Barcelona afronta una Semana Santa diferente. La capital catalana tiene un aspecto que no se asemeja en nada al del año pasado. Sus calles y plazas vacías, los hoteles llenos de pacientes de coronavirus, las pastelerías cerradas y las monas por encargo llegando a los hospitales.

De esta manera, los vecinos de la ciudad condal, recluidos desde que se dictaminó el estado de alarma por Covid-19, asisten a las misas por streaming y salen a la calle solo si es necesario. Eso sí, acuden a su cita de las 20.00 horas para aplaudir día sí y día también al personal sanitario, los cuerpos policiales, los dependientes y todos aquellos que se juegan su salud a diario para que la ciudad siga funcionando y supere la pandemia. Los homenajes a los trabajadores que están al pie del cañón no cesan, igual que en el resto de ciudades del Estado.

PLAYAS VACÍAS Y DÍAS NOSTÁLGICOS

A pesar del buen tiempo a las playas de Barcelona, que están más bonitas que nunca, solo acuden las gaviotas y otros animales marinos. Por la calle se puede ver como algunas personas sin hogar siguen durmiendo al ras en asentamientos improvisados, sin estar confinados en alguno de los pabellones organizados por el ayuntamiento. En los vagones de metro unas cuantas personas circulan ataviadas con mascarillas, guantes y todo tipo de protección, que incluso fabrican de forma casera. 

Metrópoli Abierta ha hecho un recopilatorio de las imágenes más representativas de Barcelona durante la Semana Santa en época de reclusión. Todas ellas muestran la esencia de la ciudad en unos días festivos cargados de nostalgia. Os llevamos la ciudad a vuestras pantallas:

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