Supongo que mi vida ideal podría perfectamente consistir en pasarme todo el santo día deambulando por Barcelona, a la manera de un flâneur, descubriendo y compartiendo inspiradores viajes de vida y obra con gente creativa, singular. La mejor colección posible que imagino consiste en un catálogo de 'mentes inquietas'. A mediodía, tomarte un aperitivo con un músico, comer en un japo con una arquitecta, por la tarde, pasear por el parque con un creativo y, cuando cae la noche, salir de copas con un fotógrafo.

Inspirarme para inspirar. Me chifla eso de poner en valor a la gente que aporta valor. Cometido y vocación. Un privilegio. Son ellas y ellos quienes construyen la ciudad, nuestra ciudad, a través de sus canciones, sus diseños, sus creatividades y su manera de interpretar el mundo. Una urbe no son tan solo los edificios, las calles y plazas, los museos y monumentos. Barcelona son los seres que la habitan y transitan, que la sueñan y aman.

Gracias al azar, que me ha dado y me da tanto, tuve la oportunidad de conocer, no hace mucho, a Malika Favre en su actual hábitat cotidiano, un luminoso piso barcelonés en la avenida de la Diagonal. Celebérrima ilustradora y diseñadora francesa, sus creaciones generan infinitos y poderosos universos femeninos a todo color. Fue la responsable del exitoso cartel de las fiestas de La Mercè de 2021. Plagiada y referente minimalista. Ya dibujaba sin parar desde que era una niña, no tenían tele en casa. ¿Casualidad o causalidad?

Me enseñó diversas de sus portadas para la revista más glamurosa y prestigiosa del mundo mundial, ni más ni menos que el The New Yorker. Me explicaba que la revista hacia castings a nivel global para elegir cada ilustrador para cada nueva edición. Ella ganó muchas veces. Se sentía atraída por las ciencias y empezó la carrera de ingeniería cuántica, que luego inspiró su arte, tan rebosante de matemáticas y geometrías de ensueño. 

La verdad es que no sé casi nada de la galaxia TikTok, tan de moda ahora mismo, tan mainstream. Uno de los que lo están petando es Jordi Puig, más conocido internacional y digitalmente como Jordi Koalitic. Es un fotógrafo y videógrafo barcelonés que empezó en Instagram, hace unos siete años. Pero desde que decidió mudarse a TikTok sus cifras son de vértigo. Realiza tutoriales para democratizar la fotografía, para que todo aquél que quiera se convierta en un crack capturando instantes efímeros, belleza que pasa.

Marcas tan globales como el F.C. Barcelona, Lamborghini, Pepsi, Xiaomi, Red Bull o Nestlé, han requerido de sus creaciones visuales. Jordi siempre dice que casi con cualquier cosa puedes hacer una foto espectacular, tan solo se trata de aportar una mirada diferente, singular. La tuya. 

No hace más de un añito que todos hablan de Alizzz (Cristian Quirante), cerebro en la sombra de grandes fenómenos actuales del pop español. Me cuentan que se hace llamar Alizzz por Alice in Chains, el emblemático grupo de música grunge de Seattle. A nivel sonoro, su pasión siempre fueron las guitarras distorsionadas, pero el apogeo le ha llegado gracias a la música electrónica.

Se ha convertido, en cuatro telediarios, en una de las figuras más influyentes de la escena musical internacional. No es muy popular todavía, en cuanto a seguidores en redes, pero ha compuesto y producido canciones y discos que se han convertido en fenómenos enormes.

Un amigo del mundillo bohemio-musical me dice que fue en Madrid, en unas fiestas de San Isidro, donde coincidió por primera vez con el mítico C. Tangana. Desde entonces, a través de sus conceptos hechos música, ha trabajado desde la sombra para que brillen con luz estratosférica artistas como el propio C. Tangana, Rosalía, Lola Índigo, Aitana o Ana Torroja.

Hace ya unos meses que me hablan, de manera insistente y entusiasta, de Jordi Albert Garcia, precoz y polifacético creativo de nuestra ciudad. En menos de una década, ha logrado poner en pie un grupo empresarial que incluye diversas compañías. Una incubadora de startups (Istartium), una potente agencia digital (Iwebyou), una agencia tecnológica (Wit) e incluso una productora audiovisual (The Muscovy Duck).

Sus 24 horas al día deben ser 36, por lo menos. Publicista, fotógrafo, compositor, escritor y emprendedor. Su buque insignia es James Brand & Co (agencia creativa), su alter ego fotográfico (heterónimo visual) es Magnus Apoluk. Y como compositor y productor musical dirige Barry Black. Desde su agencia proyectan talento Made in Barcelona al universo, creando campañas ganadoras para marcas tan exigentes como Reebok, Inditex, Danone, Adidas, CaixaBank o Telefónica.

Cerramos esta geografía humana de talentos con otra mente inquieta de primer nivel, Eva Franch, prestigiosa arquitecta barcelonesa, responsable del Storefront, uno de los centros de arquitectura más transgresores del mundo. Se trata de una organización sin ánimo de lucro comprometida con las formas más innovadoras de la arquitectura, el arte y el diseño. Un reputado arquitecto me dice que Eva, al frente del Storefront, llegó a liderar un proyecto alucinante, Cartas al alcalde.

Algunos arquitectos escribían cartas a los alcaldes de sus respectivas ciudades, invitándoles a un diálogo constructivo y colaborativo para repensar los espacios y los usos urbanos. De Nueva York a Ciudad de México, de Buenos Aires a Atenas, de Taipéi a Madrid. Se imaginan algo así por aquí, en nuestra maltrecha Barcelona... Un diálogo real, crítico y libre entre arquitectos, urbanistas y el gobierno municipal. ¡Eso sí sería un buen ejemplo de democracia ciudadana!

Seguiremos de ruta por la Barcelona más luminosa y creativa. Hay tantas mentes inquietas por aquí que no hay quien se las acabe.