El lujo se ha instalado en la Diagonal en forma de hotel de cinco estrellas y se llama Sofía. En su renacer como ave fénix de las cenizas del Gran Hotel Princesa Sofia, el Hotel Sofia ha perdido el título nobiliario pero ha ganado en diseño, en vanguardia, en oferta gastronomía y en detalles selectos. Todo está pensado al milímetro, desde el uniforme del ascensorista hasta la sofisticada decoración del Wish Granted, su mejor suite, que ha tenido el privilegio de ser estrenada por el laureado tenista Rafa Nadal.
El Sofia solo mantiene la estructura interna - los cimientos y los pilares – de su antecesora principesca, porque ha cambiado desde la fachada al párking, desde la terraza de la planta 19 al spa, desde los restaurantes hasta . No es una capa de maquillaje, no es una reapertura “es una transformación”, como ha explicado el arquitecto del proyecto, Albert Blanch. La oruga funcional pero mítica, el paradigma del hotel de cinco estrellas de la Barcelona de los 70 del que “todo el mundo tiene una historia que contar”, como bien ha destacado el presidente ejecutivo de Selenta Group (el propietario del hotel), Jordi Mestre, se ha transformado en mariposa.
Y qué mariposa. El hotel hace del lujo su bandera y ofrece 447 habitaciones y 18 suites de diseño, con un precio medio de 270 euros la noche, en función de la temporalidad. La estancia en la selecta Wish Granted (que es un majestuoso ático de 300 metros, con vistas panorámicas a la ciudad desde la planta 18, con cocina - cocinero, camarero y mayordomo incluido-, y decorado a la última, con la máxima elegancia) se disparará más allás de los 12.000 euros por pernoctación.
LA EXPERIENCIA DEL LUJO
El Hotel Sofia busca restituir el prestigio ganado a pulso por su antecesor y convertirse en sinónimo de alta calidad, atrayendo tanto a clientes internacionales como nacionales, incluidos los barceloneses "de un cierto poder adquisitivo", ha reconocido Mestre. Pero no solo para que duerman, también para que disfruten de sus restaurantes, de sus servicios, de sus propuestas de ocio, de su SPA de 1.100 metros cuadrados o de sus 22 salones para banquetes, congresos y convenciones. “Sofia simboliza la experiencia del lujo”, en palabras de Juan Avellaneda, uno de sus diseñadores.
El resultado de un año largo de obras y de una inversión de 60 millones de euros es un nuevo concepto de calidad hotelera “muy actual y muy vanguardista tanto en arquiotectura como diseño”, que van de la mano. “Hasta los uniformes forman parte de la arquitectura”, ha reconocido Avellaneda. El gran cartelón de la fachada con el viejo nombre del hotel que durante décadas fue el gran reclamo del Princesa Sofía, también ha pasado a mejor vida.
La fachada, de diferentes texturas, luce ahora limpia “como un edificio anónimo pero con identidad propia, atemporal, que se abre a la Diagonal (que es su nuevo logotipo) y a Barcelona”, ha descrito Blanch. Durante el Mobile, su prueba de fuego, el nuevo hotel prevé estar lleno hasta la bandera (ya tiene reservado el 95% de sus camas). Su plantilla de 250 empleados, que podría ampliarse, va a tener que ponerse las pilas desde el minuto cero.