Albert Batlle
Noticias relacionadas
La sabia respuesta del concejal de prevención y seguridad, Albert Batlle, sobre el gran incendio en el Eixample ha sido: “No podíamos saber que se iba a producir”. Igual, como no se sabe si tocará la lotería. En claro declive de sus facultades más allá de la edad de jubilación, ha bordado su incapacidad con el error de “excusa no pedida, culpa manifiesta”.
Sorprende tanta ineptitud cuando el bar causante del estrago había sido denunciado, pero no ordenó precintarlo ni controlarlo pese a que los vecinos habían advertido de que la causante del siniestro es persona amenazante y peligrosa. Pero como Batlle no es Sherlock Holmes, ni investigó ni aplicó el prudente principio del hombre prevenido vale por dos.
Niño bien de Sant Gervasi, fue boy scout con pantalón corto hasta que tenía más de veinte años. Simpatizante del independentismo del primer origen, se alistó al socialismo, fue buen concejal de deportes cuando Maragall, trabajó en los servicios penitenciarios convergentes, en la Oficina Antifraude donde se cometieron algunos fraudes, y dirigió los Mossos d’Esquadra hasta que abandonó el barco antes de la república que no existe, idiota, según uno de sus ex subordinados.
Repescado para obedecer y complacer a Colau, le crispan las críticas, ha contraído el sectarismo de su jefa y ha dilapidado el prestigio de la Guardia Urbana colaborando con los yayoflautas que cortan la Meridiana. Sin carisma entre los agentes, la inseguridad bate récords en Barcelona. Pero según su profundo modo de pensar, no puede saber cuándo se le acabará chollo.