Sarrià esconde una masía rural histórica: una “isla” de otro siglo
Esta masía del siglo XVI, convertida en casa de campo, formaba parte originalmentea la finca de la Torre Gran, perteneciente a la antigua partida de Canyelles de Les Corts de Sarrià
18 enero, 2024 23:30Can Raspall es una pequeña isla de otro siglo encajada en el número 35-37 del paseo de Manuel Girona. Un recuerdo lejano del pasado agrícola de esta zona que hoy pertenece al distrito de Sarrià-Sant Gervasi. Al fondo, tras los pocos árboles que la custodian y la breve escalera de tres peldaños que conduce a la entrada, se distingue la silueta de una masía basilical con cubierta a cuatro aguas. La fachada principal, de composición simétrica, presenta tres balcones en la planta noble: uno central, sobre la puerta principal, con su arco de medio punto dovelado, y otros dos laterales en los que destacan las ventanas góticas, al parecer, reaprovechadas de otro edificio. Una galería de pequeños arcos de medio punto deja entrar la luz en el desván, en la parte más alta de la casa, bajo la cubierta.
Desde la acera de enfrente, se aprecia la estructura de la casa, dividida en tres partes y en la que sobresale el cuerpo central, el más antiguo de esta masía original del siglo XVI que, según el Arxiu de Sarrià, formaba parte de la finca conocida como la Torre Gran, perteneciente a la antigua partida de Canyelles de Les Corts de Sarrià. Sin embargo, el primer propietario del que se tiene noticia es Francesc Dalmau, en el siglo XVII, que tras su muerte dejó la propiedad a su esposa, Valèria Dalmau Safont. El nombre de Can Raspall es posterior, le viene de Joan Pau Raspall, que compró la casa en 1739 a Jaume Janer, alcalde de Les Corts en 1673.
La propiedad pasó a manos de Eusebi Güell Bacigalupi a finales del siglo XIX, y de este a la sociedad Urbanización Güell S.L hasta su disolución en 1932. En los años 20 del siglo pasado, Antoni Biada, otro de sus propietarios, encargó a Josep Canaleta Cuadras una gran reforma en la que se adosó un cuerpo nuevo a la derecha del central y un porche a la izquierda. También se modificó la fachada y se decoró con esgrafiados geométricos y rodeó la casa de jardines, actualmente reducidos a prácticamente nada y de los que apenas se conservan algunos fragmentos de algunas de las estatuas y algunos elementos decorativos reunidos en la parte posterior de la casa.
En 1967, el Grup F. Asociación de Propietarios de Barcelona compró la casa a la familia Figueras, entonces propietaria. Desde entonces ha tenido diversos usos. Primero fue la sede del Estudi General Lluís Vives y más tarde, tras una nueva reforma y adecuación de los arquitectos Alonso y Balaguer, se convirtió en sede social y administrativa de la Clínica CIMA. Can Raspall también albergó durante algún tiempo el Institut Marquès.