Hace pocas semanas se ha creado una “Comisión Técnica” de la que se sabe muy poco, con el objetivo de mejorar la conectividad de largo radio, lo que obliga a incrementar la capacidad del Aeropuerto de Barcelona. El trabajo de la Comisión permitiría evaluar cada uno de los escenarios posibles desde el punto de vista medioambiental, económico y técnico-operativo a efectos de facilitar la toma de decisión por parte del Govern y Estado, de quien depende la decisión final.

Es importante insistir en la necesidad de llevar el debate a un foro exclusivamente técnico que evite la utilización del aeropuerto como una pieza del puzle político en lugar de una infraestructura estratégica al servicio, no solo de Barcelona, sino de toda Catalunya. Si los trabajos de la Comisión se desarrollan hasta finales de 2025, existe un alto riesgo de interferencia con el calendario político.

Si no queremos perder oportunidades de nuevas conexiones, debemos definir una estrategia propia, con escenarios específicos para nuestro Sistema Aeroportuario y aplicarlas lo antes posible.

Dicho esto, algunas propuestas tienen un gran recorrido en los medios de comunicación, pero muy limitado o nulo desde el punto de vista económico y/o técnico- operativo, como la ya famosa pista sobre el mar, difícil de entender para cualquier profesional con una mínima experiencia en operación aeroportuaria. Su implantación representaría una clara pérdida de eficiencia operativa del aeropuerto y para recuperarla, obligaría a un rediseño del campo de vuelo con un alto coste económico. ¡Algunas propuestas recuerdan las realizadas hace 25 años, cuando se evaluaba la ubicación de la tercera pista... y ahora el diseño es otro!

En el diseño de una pista de vuelo, la evaluación operativa es absolutamente necesaria. No estamos hablando del diseño arquitectónico de una terminal ni del desarrollo urbanístico de una ciudad aeroportuaria y en la propuesta hecha, hay una falta clara de esta evaluación. No tiene sentido afirmar que no es necesaria la terminal satélite, ya que la propuesta produce una gran asimetría en el campo de vuelo (Terminales y Pistas) dando lugar a una importante ineficiencia operativa. Contemplar un escenario de no crecimiento (50M pax) y proponer una pista al mar es como mínimo contradictorio.

Según los promotores, la utilización de un pilotaje especial en una superficie de 4.000 metros de longitud y 300 metros de anchura sobre el mar tiene un impacto medioambiental menor que afectar a la lámina de agua de La Ricarda.

La primera reflexión que sugiere es: ¿Podemos adoptar una solución tecnológica parecida de 200 o 300 metros por encima de la lámina de agua de La Ricarda con lo que preservamos la laguna y reducimos su impacto? Los expertos en medioambiente y en el Delta tienen la respuesta.

La opción de recuperar la configuración de pistas independientes, considerada en la DIA (09/01/2002), es la mejor opción desde un punto de vista estrictamente operativo, la que proporciona mayor capacidad de pistas, si bien modifica el impacto acústico actual en las poblaciones del entorno del aeropuerto. Las instituciones con poder de decisión tendrán que valorar su viabilidad.

Las diferentes propuestas para alargar la actual pista próxima al mar incrementan la capacidad de pistas del aeropuerto y anulan total o parcialmente la actual interferencia de la pista de llegadas en configuración de pistas segregadas en función del alargamiento que se decida. Evidentemente, desde el punto de vista operativo, la mejor opción es la que garantiza una configuración de pistas segregadas puras. Es importante comentar que el impacto acústico se reduce en todas las opciones, en unas más que en otras.

Nos estamos jugando el futuro del aeropuerto en un momento clave para posicionarnos en el importante flujo este-oeste, Asia-Europa-África-América, que nos permita disponer de vuelos de largo recorrido. Barcelona está muy bien ubicada desde el punto de vista geográfico, pero no lo tiene fácil para posicionarse desde el punto de vista estratégico, por los competidores en el mercado del transporte aéreo, por la estructura de su tráfico, con gran influencia del grupo IAG y estar rodeado de un entorno medioambiental de gran valor que exigirá que la alternativa que se elija permita conseguir un balance ambiental positivo del conjunto del Delta.

El reto no es fácil, con debates en los medios de comunicación dónde se mezclan conceptos, como modelos de gestión, sistema aeroportuario catalán, emisiones de CO₂, impacto acústico, turismofobia… y ello frena sistemáticamente la toma de decisiones.

La solución Técnico-Operativa es relativamente sencilla. El reto es encontrar la solución de equilibrio con la mejora global del Delta. Este debería ser el trabajo de la Comisión Técnica, evaluar las diferentes alternativas que mejoran la capacidad de pistas, a fin de que las instituciones con poder de decisión opten por la más adecuada.