Ada Colau, con Janet Sanz, durante la campaña electoral para las municipales de 2023

Ada Colau, con Janet Sanz, durante la campaña electoral para las municipales de 2023 EFE

Información municipal

Los ‘documentos cero’ de los comunes para reconquistar la alcaldía de Barcelona

Barcelona en Comú estudia cómo recuperar el voto en los barrios populares y formular propuestas que tengan una vigencia de diez años

Otras informaciones: Los comunes piden para 2025 que el Ayuntamiento retome sus grandes fracasos

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Barcelona no es lo que era. En la última década ha sufrido transformaciones importantes en los terrenos económicos, sociales y políticos. Lo dicen los ‘documentos cero’ manejados por los comunes, que son los documentos de partida que discutirán durante los próximos meses para aprobarlos después en su primer congreso y adoptarlos como programa electoral para competir en las municipales de 2027.

Barcelona en Comú (BeC) se ha fijado como objetivo ganar las próximas elecciones locales. Para ello, necesita reenfocar sus propuestas y volver a ganarse el favor de la ciudadanía. Esas propuestas serán llevadas al primer congreso del partido, que se celebrará en 2025, pero para el que aún no hay una fecha fijada. Su intención es convocarlo para el próximo otoño.

 “Vivimos en un mundo en transición, vivimos una etapa de inestabilidad y crisis continuadas y superpuestas que también tienen impacto en la ciudad. Socioeconómicamente, es evidente que el rumbo de la ciudad ha cambiado y en buena parte es debido a la acción y voluntad de BeC y sus aliados nacionales y estatales: la subida del SMI, la reforma laboral o el escudo social pandémico provocaron mejoras visibles en las clases populares de la ciudad”. Este es el análisis que hacen los comunes de la situación actual.

Un giro conservador

El documento referido hace hincapié en que estamos en una “Barcelona postcapitalista”, con desigualdades sociales más localizadas que en 2015, cuando los comunes tomaron el poder.

Por un lado, la gente tiende más a vivir sola (es decir, hay un crecimiento del individualismo). También se ha enquistado una brecha idiomática al alza debido a que más del 50% de los ciudadanos de entre 25 y 39 años nacieron en el extranjero. Y, por último, según los comunes, se ha producido “giro conservador en el gobierno de la ciudad”.

Ada Colau, durante su etapa como alcaldesa

Ada Colau, durante su etapa como alcaldesa EFE

Los dirigentes de BeC parten de la base de que los comunes supieron capitalizar el malestar existente en el 2015 y copar el poder para construir un nuevo modelo de ciudad. “Barcelona en Comú se ha convertido en la única fuerza política del consistorio que sólo se debe a Barcelona (…) De hecho, el liderazgo de Ada Colau ejemplifica, antes y ahora, a la perfección nuestro municipalismo internacionalista”.

Radicalidad democrática

Su hoja de ruta pasa por no caer “en la inercia de la vieja política” y apostar por la “radicalidad democrática, la democratización radical de las instituciones, la participación ciudadana y la justicia social y ambiental”.

El llamado ‘documento cero’ es un baño de autoafirmación no exento de eslóganes electoralistas. “BeC rompió las inercias y puso la vida de la gente en el centro de la acción política. Cambiamos la agenda: de las prioridades de las élites a las prioridades de la gente común”.

Esas prioridades se resumen en el “legado urbanístico y económico, que había favorecido la especulación, el turismo de masas y las desigualdades sociales”. Gracias a ese legado, explica el texto, la capital catalana se convirtió “en una ciudad cada vez más excluyente para muchos de sus habitantes con barrios gentrificados, la vivienda convertida en una mercancía inalcanzable y con auténticas autopistas urbanas que agrietaban los lugares donde vivíamos”.

En instituciones… y dando bulla en la calle

Para llevar a cabo sus planes de volver a aplicar el ideario de los comunes, su apuesta pasa por combinar “la presencia institucional con la movilización ciudadana que fortalezca nuestros vínculos con los movimientos sociales para atraer y formar a “una nueva generación de liderazgos capaces de llevar adelante nuestras ideas con firmeza y determinación (…) No sólo para volver a la alcaldía, sino para continuar transformando Barcelona en una ciudad más justa, inclusiva y democrática”.

Ada Colau junto a sus compañeros de partido durante un acto de campaña

Ada Colau junto a sus compañeros de partido durante un acto de campaña EUROPA PRESS

En realidad, esa táctica no es otra cosa que la escenificación que ha de arropar a su candidata a alcaldesa, que muy probablemente será de nuevo Ada Colau, retirada del foco público desde hace unos meses para repensar la ciudad y poner sobre la mesa las nuevas propuestas con las que recuperar la alcaldía.

¿Y la autocrítica?

El documento inicial reconoce que “para hacerlo mejor, es preciso hacer la autocrítica necesaria en aquello en lo que fallamos, como la pérdida de apoyos en los barrios populares de la ciudad, la falta de perfiles que se parezcan más a la gente de las clases populares, unas expectativas de cambio demasiado altas que no pudimos cumplir, etc”.

Todo este análisis es realizado para luego soltar la bomba: “Derrotados ante la posibilidad de acceder a un tercer mandato por el surgimiento de una coalición del voto y la conjura de los ataques mediáticos vía lawfare, ahora nos toca repensar cómo volvemos a ser útiles para iniciar un nuevo ciclo de democratización y transformación de Barcelona”.

En otras palabras, se acude de nuevo al victimismo del que tanto hizo gala la propia Ada Colau durante su segundo mandato, con una acusada ausencia de la autocrítica anunciada.

Reforzar la estructura

Para incidir en la política municipal, fortalecerá sus 14 asambleas de barrio, diez asambleas de distrito, ocho espacios de movilización, nueve ejes y tres comisiones técnicas, además de otros grupos llamados de “segundo orden”, como las estructuras territoriales que se reúnen quincenalmente.

Janet Sanz, líder de BComú

Janet Sanz, líder de BComú EUROPA PRESS

Todas están controladas por la Coordinadora Central, un espacio ejecutivo que decide lo que se hace, que tiene 41 miembros y que también se reúne cada 15 días.

Luego, está el plenario y El Comú, que se reúne una vez al año y que viene a ser una asamblea general. Las decisiones políticas operativas las decide la Coordinadora; las estratégicas, el plenario y las de gran trascendencia organizativa y de criterio, El Comú. Los comunes tienen, según el documento organizativo, 1.416 activistas y 21.070 simpatizantes.

Una oferta política a 10 años vista

Pero para poner en marcha esa maquinaria considera el partido que “es fundamental formar nuevos cuadros políticos y acompañar y ser punta de lanza a los movimientos sociales de la ciudad”. Así, su estrategia pasa por hacer lo contrario que en 2015: aquel año, “hicimos el trayecto de las plazas a las instituciones, canalizando el malestar social hacia una propuesta transformadora.

Ahora, es posible que nos toque hacer el trayecto inverso: volver a las calles, mantener el contacto con la base social que nos impulsó y construir desde la proximidad con los movimientos que defienden la justicia social, la vivienda, el feminismo y el ecologismo”.

Todo ello aderezado con la decisión de “mantener la bandera alta, porque eso nos dará prestigio y coherencia. Necesitamos construir una hipótesis de acción política que piense a diez años vista, que continúe siendo válida más allá de las municipales de 2017”. El reloj de los comunes ya se ha puesto en marcha.