Elsa Artadi
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La líder de JxCat en el Ayuntamiento de Barcelona y vicepresidenta de la formación del forajido Puigdemont ha iniciado su campaña electoral frente al Palau de la Música. Por su cara bonita y con sinvergüencería, Elsa Artadi ha posado allí donde convergentes y ex convergentes protagonizaron el mayor escándalo de corrupción y de comisiones ilegales, siendo condenados a prisión Félix Millet y Jordi Montull a quienes el Gobierno ha denegado el indulto. Además, la institución cultural reclama a JxCat más de seis millones de euros, de los más veinte expoliados, que fueron a dar a las arcas de la entonces CDC. Pero Artadi se niega a devolverlos, pasando el muerto a sus antes correligionarios del PdeCat.
Al borde de la morosidad ética y económica, la alumna protegida y aventajada del ex consejero Mas-Colell, a quien el Tribunal de Cuentas ha embargado sus bienes porque desvió dinero público al llamado Diplocat, se blinda mediante las primarias de su partido para elegir al o la rival de Colau al frente de la alcaldía. Figura radical de chica más que bien en la corte de Waterloo, Artadi es, en el fondo, en las formas y en su catalán de entonación nasal, el arquetipo de independentista de la Diagonal hacia arriba. Todo ello, sin embargo, no le otorga derecho alguno a burlarse de todos los catalanes que sufrieron y pagaron el expolio del Palau de la Música prometiéndoles “recuperar el orgullo de ser de Barcelona”. Y así confunde el malherido orgullo de la ciudadanía con su ególatra petulancia.