A menos de un año de las municipales y con un resultado de vértigo, según las encuestas, el mundo conservador, la derecha de toda la vida sea independentista o no, tiene la casa por barrer. Hay partidos sin candidato, candidatos sin partido, partidos que han sido, todavía son, y que pueden dejar de ser, y partidos que aspiran a aprobar en su primer examen en serio, a ser o no ser.

La izquierda tiene las cosas más ordenadas. Colau se vuelve a presentar para salvar un barco que lleva a la deriva mucho tiempo. Desde que en 2015 rompieron la política catalana no han parado de decrecer. Si Colau no se presentara, los riesgos aumentarían de forma exponencial. Maragall repite en ERC y su partido deshoja la margarita para designar un número dos que coja el testigo si las cosas se torcieran. El PSC ha superado el temporal interno y en octubre designará a Jaume Collboni en unas primarias. Solo una incógnita: que Sánchez haga una crisis de Gobierno y haya que reajustar la candidatura, aunque Iceta no parece que esté por la labor. Collboni ha superado la zozobra de los últimos meses y las encuestas le sonríen. A pesar de todos los interrogantes, el panorama está meridianamente claro en la izquierda barcelonesa, incluso en la CUP que aunque todavía es partido sin candidato, porque los cupaires los eligen siempre en el último momento. En el fondo da igual quién sea. Entrarán o no en el consistorio por su marca.

Otro partido sin candidato es el PP. Se han tocado a algunos independientes, con escaso éxito parece ser, Alberto Fernández se ha puesto en las quinielas y el PP catalán mira a Génova. Nuñez Feijóo tiene mucho que decir, a quién designar y recuperar parte del voto perdido. Tampoco Vox tiene candidato, pero Vox se parece a la CUP. Tendrá sillón en el pleno por su marca, el candidato es lo de menos. En la derecha independentista, tras la “espantá” de Elsa Artadi están inmersos en su Talent Candidat. Neus Munté ha resucitado, Trias dice que nanay pero no se descarta incluirlo en lugar destacado, y el que parece que tiene todos los números es el conseller Argimon, que no esconde sus ganas de abandonar el Govern. El conseller Giró también aparece pero no parece que tenga ninguna intención. Se reserva para otros menesteres. Y la guinda de las incógnitas. Sandro Rosell que puja fuerte en las encuestas, a un tris de conseguir representación, pero que sigue dudando. Dicen que apuesta por una plataforma, pero en Junts están en fase de conquista. Y dicen que Sandro ha encargado una encuesta, de las de verdad, y en función del resultado tomará decisiones. Septiembre se augura como el momento.

Ciudadanos tiene candidata y los restos del naufragio como partido. Las encuestas los ponen en el filo de la navaja y lo sucedido en Andalucía, y lo que está por suceder, no parece que ayuden a las naranjas que están al borde del precipicio y a punto de dar un paso adelante. Y para cerrar el círculo, al margen de los algunas candidaturas con afán de protagonismo, Valents. Eva Parera está muy activa pero las encuestas la descartan. A pesar de la intensidad comunicativa de Valents, que se presenta como una alternativa de centroderecha-nacionalista española beligerante con el nacionalismo catalán y que aspira a ser un partido nacional, su impacto demoscópico es cero. Mucho tendrían que cambiar las cosas para Valents para mejorar sus expectativas. Quizás, Parera como candidata no aporta mucho, y el partido necesitaría un liderazgo fuerte que no parece tener.

Y mucho tendrán que cambiar las cosas en todo el espectro político de la derecha. No ganarán, sin duda, pero sus concejales pueden ser fundamentales en la elección del nuevo gobierno. Los números están tan endiablados que la derecha puede convertirse en árbitro. Por un lado, el espacio se clarificará y algunos se quedarán en la cuneta, y por otro, el triple empate de ERC-comunes-PSC que se dibuja en las encuestas pueden convertir sus ediles en claves, incluso con posiciones compartidas aunque con intereses diferentes. Veremos.