Agentes de la Policía Municipal de Terrassa en el salón de juegos / POLICIA MUNICIPAL TERRASSA
¿Tiene futuro la policía local?
"La incorporación de nuevas actividades en el día a día ha provocado un malestar creciente que tiene que ver, sobre todo, con los salarios y la carga de trabajo"
La Guardia Urbana de Barcelona dispone de un servicio propio de información y documentación, también tiene una red de cámaras de seguridad que ya reúne imágenes de unos 300 puntos conflictivos de la ciudad; incluso dispondrá en breve de pistolas táser.
Esos poderes marcan la diferencia entre la policía municipal de la capital y la del resto de los ayuntamientos catalanes, donde ahora aflora un conflicto larvado en los últimos años.
Primero fue la migración y los problemas derivados del choque de costumbres, como la convivencia más elemental o la utilización de los espacios públicos.
Luego, su implicación en la prevención delictiva, en las emergencias, en los servicios sociales y en la coordinación con el resto de los cuerpos policiales.
La incorporación de esas actividades en el día a día ha provocado un malestar creciente que tiene que ver, sobre todo, con los salarios y la carga de trabajo.
Un cuerpo que supone el 50% del total de efectivos de la policía catalana ha tenido que ejercer nuevas funciones reservadas inicialmente a otras unidades para las que no se considera retribuido.
Hay que replantear el sistema, quizá cuestionarlo; y ordenarlo. Y aunque parece que se están dando los primeros pasos para ello, el enfrentamiento está servido, especialmente en los consistorios menos pudientes y en los que han dejado pudrir el problema.
El absentismo policial de L’Hospitalet de Llobregat, que oscila entre el 24% y el 35%, tiene que ver con la segunda categoría.
Una ciudad de 280.000 habitantes y con los problemas de seguridad que genera su tamaño, más los que exporta Barcelona, no puede permitir que el conflicto adquiera esas dimensiones.
El verano pasado, los agentes de Malgrat de Mar recurrieron a la misma estrategia para apretar a su ayuntamiento. En pleno agosto, forzaron un absentismo del 92% de la plantilla. Como ha pasado en otros pueblos, los Mossos tuvieron que echar una mano. Inadmisible.
Ya se están dando pasos para unificar la formación y preparación de los agentes de las plantillas municipales, una tarea de la que podría encargarse el Institut de Securitat Pública de Catalunya.
Y se podrían convocar unas oposiciones únicas en todos los municipios para estandarizar y profesionalizar las plantillas, y poner fin a los agravios comparativos.
La gran cuestión, no obstante, seguirá siendo cómo financiar el esfuerzo. La Guardia Urbana de Barcelona, que lleva muchos años ejerciendo funciones –para entendernos-- de primera línea, tiene salarios medios equiparables a los de los Mossos.
El consistorio tiene músculo para hacerlo, ¿pero qué pasará con el resto?¿lo pagará la Generalitat o habrá que reclamarlo a la Administración central, como ya apuntan algunas fuentes?
Si al final se exigen los mismos requisitos de formación y preparación, y se equipara la retribución, ¿tendrá sentido la existencia de cuerpos policiales diferentes?