Construcción en la calle de Sardenya que conserva en el exterior la fachada original de 1912 / INMA SANTOS

Construcción en la calle de Sardenya que conserva en el exterior la fachada original de 1912 / INMA SANTOS

Vivir en Barcelona

Sardenya, 98: conservar el pasado para vivir en el futuro

La construcción conserva en el exterior la fachada original de 1912 y ofrece en el interior un concepto de vivienda totalmente nuevo

30 junio, 2021 00:00

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Es imposible no detenerse ante el edificio que ocupa el número 98 de la calle Sardenya. Su estética no deja indiferente, es como una criatura mitológica formada a partir de dos criaturas diferentes –mitad caballo, mitad humano; mitad dragón, mitad león– pero en versión arquitectónica y temporal.  Algo así como quien traza una línea del tiempo: de cintura para abajo, el pasado, y, de ahí para arriba, el presente (o el futuro).

Este edificio de obra nueva surgió a partir de la conservación de una fachada de planta y piso catalogada del año 1912. Efectivamente, esta parcela se encuentra en el catálogo de Patrimonio Arquitectónico de la Ciudad. “Las fachadas de las edificaciones anteriores a 1932 se deben mantener, aunque no estén protegidas individualmente, a no ser que exista declaración de ruina del edificio (Art. 19)”, detalla en la ficha descriptiva correspondiente, que puede consultarse en el Portal de Información Urbanística.

Dicho y hecho, constructora y promotor del edificio se pusieron de acuerdo y vieron la oportunidad para conservar y rehabilitar la planta y el piso antiguos y añadir un edificio de nueva construcción, con un revestimiento exterior contemporáneo y moderno.

NUEVO MOVIMIENTO ARQUITECTÓNICO

Por fuera, extraña bestia resultante, puede gustar más o menos, pero desde luego llama la atención. Un aspecto rompedor bajo el que se ocultan una veintena de viviendas de alto standing distribuidas en espacios polivalentes similares a los lofts. Otro concepto de piso en el que unas enormes puertas correderas permiten abrir o mantener separadas las zonas de dormir, cocinar, trabajar o estar.

Quién sabe, quizá dentro de unos años este sea un ejemplo de un nuevo movimiento arquitectónico.