Veo que los Sirex actúan en Madrid el próximo 7 de marzo en compañía de Loquillo, que siempre ha sido fan suyo y se ha dejado la piel para que los pioneros del rock en Catalunya sean reconocidos como se merecen y reciban el mismo tratamiento social que los cantautores antifranquistas (con escaso éxito, dado lo cerril de nuestras autoridades).

Catalunya fue la cuna del pop español, como demuestra la formación de los Sirex en 1959. No sé si les han concedido la Creu de Sant Jordi, pero yo diría que se la han ganado merecidamente.

Los Sirex estuvieron activos (y triunfales) entre 1962 y 1971, año en el que se disolvieron para reunirse de nuevo en 1977. Desde entonces, se les puede considerar reincorporados a la escena musical española. Yo diría que el motor del grupo y responsable de su vigencia es un señor de la Barceloneta llamado Antoni Miquel Cerveró, en arte Leslie y en su barrio, el Anxoveta.

Sujeto dinámico a más no poder, tuve el placer de conocerle hace unos años, cuando militaba en CiU y lo tildé de rockero convergente. Él me dijo que solo pretendía luchar por su barrio, y me lo creí (luego salieron unas supuestas mangancias financieras que nunca se aclararon -¿hay algo más convergente?-, pero las dejé pasar porque el tipo era muy simpático y me había caído francamente bien).

Ya no recuerdo a santo de qué le fui a entrevistar para El País, pero pasé con él un rato estupendo. Su rollo working class era muy gracioso. “Nosotros no teníamos pasta para ir a San Francisco o al festival de la isla de Wight”, decía. “Y en el barrio la principal diversión consistía en liarnos a pedradas en la playa con los gitanos, nen”.

El hombre se presentaba como una especie de redentor de la Barceloneta o, por lo menos, como un agente social preocupado por su querido barrio. Y te daba la bienvenida a la Barceloneta como si llegaras del planeta Plutón y hubieras dado con el guía ideal para no perderte en territorio desconocido.

Se habla mucho del carácter incombustible de Mick Jagger y Keith Richards, pero el Anxoveta sigue actuando a los 81 años. ¡Y hecho un potro! No sé si aún ejerce de convergente, ni si las trapisondas de que se le acusó tenían alguna base real, pero me da lo mismo.

Aunque la Catalunya oficial se resista a tratar a los Sirex como se merecen, Leslie, junto a los supervivientes de los buenos viejos tiempos, sigue en la brecha. Si no lo incluyen en la catalanidad, allá ellos. Y mira que las canciones de los Sirex rebosan catalanidad: recordemos lo de “que no quede ninguno, ninguno, ninguno, ninguno DE feo”.

En mi infancia, el pop barcelonés era una pugna entre los Sirex y los Mustang, comandados por Santi Carulla, que había sido brevemente el vocalista de los Sirex. Para mí no había punto de comparación. Los Sirex componían sus propias canciones, mientras los Mustang se dedicaban a grabar versiones no muy convincentes del repertorio de los Beatles.

Los Sirex lo petaron en toda España y escalaron los puestos más altos del hit parade nacional. De su época, solo mantienen cierta vidilla los Salvajes, gracias al empuje de su baterista, Delfín Fernández, otro tipo sensacional que me presentó el Sisa (habían ido juntos al colegio). Y dejando aparte la nostalgia y el revival, si uno se toma la molestia de escuchar los viejos discos de los Sirex se encontrará con un material sonoro con fundamento, que diría Arguiñano.

Puede que alguien se pregunte por qué unas viejas glorias de los años 60 se empeñan en seguir actuando. A mí me parece una decisión muy razonable. ¿Para qué quedarse en casa con los nietos si aún eres capaz de llenar estadios? Loquillo sigue el mismo camino, que es el de los Stones, y no detecto el menor asomo de patetismo en ese agarrarse al escenario. ¿No eres músico? ¡Pues actúa!

Estaría bien un cierto reconocimiento oficial del valor de los Sirex, pero a falta de eso no está mal irse a actuar a Madrid con uno de sus mayores fans. Estaría bien valorar lo que tenemos, pero parece que no nos ha llamado Dios por ese camino.