La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau / EFE

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau / EFE

Información municipal

Colau encarga la Oficina de Asuntos Religiosos a una fundación árabe

Vuelta de tuerca de la alcaldesa tras la polémica por querer deshermanar a Barcelona con Tel Aviv y acusar a Israel de Apartheid

19 diciembre, 2022 00:00

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La polvareda que los comunes levantaron por iniciar una campaña para pedir el deshermanamiento de Barcelona con Tel Aviv, capital económica de Israel, amenaza con ir a más por otra polémica decisión de los responsables municipales: han encargado la gestión de la Oficina de Asuntos Religiosos (OAR) a la Fundación Privada Bayt Al-Thaqafa durante los próximos años. El motivo de la campaña para el deshermanamiento con Tel Aviv era para castigar a Israel, a quien los comunes acusan de promover un genocidio contra los palestinos.

Tel Aviv, sin embargo, es una de las ciudades más progresistas y está en manos de fuerzas contrarias al gobierno de Benjamin Netanyahu, a quien Ada Colau y los suyos quieren castigar. La capital israelí está considerada por las izquierdas judías como “un estado dentro del Estado de Israel” precisamente por su carácter y sus políticas progresistas. Entre otras cosas, se la llama “la capital mundial más friendly LGTBI”. En resumen, el oportunismo de los comunes barceloneses atenta directamente contra una ciudad a la que deberían defender a capa y espada porque ella también defiende uno de los principios ideológicas de que Colau presume y que mima especialmente: los derechos del colectivo LGTBI.

PROMOVIDA DESDE EL CONSISTORIO

La iniciativa de deshermanamiento ha desatado la controversia y, casi unánimemente, asociaciones judías, tanto progresistas como conservadoras, acusan a los comunes y a sus aliados de promover “un sentimiento de odio y de antisemitismo muy peligroso”. La contraofensiva de Colau ha sido brutal. Ya no es sólo que los comunes utilicen las herramientas del propio Ayuntamiento para promover la campaña antisemita (la campaña se dirige y gestiona desde una web municipal) ahora, además, han contratado a la fundación Bayt Al-Thaqafa para gestionar una oficina que debería ser imparcial y que debería transmitir una imagen de neutralidad tanto ideológica como religiosa o cultural. La oficina pende del área de Cultura, Educación, Ciencia y Comunidad, a cuyo frente está el común Jordi Martí, sexto teniente de alcalde y persona próxima a Colau.

Actividad de la fundación Bayt Al-Thaqafa / BAYT AL-THAQAFA

Actividad de la fundación Bayt Al-Thaqafa / BAYT AL-THAQAFA

Desde un punto de vista de sentido común, no parecería lo más adecuado, tras la polémica generada, encargar la gestión de la oficina que ha de tratar con todas las confesiones a una fundación vinculada a intereses ideológicos árabes, por mucho que los comunes tengan vínculos ancestrales con organizaciones musulmanas, ya que ello refuerza las acusaciones de antisemitismo apuntadas por las organizaciones israelíes.

INVITACIÓN A UNA TERRORISTA

Desde círculos israelíes se critica que, en cambio, se ha llegado a invitar a una terrorista palestina, Leila Khaled, a dar una conferencia en Barcelona. Khaled participó como gran estrella invitada en el Festival Literal, un evento cultural subvencionado por el consistorio. Como miembro del grupo terrorista Septiembre Negro, había secuestrado un avión de pasajeros de Estados Unidos, desviándolo a Damasco. La propia terrorista obligó al piloto a sobrevolar Haifa, su ciudad natal. Un año más tarde, intentó secuestrar otro avión que volaba de Ámsterdam a Nueva York, pero las fuerzas de seguridad israelíes mataron a su acompañante y la detuvieron a ella. Además, aseguraba que su primer novio fue un kalashnikov (fusil de asalto da fabricación rusa). Khaled fue presidenta de la Unión General de Mujeres Palestinas y miembro del Consejo Nacional Palestino, además de integrante del buró político del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP).

El diferente rasero de los comunes aúpa ahora a una asociación escorada hacia determinados intereses: aunque en su patronato figuran las Hermanas Franciscanas Misioneras de María y la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, sus postulados están muy dirigidos hacia un público árabe, lo que levanta suspicacias entre los judíos de Barcelona. El Ayuntamiento perdió una magnífica oportunidad de limar asperezas ideológicas y raciales y otorgó un contrato de gestión a la Fundación citada, que se embolsará, de momento, más de 524.000 euros, que se podrían duplicar a casi 1.050.000 euros si al final de 2024 se prorroga la concesión por dos años más.

Manifestación contra el hermanamiento de Barcelona con Tel Aviv / LAFEDE

Manifestación contra el hermanamiento de Barcelona con Tel Aviv / LAFEDE

LAS ACUSACIONES DEL SÍNDIC

Por su parte, el Síndic de Barcelona, David Bondia, instó al Ayuntamiento a revisar el texto de los acuerdos de hermanamiento de Barcelona con Tel Aviv, pero también con la localidad palestina de Gaza. Los memorandums de hermanamiento con esas dos villas fueron firmados en 1998, cuando Joan Clos era alcalde. Bondia destaca en su informe que 24 años después “los acuerdos en el marco de los cuales se produjo el hermanamiento no han funcionado. El mismo Ayuntamiento admite en su página web que el fomento de la colaboración entre las sociedades de las tres ciudades, por razones derivadas del conflicto, nunca se ha podido llevar a cabo. Las circunstancias vigentes han cambiado radicalmente en comparación con las obligaciones asumidas en aquel momento, hecho por el cual la Sindicatura defiende que cualquiera de las partes podría invocar la caducidad del acuerdo”.

El Síndic acusa a Israel de promover el apartheid palestino y de realizar crímenes de lesa humanidad pero, contrariamente a lo que plantean los comunes, no sólo se posiciona para el deshermanamiento con Tel Aviv, sino también con Gaza: recomienda “que se revoque el acuerdo de amistad y cooperación entre las tres ciudades”. Además, pide que se revisen todos los acuerdos de hermanamiento que tiene Barcelona en la actualidad.

David Bondia, síndic de Barcelona / EUROPA PRESS

David Bondia, síndic de Barcelona / EUROPA PRESS

El informe en cuestión refuerza la postura de Colau y su equipo a la hora de demonizar a Tel Aviv y suma otro agravio contra las entidades y empresas israelíes, habida cuenta que el encargo de la gestión de la OAR ha sido un asunto más político que cultural: la adjudicación se hizo sin ninguna otra entidad que licitase por el contrato (lo que quiere decir que no hubo competencia) y unas semanas después de que entidades afines a los comunes iniciasen una gran campaña para el deshermanamiento. En la actualidad, se han sumado a esa campaña más de un centenar de asociaciones o entidades a esa campaña, entre las que destacan BeC, CUP, Arran, Enginyers Sense Fronteres, el Institut de Drets Humans de Catalunya (IDHC, que el propio Bondia presidía hasta hace sólo unos meses), Aigua és Vida, Observatori DESC, Iridia o Sindicat de Llogaters.

LAS CLÁUSULAS DEL CONTRATO

En un informe interno del Ayuntamiento se señala que el cometido de la OAR es prestar servicios de información, formación, atención, mediación de conflictos, asesoramiento, debate y diálogo entre las diferentes creencias religiosas y convicciones presentes en Barcelona”. Entre los valores que ha de preservar figuran una “comunicación inclusiva, un plan de igualdad o medidas de igualdad, medidas contra el acoso sexual y por razón de sexo, e igualdad de oportunidades y no discriminación de las personas LGTBI”.

En las cláusulas del contrato se especifica que la oficina ha de “promover la colaboración de las entidades religiosas entre ellas y con otras entidades de su entorno más cercano”, asesorar a entidades religiosas y sus miembros sobre cuestiones legales y de financiación, poner en contacto a las entidades religiosas con servicios y programas municipales para facilitar la interlocución, dar herramientas a las entidades para la “incorporación de la perspectiva intercultural en su organización, estructura y actividades”, o “asistir a las celebraciones y actividades de las comunidades religiosas que se considere necesario según las directrices de la coordinadora”. Habrá que ver si el diálogo con las entidades de la religión judía puede mantenerse normalizado o la decisión del equipo municipal convertirá a las entidades israelíes en una especie de grupos proscritos marcados públicamente por el hecho de ser semitas o practicar la religión judía.