Jaume Collboni deberá esperar, como mínimo, hasta pasado noviembre para saber si ERC y los comunes formarán parte del gobierno municipal. Toda la intríngulis que vive la política catalana ha paralizado la tramitación de los presupuestos de Barcelona, que podrían aprobarse inicialmente a finales de año e intentar su aprobación definitiva a principios de 2025 en caso de que haya acuerdo.

Se tratan de los segundos presupuestos de Collboni desde que llegó a la alcaldía. Los primeros se aprobaron a través de una moción de confianza después de que todos los grupos de la oposición –menos ERC– votaran en contra. Si bien podría llevarlos a votación, lo cierto es que Collboni sólo cuenta con escasos 10 concejales. En el supuesto de que ERC y comunes aceptasen la entrada en el gobierno socialista, la "mayoría progresista" sería una realidad, por lo que la aprobación de las cuentas sería mucho más fácil.

Collboni, optimista

Para un gobierno en minoría es necesario tejer alianzas, aunque puede resultar una tarea complicada si los partidos con los que esperas llegar a acuerdos están sumergidos en una profunda renovación, como es el caso de ERC y los comunes. La política catalana y barcelonesa se encuentran en un impás, a la espera de que ambas formaciones celebren sus respectivos congresos para decidir un nuevo liderazgo.

La “mayoría progresista” a la que aspira Collboni en el Ayuntamiento de Barcelona va camino de alargarse unos cuantos meses más, cuando se celebran los congresos. El alcalde ha reconocido en una entrevista en RNE que la coyuntura política “hace que tengamos que ir más lento de lo que a mí me gustaría”. Pese a ello, se muestra “optimista” respecto a formar una mayoría de izquierdas en la ciudad. 

¿Por qué ha tardado tanto?

Que la decisión de incorporar nuevos socios se haya dilatado tanto en el tiempo tiene que ver con circunstancias ajenas a la política de la capital catalana. La entrada de ERC en el gobierno de Collboni se tuvo que abortar hasta en tres ocasiones. Por un lado, la negociación de los presupuestos catalanes y el no de los comunes llevaron al entonces president Pere Aragonès a anunciar un avance electoral y todo se paralizó.

Después del 12 de mayo, las negociaciones se desencallaron y en junio de 2024 todo parecía hecho cuando ERC --con Elisenda Alamany al frente-- y PSC anunciaron un preacuerdo para entrar en el gobierno del Ayuntamiento. Pero el tercer intento también se frustró cuando la afluencia de militantes de ERC convocados para votar si el partido entraba o no en el gobierno municipal superó todas las expectativas y se suspendió la votación, una participación que evidenció el debate que había en el seno del partido sobre esta cuestión. 

Esto, sumado al fracaso electoral en las elecciones catalanas –donde los republicanos perdieron hasta 13 escaños– y en las europeas del 9 de junio, llevó a la dirección nacional a convocar un congreso el próximo 30 de noviembre. Lejos de ser una transición pacífica, el cambio de liderazgo que pide una parte de la militancia evidencia la grave crisis interna que vive el partido, que se materializó con la ruptura del tándem Junqueras-Rovira después de 13 años de estabilidad. 

Pugna interna en ERC

La ‘guerra’ entre junqueristas y roviristas se agravó cuando se hizo público que los carteles contra los hermanos Maragall salieron de dentro de las filas de Esquerra. Desde entonces, la pugna interna ha saltado de mensajes en grupos de WhatsApp a las redes sociales, donde unos y otros han aprovechado para defender sus posiciones.

El 30 de noviembre es una fecha clave para los republicanos. Hasta cuatro candidaturas se disputarán el liderazgo: Militància Decidim, Nova Esquerra Nacional, Foc Nou y Col·lectiu 1-O. Junqueras se presenta por Militància Decidim y hará tándem con Alamany como secretaria general, figura que podría ser relevante sobre una posible entrada en el gobierno Collboni.

La actual presidenta del grupo de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona aseguraba hace unas semanas en Els Matins de TV3 su apuesta por formar equipo con los socialistas. Además, encabezó las negociaciones con el PSC para el preacuerdo. No obstante, última palabra la tendrán las bases.

Más tranquilidad en los comunes

La entrada de los comunes puede parecer más prometedora después de que Ada Colau dejase el Ayuntamiento para centrarse en su proyección internacional. Sin embargo, el anuncio sobre que la exalcaldesa podría presentarse a las elecciones municipales de 2027 puede haber oscurecido esta posibilidad. Así las cosas, los comunes decidirán sus futuros liderazgos los días 16 y 17 de noviembre.

El futuro de Barcelona se decidirá en unos meses, una vez celebrados todos los congresos. De momento, y como ya lleva haciéndolo durante más de un año, Collboni continuará gobernando en minoría, a la espera de que sus posibles socios resuelvan, también, su camino.