El delegado del fondo hispanosuizo Stoneweg en España, Joaquin Castellví López, se camufla en la America's Cup Experience. Con un currículum plagado de fracasos y escándalos, Castellví y su fondo están tras el Museo Hermitage de Barcelona, que fracasó, una urbanización a pie de costa en Begur y una playa artificial al lado del estadio del Atlético de Madrid, entre otros proyectos conflictivos.
Presidente del grupo empresarial que lleva su apellido, el padre de Castellví fue pionero en las inversiones del 22@. Y el 2015 el hijo fue uno de los impulsores del grupo inversor Stoneweg. De familia muy bien y muy vinculada al real estate, ha pasado por Edmond de Rothschild, donde se encargó de inversiones inmobiliarias. Acompañado de su socio Jaume Sabater, la America's Cup Experience (no confundir con la competición de vela), desembarcó en el Port Vell y ocupó el espacio de los cines Imax que pensaba gestionar el grupo Mediapro de Jaume Roures.
En esta competición de fondos y grupos empresariales de tiburones, Stoneweg cuenta con numerosos escándalos urbanísticos y denuncias de ecologistas. En su entramado hay filiales como Varia Investment Cultural, asociada a la empresa AC House Barcelona, que toparon con Colau y compañía. Sin quedar nunca claro quien controla los casi 2.000 millones de Stoneweg, este año han entrado en el museo Palau Martorell, en la cadena de restauración The Belbo Collection y en el futuro hub cultural de la fábrica Godó i Trias de L'Hospitalet. Por tantos méritos propios, Castellví ha ingresado en el selecto club de personajes inquietantes.