los policiales: con los servicios sociales, educativos, etc, etc. Y eso ha dado buenos resultados”.

Lo cierto es que el nivel de inseguridad se disparó a límites nunca vistos antes y los delitos se multiplicaron en Barcelona, en parte por el papel pasivo asignado a la Guardia Urbana durante los mandatos de Colau, pero ella aseguró que esa aseveración fue “un uso político” del tema por parte de sus rivales.

Fantasía tras fantasía, Colau confesó que lo suyo fue algo más que política, que llegó a concepción de la sociedad copiada del italiano Francesco Tonucci, a quien puso como su referente en cuanto a modelo urbano. Sacó a relucir “la Superilla Barcelona, que no es sólo pacificar, no es sólo recuperar espacio. Son muchas políticas sociales, de participación ciudadana, de nuevos servicios públicos, de energías sostenibles… son muchas cosas… es de dar importancia a las escuelas en el diseño urbano, como equipamientos fundamentales de la ciudad, vivienda social en todos los barrios, etc”.

Ya puesta en materia, se lanzó a vender su ciudad ideal: “Se lo resumo con una imagen: si van a una ciudad cualquiera y lo que ven es a niños y niñas jugando libremente, ¿qué os está diciendo esa imagen?: que es una ciudad para la vida, que es segura… me da mucha seguridad ver a niños jugando en la calle. Si la veo llena de policías, no me siento tan segura. Niños y niñas jugando con sus abuelos, con sus padres, scon sus vecinos y vecinas, tejiendo lazos comunitarios…”. Advirtió Colau que “para mí, esa es una imagen que no es nueva y el italiano Tonucci ya ha explicado muy bien cómo hacer esas ciudades para los niños, para que sean mejores para todos y todas y que tiene esa idea potente del futuro, porque los niños y niñas son el futuro”.

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