Las ruinas de las casas baratas del Bon Pastor, ocupadas a la espera de un derribo que no termina
- Vecinos del barrio barcelonés denuncian el peligro que entraña la ocupación de esos inmuebles, en los que todavía puede haber amianto
- El Bon Pastor, el barrio más cubierto de amianto de Barcelona
Llegan, escalan el tejado, abren un agujero y se cuelan. Las ruinas de las antiguas casas baratas del Bon Pastor son un constante foco de ocupaciones. A pesar de los numerosos desalojos, poco tiempo pasa hasta que estas vuelven a aparecer llenas de familias que se asientan incluso con niños.
Así lo han explicado desde la Asociación de Vecinos del Bon Pastor a Metrópoli. Se trata, eminentemente, de personas de origen migrante, "sobre todo del norte de África y del África subsahariana".
Los vecinos han dado la voz de alarma, precisamente, por la inseguridad que implica la ocupación de estos inmuebles. Construidas las primeras viviendas en 1929, se trata de edificios que llevan años abandonados y en un estado decadente, rodeados de residuos de obra y basura.
Solo se ha conservado, en calidad museística, una isla de 16 viviendas, 10 de las cuales ya se han remodelado y transformado, según consta en la página del Museu d'Història de Barcelona (MUHBA).
Antigua barriada popular
De los cientos de hogares de unos 40 metros cuadrados que llegó a haber, la mayoría son hoy escombros. Pero todavía queda una parte que ni ha sido derribada, ni se planea para ella un uso alternativo.
En estas, son recurrentes las ocupaciones por parte de personas de colectivos particularmente vulnerables. Pero las casas son peligrosas. Uno de los motivos por el que el derribo es particularmente lento es por la presencia de amianto en los edificios.
Preguntados por este digital, fuentes municipales detallan que el pasado abril arrancó el derribo de los últimos 184 inmuebles. En estos momentos, hay tres filas de casas que no se han podido tirar debido a que en ellas vive gente y sería peligroso.
Zona de amianto
Este material, conocido también como asbesto o fibrocemento, requiere de un tratamiento especial para retirarlo. De romperse, las partículas que quedan en suspensión en el aire son altamente cancerígenas. Por ello, los trabajadores deben llevar máscaras y EPIs y cada zona debe recubrirse con cortinas de plástico.
Según pudo comprobar este digital el pasado verano, todavía quedaban placas elaboradas con este material a la espera de ser retiradas por unos trabajadores que, como ya se explicó, no estaban debidamente protegidos.
Desalojos frecuentes
Vecinos del barrio explica que los desalojos son constantes, pero "dura poco tiempo". "Hay casitas que, aunque tapiadas en ventanas y puertas, tienen agujeros en sus techados. Esos mismos los utilizan para acceder al su interior y desde dentro los vuelven a cubrir", detallan.
El consistorio, por su parte, señala que "el derribo definitivo no podrá llevarse a cabo hasta que todas las casitas estén desocupadas. No obstante, ya se han comenzado diversas intervenciones en una de las islas para minimizar el riesgo de nuevas ocupaciones, al mismo tiempo que se mantiene el diálogo con los vecinos que permanecen, con el fin de encontrar una alternativa adecuada a su situación".
Asimismo, el Ayuntamiento ha iniciado la apertura de expedientes por infravivienda en la isla que presenta un mayor grado de ocupación por personas sin título de propiedad, con el objetivo de recuperar estas casitas y proceder a su demolición.
Aunque muy pocas en comparación con las que llegó a haber en lo que fue una barriada de clase muy humilde, su destino final se retrasa constantemente, influido también por estas ocupaciones.