En la última legislatura, el Aeropuerto de Barcelona-El Prat ha sido motivo de controversia entre algunos partidos políticos y el sector socioeconómico de la ciudad en relación con la ampliación. La posibilidad de alcanzar su techo operativo por no dar más de si la capacidad de las pistas ni las infraestructuras de atención a los pasajeros es una realidad cada vez más cercana.
A ello debemos unir la imposibilidad actual de ampliar los vuelos de largo radio por la disposición actual de las pistas y el impacto acústico que conllevaría la modificación de la operativa para permitir más despegues de aviones de fuselaje ancho.
En el ámbito socioeconómico, como apunté en alguno de mis anteriores artículos, no hubo unanimidad en plantear una solución final única a la ampliación por motivos diversos, pero sobre todo por desconocimiento de la operativa aeronáutica y de gestión aeroportuaria eficiente presentada en algunos estudios por autores externos al sector aeronáutico.
Esta situación produjo una serie de planteamientos negativos por parte de algunos políticos con responsabilidad ejecutiva en el Gobierno de Catalunya, Ayuntamiento de Barcelona y entidades ecologistas. Todos argumentaron los impactos negativos de la posible ampliación, más desde una vertiente emocional e incluso, en ocasiones, demagógica que desde una visión serena y técnica aeroportuaria. Todos estos argumentos facilitaron e incidieron en la falta de voluntad política.
En este ámbito Foment del Treball creó una comisión para estudiar a fondo las alternativas de la ampliación, en la que tuve la suerte de participar como experto en gestión aeroportuaria y piloto comercial con una experiencia de más de veinte años de profesión. La conclusión mayoritaria, entre las estudiadas, fue que la solución óptima era la prolongación de la pista mar con un plan de gestión ambiental integral de todos los espacios naturales que rodean el Aeropuerto, no sólo la Ricarda.
Ampliación que debe ser gestionada y planificada por gestores y técnicos profesionales de los diversos sectores de conocimiento aeronáutico, medioambiente y planificación territorial. Con el Presidente Illa existe un cambio de tendencia muy importante: la voluntad política de afrontar seriamente el proceso de ampliación del aeropuerto.
El nuevo Gobierno de la Generalitat ha reactivado la comisión Estado-Generalitat para consensuar la propuesta de AENA para la ampliación con un tono sosegado y perspectivas de futuro, planteando alternativas medioambientales complementarias para salvaguardar los impactos en las zonas húmedas con la prolongación de la pista mar, solución indispensable para la optimización de la operativa de vuelos del Aeropuerto.
Por su parte, el consejero delegado y presidente de AENA, Maurici Lucena, lo tiene claro. A su juicio, el tema que tratamos es una de las ampliaciones técnicamente más complejas que hoy existen en Europa y debe quedar en manos de expertos con conocida formación aeronáutica. El tema es muy serio y no podemos perder el tiempo.
Debemos ponernos a trabajar por una mejora de las prestaciones del aeropuerto e incluso con cierta ambición poner las bases para el desarrollo de una industria aeroportuaria en nuestro país al modo de otras zonas aeroportuarias europeas.
Es esencial y preciso dar luz verde al proyecto de forma urgente, pero hay que ser realista, la ampliación y sus efectos no se podrán materializar hasta transcurridos unos años. Sinceramente creo que con esta nueva política levantaremos vuelos de largo recorrido.
Ferran Plana Dropez Máster oficial en Gestión Aeroportuaria y Piloto de transporte de líneas aéreas.