Laura Pérez
Antes de huir por la puerta de atrás de las listas electorales, Laura Pérez, concejala de Derechos Sociales, Justicia Global, Feminismos y LGTBI, recibirá 80.950 euros de subvención para el chiringuito Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano (CIDEU) del cual es secretaria general y su comadre Ada Colau forma parte del Consejo Rector. El CIDEU es un chollo de los comunes para “afrontar los desafíos de la nueva realidad urbana” y montarse un Compromiso Metropolitano 2030. A su última reunión acudieron representantes de Argentina, Colombia, Brasil y Chile, países expertos en corrupciones.
Pérez, que dice estar “formada” en periodismo, es una de aquellas rojas de boquilla que vivió de becas y paseos subvencionados por Sudamérica. Sin mucha experiencia laboral, llegó a concejala y está bien colocada en la Diputación, donde presume de un postgrado en asuntos de género en Argentina. Ahora, ha anunciado que se retira “satisfecha, y orgullosa del trabajo bien hecho con todo el equipo de Ada Colau y Barcelona En Comú”.
Lo que no cuenta es que una empresa audita las subvenciones directas a su área y las de Justicia Global y Cooperación Internacional. Tras la censura del Tribunal de Cuentas sobre los contratos sin concurso al urbanismo táctico de Colau, puede llegarle el turno de rendir cuentas. Quien de momento no la fiscalizará es el Comité de Ética del Ayuntamiento, que lleva dos años sin emitir informes de transparencia. Así, Laura Pérez piensa irse de rositas antes de que se descubran sus presuntos chanchullos y posibles engaños. Y si el electorado no lo impide, pronto se la verá en alguna puerta giratoria.