Jaume Collboni será mejor alcalde que candidato”. La aseveración hecha una semana antes de las elecciones por un veterano colaborador del PSC parece haberse confirmado en el ecuador del mandato en el Ayuntamiento de Barcelona, a tenor de lo visto en la encuesta publicada este lunes por Metrópoli Abierta.

El PSC se consolida con un crecimiento que le llevaría a los 12 regidores y, sobre todo, al pódium de los grupos municipales. Ganar no lo es todo -lo suyo es obtener una mayoría suficiente de gobierno- pero visto lo visto en la política municipal, catalana y española, una victoria es un mundo.

Tampoco ganó Pedro Sánchez, y ahí lo tienen. Y ya casi nadie recuerda la pírrica victoria de Salvador Illa, bendecido en el Parlament por una oposición inoperante.

Además, la política local tiene otras dinámicas y el bastón de mando municipal da mucho poder. Ahí están los presupuestos aprobados contra todo y contra todos hace algo más de un año en Barcelona. Pero no debería equivocarse el PSC a la hora de valorar esa encuesta y la leve ventaja que le otorga.

Que Junts pague con una caída de 4 puntos la salida de Xavier Trias del consistorio y la falta de un candidato reconocible no es tan mala noticia para el partido de Carles Puigdemont, si es capaz de lanzar una candidatura creíble a tiempo.

Los ex convergentes se mantienen como segunda fuerza a pesar de las batallas internas en el partido y en el grupo municipal, lo que significa que esa marca -la de ex convergentes- sigue siendo la más atractiva para una parte sustancial del electorado barcelonés

Una parte del electorado a la que los socialistas han apelado sin disimulo con sus políticas de seguridad, de la mano de Albert Batlle, y su empeño en presentarse como un gobierno bussines friendly, con Jordi Valls como abanderado.

Buenas palabras que necesitan relacionarse con los hechos, y ahí está el telón de Aquiles del gobierno municipal. Porque Collboni, rehén del apoyo de ERC -de los Comunes ya se han olvidado, vista la dinámica obstruccionista del grupo que lidera Janet Sanz- no podrá sustanciar las políticas fiscales que le reclaman desde el mundo empresarial.

Tampoco una promesa que fue bandera de la anterior campaña y sigue sin cumplir: eliminar la reserva del 30% de vivienda social para toda obra nueva o rehabilitación en Barcelona.

Una medida que se ha demostrado no solo inútil, sino contraproducente, como demuestran año tras año los datos de obra nueva en la capital catalana. Los promotores miran sin disimulo hacia el área metropolitana mientras se limitan a transformar edificios de viviendas en oficinas en el caso de Barcelona.

Lo denunciaba hace poco el Colegio de Arquitectos: de todos los proyectos visados en 2024, solo tres edificios están obligados a cumplir con el 30% y suman solo 12 futuras viviendas de protección.

En Junts son conscientes de estos datos y saben que la mayoría absoluta que ostentan junto al PSC es la única vía posible para reformar esa reserva del 30% que es tabú para los comunes y un Himalaya imposible, hoy por hoy, para el dividido grupo de Esquerra. De ahí que hayan decidido echar toda la carne en el asador y exigir a Collboni la única contraprestación que sus fieles entenderían: una rebaja fiscal que aligere los bolsillos de las familias de clase media que integran el grueso de su electorado.

Nada nuevo bajo el sol. Si los comunes han entendido que la fórmula mágica de su comunicación política pasa por presentar un nuevo impuesto tras cada pacto con los socialistas -una máxima que lo mismo vale para la Generalitat que para el Ayuntamiento- en Junts han entendido que su mejor triunfo es andar el camino contrario. Esto es, menos impuestos en la segunda ciudad más cara -fiscalmente- de España.

Por cierto, más de uno se sorprenderá al saber que el ranking lo encabeza Madrid, donde cada vecino paga una media de 1.000 euros en tasas e impuestos locales, a pesar de ser la capital de la libertad, el liberalismo y los impuestos bajos que el PP dice abanderar desde la capital española.

Visto lo cual habrá que recordar ese impagable adagio español: “del dicho al hecho…” a la hora de hablar de impuestos y política local. Aun así, la encuesta elaborada por Electomanía para Metrópoli Abierta es una buena noticia para Collboni, pero también le pone deberes para la segunda parte del mandato si quiere que esa leve ventaja se consolide y aumente.