Cuando el dentista se pone 'en los zapatos' del paciente
La anestesia sin agujas y la sedación consciente ayudan a superar la ansiedad y la odontofobia
22 octubre, 2018 19:19Noticias relacionadas
No, eso de que “sólo es un pinchacito” ya no cuela; y que “ni te vas a enterar” de la extracción de una muela o de una endodoncia, tampoco. El miedo o temor al dentista es tan generalizado que pocos pueden afirmar que acuden a la consulta como si nada...
Un rechazo atávico que se acentúa cuando el paciente es un niño o padece una demencia o una enfermedad mental, y que se vuelve casi insuperable cuando se sufre odontofobia (fobia al dentista), situación en que se encuentra aproximadamente el 15% de la población, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Afortunadamente, esto ya está cambiando gracias a que cada vez más dentistas se ponen “en los zapatos del paciente” e incorporan técnicas que les facilitan las cosas. La anestesia sin agujas y la sedación consciente son de gran ayuda, en especial cuando hablamos de cuadros fóbicos, que son un grado superior al “normal” miedo o ansiedad que genera en buena parte de la población.
“Es importante distinguir entre el miedo al dentista y la fobia”, matiza el doctor Joan Blade, especialista en tratamientos bucodentales del Hospital El Pilar, de Barcelona, y muy comprometido profesionalmente con el objetivo de hacer que sus pacientes superen la odontofobia.
“El miedo es una reacción ante un estímulo físico. Es decir, estoy sentado en la silla del dentista, veo el instrumental y puedo sentir miedo al dolor que puede producirme. Sin embargo, la fobia es un pánico exacerbado sin que haya ningún estímulo presente. Sólo pensar en el dentista provoca taquicardia o conductas de evitación y acaban buscando una excusa para anular la visita con las consecuencias que eso puede acabar teniendo en su salud bucodental”, explica.
ANESTESIA SIN AGUJAS
Según una investigación española con pacientes odontológicos reales, “el principal temor se centra en las actuaciones terapéuticas que generan o posibilitan daño físico”, y el temido pinchazo de la anestesia ocupa los primeros puestos.
La denominada “anestesia computerizada” borra ese foco de ansiedad ya que permite prescindir por completo de la jeringuilla convencional. “Gracias a esta técnica innovadora, podemos administrar la anestesia mediante el flujo continuo e intenso del líquido con una cánula sin pinchazo, de forma que el paciente apenas siente nada”, explica el doctor Blade.
“Además de minimizar el estrés que las agujas pueden generar -añade-, la anestesia computerizada reduce el cuadro de ansiedad y solo anestesiamos la zona sobre la que debemos intervenir y no un bloque mandibular completo, como con la anestesia clásica, de forma que el el labio no queda ‘dormido’ y el paciente puede recuperar su actividad normal de inmediato. Todo ello aumenta su confianza, que es el primer paso para superar el temor y la fobia”.
SEDACIÓN CONSCIENTE
Pero no basta con hacer desaparecer la aguja para que la persona odontofóbica deje de serlo. Y tampoco para que un niño o un adulto superen la ansiedad y el miedo aun cuando no sufran esta fobia. Las técnicas de sedación consciente inhalatoria o intravenosa son también muy útiles para vencer esas barreras.
“Cuando debemos realizar intervenciones más complejas y largas, o cuando el paciente es especialmente inquieto, la sedación inhalatoria con óxido nitroso le permite relajarse y perder la ansiedad, todo ello sin efectos secundarios, ya que esta sedación es prácticamente inocua”. El especialista del Hospital El Pilar se refiere a lo que popularmente se conoce como el “gas de la risa”, de rápida metabolización y eliminación y baja potencia anestésica.
En el caso de tratarse de un paciente con odontofobia, el doctor Joan Blade recomienda la sedación consciente intravenosa. Como ocurre con la sedación inhalatoria, no es comparable a lo que habitualmente conocemos por “anestesia quirúrgica”, pero sí tiene un efecto más intenso que el óxido nitroso. “Se trata básicamente de la combinación de un medicamento para ayudar a relajarse (un sedante) y otro para bloquear el dolor (un anestésico). Generalmente, el paciente permanece despierto, aunque en un profundo estado de relajación”.
EL PODER DE LA COMUNICACIÓN
Y junto a estas técnicas de sedación y la ausencia de agujas, el doctor Joan Blade es un claro defensor de una terapia imprescindible para superar el miedo al dentista: la comunicación. “Es el primer paso. En nuestra consulta no tenemos sillón dental. Hablamos con los pacientes en un ambiente relajado; hay que dedicarles mucho tiempo, conseguir que se genere confianza”.
Porque el objetivo principal de estas técnicas novedosas, subraya, “es que acaben venciendo esa fobia. Normalmente, una vez han superado un tratamiento bajo sedación, los pacientes se dan cuenta de que pueden controlar la situación y pueden llegar a tratarse con normalidad”.