Jordi Rabassa
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Hay quien con la cara paga y con la caradura cobra. Jordi Rabassa es el concejal de Ciutat Vella que delira con liquidar el turismo en el centro histórico de la ciudad. Conocido como acosador de restaurantes de la Barceloneta que frecuentan policías, y por degradar más Ciutat Vella, afirma que el turismo de Semana Santa “no aporta nada positivo”. Pero lo único que ha aportado él a la ciudad son libros y artículos insignificantes sobre Sant Andreu. Un piernas de barrio como es, se queja de las aglomeraciones y la “sobreexplotación”, porque hoteles, apartamentos y empresas turísticas han logrado ocupaciones del noventa por ciento.
Militante de la ignorancia y sin experiencia que avale su capacidad gestora, rebuzna que Ciutat Vella: “no es un escaparate ni un producto”, y amenaza con luchar contra quien “busca el beneficio rápido y no cuida de las personas”. Con su sectaria turismo-fobia, no considera personas a los turistas ni a quienes viven del turismo. Más clasista imposible, es otro vividor de la izquierda caviar, lo cual es un insulto para la izquierda y el caviar. Uniformado de adalibán, es cómplice de la casta que veta hoteles, odia el lujo y frena el progreso.
Miente cuando dice que lo hace todo por los vecinos, porque lo único que ha logrado es que los vecinos de toda la vida huyan del barrio a causa de la inseguridad, la suciedad y el abandono. Servil al dictado de su ama, convierte Ciutat Vella en un gueto donde concentrar y encerrar la emigración, la delincuencia y la pobreza.