Se acercan las elecciones y las viejas estrellas del populismo catalán sacan sus trajes de luces. Empiezan las estrategias de los populismos de todo signo para encontrar enemigos con los que polarizar durante la campaña electoral.

Quienes se inclinan por el populismo nacionalista lo tienen fácil. Es lo de siempre. Llevan años parapetados tras la lucha contra un supuesto enemigo que les genera un enorme rédito electoral. La lucha contra España, el supuesto estado opresor. Este polarizador funciona, así que no es necesario buscar nuevos enemigos en ese segmento electoral.

Quienes lo tienen algo más complicado son los populistas de pseudoizquierda. Necesitan encontrar enemigos, y la alcaldesa de Barcelona ha iniciado su búsqueda particular con aparente acierto. El pasado jueves la alcaldesa cargaba vía twitter contra Amazon. “…propongo que no compremos en Amazon: apenas paga impuestos y no da vida a los barrios…” afirmaba la alcaldesa. 

¿Propondrá también la alcaldesa no comprar en grandes superficies? El argumento podría ser similar ¿no?. No compréis en grandes superficies que dañan al pequeño comercio y la vida de los barrios. Pero ahora eso ya es antiguo. Ahora toca cargar contra Amazon. Poco importa el impacto de esta empresa en nuestra economía. Poco importa que, tal como explicaba ayer a la perfección Joaquin Romero en su artículo de opinión en este mismo medio, quede meridianamente claro que Amazon distribuye productos locales y emplea a empresas de aquí. Y poco importa que para colmo estén transformando sus flotas de reparto para que éste sea medioambientalmente inocuo. 

Lo único importante aquí es que hay que buscar un enemigo, y pelear contra la empresa del hombre más rico del mundo suena bastante bien. Ya se sabe. Dar la sensación de enfrentarse a los poderosos es siempre una lucha que da mucho rédito a una izquierda que en lo último que piensa es en el bienestar de sus ciudadanos pero maneja con habilidad la retórica. La culpa es de Amazon, votad a Podemos. 

Y esta inferencia que subyace en las palabras de la alcaldesa se la permite mientras vende su libro en Amazon del mismo modo se permite atacar una y otra vez al transporte privado mientras twittea desde un coche oficial. El único objetivo es siempre cazar votos mediante la retórica propia de quien cree que lo único importante es el mensaje. El ejemplo que lo den otros como el primer ministro de Holanda, que se desplaza en bicicleta. 

Lo peor es que el cinismo lo utilizan ya de forma constante. La preocupación por el pequeño comercio que esgrime ahora al cargar contra Amazon se le olvida cuando el objeto de debate es el top manta. Al final, el problema es que la argumentación además de falaz, es interesada e irresponsable. Por un lado nos dicen que es necesario ayudar al comercio de proximidad en su camino hacia la digitalización y por otro se posicionan claramente en contra de aquellos que pueden ser un elemento clave en dicha digitalización. Es todo un sinsentido constante. Un despropósito.

Todo responde a una estrategia puramente electoral. Y esto, desgraciadamente, ya no sorprende a nadie. Los comunes pretenden utilizar Barcelona como catapulta electoral para las autonómicas de febrero. Tengamos en cuenta que 7 de los 8 diputados que tienen los comunes a día de hoy son de Barcelona. Barcelona es lo único que les queda. Incluso a nivel nacional. 

Barcelona vuelve a ser el centro del debate político en Cataluña, y todos tratan de utilizarlo en su beneficio. Los comunes no tienen más recurso que el Ayuntamiento. Desde la alcaldía tienen que atacar a Amazon para configurar un enemigo político que pueda darles rédito electoral. Atacan a Amazon porque no tienen proyecto. Necesitan atacar a Amazon porque son incapaces de presentar un proyecto propositivo. 

La verdad es que para querer luchar contra la vieja política han acabado haciendo lo de siempre. Utilizar la posición de gobierno de las instituciones para favorecer la difusión de su retórica vacía que tiene como único propósito mejorar su situación electoral. Poco importan los intereses de la ciudadanía de Barcelona. Lo único importante es sacar un puñado más de votos en las próximas elecciones.