David Escudé
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El concejal de deportes del Ayuntamiento de Barcelona, David Escudé Rodríguez, se ha ganado la crítica y animadversión de la Federació Catalana de Rugby, que le acusa de mentir reiteradamente, de incumplir sus promesas, de no acudir ni a partidos relevantes como el de Catalunya contra Suecia y de “pasar” de sus reivindicaciones porque el Ayuntamiento comunero nunca ha tenido una política deportiva positiva, sino al contrario. Como Colau ha menospreciado tantas veces a deportes que no organice su camarilla y que consistan en cortar muchas calles. Cómplice del sectarismo, cuando el abogado socialista fue nombrado concejal, declaró ser “el hombre más feliz del mundo”. Henchido de autosatisfacción se dedicada al autobombo de los eventos internacionales, olvidando arraigados deportes autóctonos como el rugby.
La FCR, que cumple cien años, avisa de que peligra el rugby por falta de instalaciones. Datos objetivos indican que Barcelona sólo tiene cuatro campos de rugby para 2.000 jugadores, mientras que Madrid dispone de trece para 4.000. La capital de España ha inaugurado cuatro campos y en Barcelona no se ha construido ni uno desde los Juegos Olímpicos de 1992, lo que consideran “un agravio histórico” de los consistorios desde entonces hasta hoy. No sorprende que un concejal tan ufano y cuidadoso de su anatomía deportiva sea nada propenso al rugby. A pesar de que se tenga en cuenta que es un superdotado que coordinó a la vez las áreas municipales de Deportes, Mujer, Juventud, Inmigración, Cooperación, Educación, Cultura, Comunicación, Función Pública y Coordinación Territorial. Sobrándole tiempo para lucir imagen emperejilada y repeinado de diseño.