Ada Colau acudió a Madrid para reforzar el último mitin de Pablo Iglesias, y así le ha lucido el pelo. El machote de Galapagar ha salido de la política trasquilado y con el rabo entre piernas. Y Colau le ha enviado una despedida doliente. Siempre con el cuento de la lágrima y el cepillo de hacer la pelota y punto, le ha escrito lindezas tan cursis como: “Gracias, Pablo, por poner el cuerpo y tu inteligencia en los momentos más difíciles”. Para una feminista como ella, lo de la inteligencia del gallito de Vallecas podría discutirse. Pero lo de poner su “cuerpo” es de un machismo arrebatador y una cosificación de la persona imperdonable. Luego se pone más chaquetera y le dice: “Has sido una persona clave en la política española de los últimos años”. Y aprovecha para recordarle que “hemos vivido momentos inolvidables juntos”, tal vez en referencia a cuando quedaron atrapados en el ascensor del Ayuntamiento de Barcelona porque montaron en tropel sin respetar el límite de peso.
La epístola melosa y enamoradiza de Colau se deshace en alabanzas a su venerado líder, que, según ella, ha ayudado a “abrir un camino que hay que seguir cultivando con paciencia, generosidad y determinación”. No podían faltar unas gotas de su tradicional moralina y su desbocada manía de decirle a la gente lo que debe hacer: “Mereces tener un tiempo para cuidarte y disfrutar de tu vida personal y familiar". Para concluir, lanza una velada amenaza a la ciudadanía de Madrid y de Barcelona que anuncia: “Nos querían en soledad, nos tendrán siempre en común”. ¿Significa que la puerta giratoria de Iglesias le llevará a Barcelona? ¿Se traen ambos algo feo entre manos? ¿Abandonará el zar madrileño derrocado su palacio para ayudar a Colau a acabar de hundir a Barcelona? ¿Cómo se entiende que si es tan inteligente no captase el gafe que lleva incorporado Colau y que su presencia en Madrid, usando el nombre de Barcelona en vano, precipitaría su ruina?
¿A quién se le ocurre invitar a ayudar a su candidatura a una alcaldesa que le montan una manifestación cada semana para que se vaya, como a él se la montaban cada día? La que tiene a los equipos municipales de limpieza ocupados en borrar las pintadas contra ella cuando ha dejado la ciudad convertida en un asco coloreado a base de brocha gorda. La que permite que el centro de emergencias de la Guardia Urbana, Mossos d’Esquadra, bomberos y profesionales del Sistema de Emergencias Médicas esté en un sótano tan siniestro e insalubre que ha intervenido la Inspección de Trabajo. La respuesta a estos hechos y preguntas es la misma de Iglesias y de Colau: son pobres chivos expiatorios del fascismo e incomprendidos por el pueblo al que quieren salvar. Además, a ella la critican por ser mujer. Pero nunca por su ineptitud, su demagogia y su desfachatez política, ética y estética. De momento, cortada ya la coleta de su amado líder, le toca ponerse a remojar.