Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) se fundirá ocho millones de euros en renovar el fondo de armario de su elegante y glamuroso personal. La concejala culpable promete que el resultado de tal dispendio se verá de aquí dos años.

El cambio de imagen intenta que una gente habitualmente malcarada y desaliñada luzca como un pincel. Aunque un ropaje que auguran más moderno y confortable no mejorará ni disfrazará su desabrido trato a la clientela.

Se les suministrará “diez piezas básicas y doce artículos como polos de manga corta y larga, pantalones de estilo chino y cargo, falda, sudadera, softshell, cazadora, anorak, calcetines y cinturón”. Que se note que la casa es grande y no repara en gastos.

No se tiene en cuenta que la industria de la moda es de las más contaminantes del mundo contra el medio ambiente. Ni que sus emisiones de carbono afectan al cambio climático y al calentamiento global. Una decisión poco progresista.

Lo importante, según la concejala cero-ecologista, es que “se eliminan definitivamente la camisa y la corbata, dando paso a un vestuario más ergonómico y práctico, con tejidos técnicos adaptados a cada estación del año”.

Desaparece la corbata, demasiado burguesa para sus sindicatos repletos de antiguos izquierdistas descamisados. Por eso no la lucían concejales como el autobusero Josep Garganté (CUP), ni Pau González (BComú), desertor del Metro.

También resulta inquietante que se hiciera una encuesta interna a las, les y los futuros figurines de la empresa. Al 86% les gustó y expresó la voluntad de pasar a un uniforme de estilo más “casual”. Con “patronaje ergonómico, adaptado para el hombre y la mujer".

Si el gusto fashion que sienten por la moda es el mismo que se gastan por el trabajo, que se preparen los usuarios. Ya que poco o nada bueno cabe esperar de una gente tan aficionada a huelgas, a incidencias sospechosas y a chantajear al Ayuntamiento.

Tan acostumbradas como están a tratar a los usuarios como rehenes y como ganado sin derechos animales, su prepotencia es un maltrato continuado a los contribuyentes que ven violado su derecho a trasladarse libremente y con dignidad.

Un gesto de austeridad, solidaridad y responsabilidad social podría ser que la ropa del personal pasara de padres a hijos y la reaprovechasen. De igual modo que sus familiares heredan unos derechos adquiridos en convenios para privilegiados.

En Transports de Barcelona, S.A. gozan de 1.750 pases gratuitos para jubilados. Y otros 8.979 pases gratuitos para familiares de empleados y jubilados. Un dineral público no ingresado que damnifica a la empresa de todos los contribuyentes. 

En Ferrocarril Metropolità de Barcelona, S.A. disfrutan de 1.457 pases gratuitos para jubilados de la empresa. Y otros 5.055 pases gratuitos para familiares de empleados y jubilados. Otro despilfarro que perjudica al balance de resultados

Ante tantas prebendas y regalías, en lugar de mejorar el servicio y acometer obras más importantes, sobre los nuevos y costosos uniformes podría decirse de TMB el refrán “aunque la mona se vista de seda…” Pero sería insultar a las monas.