Xavier Trias i Vidal de Llobatera, candidato a ser reelegido alcalde de Barcelona, se crece por momentos. Aprendida la lección de que no emplear mano dura contra los okupas de Can Vies le costó la vara de alcalde, el pediatra afable, tranquilo y bien educado recuerda que aún es un líder. Y que, por tanto, elegirá sus socios de gobierno y elaborará su lista pasando de la banda de Laura Borràs y de su candidato in péctore Cuevillas, el abogado españolista con antecedentes falangistas que defiende al forajido de Waterloo y se negó a pagar una botella de vino que se sopló él solito.
Como resulta ser que fueron a buscarle como candidato porque los de Junts ya no están juntos, Trias dicta las condiciones y no quiere en su lista a nadie de la extrema derecha secesionista de JxCat. Buen conocedor de una ciudad que vivía bien y tranquila antes de Colau, admite que su objetivo es ganar las elecciones y, en caso de que no lo consiga, ayudar a Collboni o a Maragall para liberar a Barcelona de la alcaldesa que sume la ciudad en la decadencia, la pobreza y los desbarajustes.
Dotado de buen ojo clínico para diagnosticar el infantilismo de los colauistas, el doctor Trias ya ha programado desprogramar proyectos como el tranvía de la Diagonal. Convergente de la escuela clásica, es un catalanista, nacionalista, liberal e inteligente. Por ello no engaña a nadie cuando anuncia que si no gana las elecciones o no es elegido alcalde, se irá a su casa. Y si es elegido no repetirá mandato. Justo lo contrario de que lo hizo y hace Colau, lo cual ya es un tanto a su favor.