Entre los establecimientos emblemáticos e históricos de Barcelona, siempre han despuntado los restaurantes por la riqueza gastronómica de la ciudad. Pese a que hay varios locales –incluso centenarios– que mantienen su esencia desde el primer día, muchos otros no han resistido al impacto de la crisis de la pandemia y han bajado la persiana.
Muchos de estos establecimientos, algunos más antiguos que otros, han dejado un gran recuerdo en los barceloneses por diferentes motivos. Por ello, Metrópoli ha recogido los restaurantes que cerraron sus puertas para dejar un buen recuerdo de las características de cada uno de ellos:
SENYOR PARELLADA
El cierre de Senyor Parellada es uno de los que despiertan el lado nostálgico de los barceloneses. Fue todo un referente en la ciudad, tanto antes como después de las Olimpiadas.
Este histórico restaurante, que abrió sus puertas hace casi 40 años, era uno de los locales que más definía a la gastronomía catalana, con todo su sabor y las mejores recetas tradicionales de la tierra. El local, por su parte, era elegante, con estilo clásico-colonial y diferentes salas.
"La Escudella i carn d'olla" (el cocido catalán), los "macarrones de asado con el sofrito de siempre" o el "Arroz del Senyor Parellada" eran algunos de sus manjares más destacados.
AGUT
El restaurante Agut de la calle de Gignàs, en El Gòtic, se fundó en 1924, por lo que hubiese llegado al siglo de vida en el 2024. No obstante, después de 97 años de servicio, su gerente, Jordi Castellví –descendiente de la familia Agut– decidió traspasar el negocio.
Una de sus características principales es que todos los mediodías ofrecían uno de los mejores menús de Barcelona por 11,90 euros: pescado de calidad, recetas caseras y raciones contundentes. Además, el vino era ilimitado. No obstante, debías que ser rápido: para disfrutar de este precio, tenías que sentarte en la barra, pues el precio en mesa era de 15 euros.
CAL PINXO-PLATJA
Cal Pinxo-Platja, uno de los restaurantes del grupo Cal Pinxo, tuvo que cerrar en marzo de 2021. A pesar de que la pandemia no fue el único motivo de bajar la persiana, fue un importante detonante. No obstante, para las dueñas del local, la razón principal fue la transformación de la Barceloneta.
Aún así, mantienen su restaurante bajo los arcos del espléndido edificio histórico Palau de Mar, entre el Port Vell y la Barceloneta. Es un restaurante de cocina tradicional mediterránea catalana, con marisco y paella y una selección de tapas.
SCHILLING CAFÉ-BAR
El Café Schilling era uno de esos lugares donde disfrutar de un buen brunch con huevos fritos, beicon, tostadas y un surtido de embutidos. Durante un siglo, el mítico café resistió a modas, prejuicios, tendencias y revoluciones culturales de todo tipo.
No obstante, no pudo resistir la crisis de la pandemia. Se encontraba en la calle de Ferran, que es una de las vías barcelonesas que más ha notado el impacto del covid.
ALT HEIDELBERG
Durante 86 años, la cervecería Alt Heidelberg de Barcelona sirvió salchichas, hamburguesas y una larga lista de cervezas en la capital catalana. Resistió todo tipo de inclemencias incluida una Guerra Civil y diversas crisis económicas.
El local sufrió un incendio en 1985, pero el incidente no impidió que el negocio siguiera funcionando después de la reconstrucción del local. El coronavirus, sin embargo, le dio la estocada final y en septiembre este negocio histórico echó el cierre para siempre.
MERCÈ VINS
Mercè Vins fue una acogedora tasca de cocina tradicional que estuvo en el corazón del Gòtic durante casi 40 años. Lo que antes era una bodega, se convirtió en un bar de desayunos en 1982. El proyecto fue evolucionando hacia un restaurante de comida casera, con "el gusto de siempre", según la capitana del establecimiento, Mercè Boada.
La dueña intentó sostener el negocio pese al duro golpe de la pandemia, pero tuvo que jubilarse antes de tiempo con la imprevisible crisis.
VIENA DE LA RAMBLA
El histórico Viena de la Rambla cerró sus puertas cuando se decretó el estado de alarma y nunca más volvió a abrir. El restaurante de comida rápida de la empresa catalana funcionaba en la Rambla desde los años 80, aunque la primera referencia comercial data de 1889, con la antigua Casa Mumbrú, una histórica charcutería barcelonesa.
Ubicado en el número 115 de la Rambla, el local se considera un comercio emblemático protegido con la categoría E2 (establecimientos de interés). Por ello, está preservado tanto su interior como su exterior.
CAN SOTERAS
Can Soteras llevaba 105 años sirviendo sus platos tradicionales en el paseo de Sant Joan cuando el golpe económico de la pandemia les obligó a bajar la persiana definitivamente.
Algunos de sus platos estrella eran los caracoles a la pimienta, a la llauna, las almejas con espinacas a la crema o su caldereta de conejo con setas de cardo.
MONVÍNIC
El restaurante Monvínic cerró la persiana definitivamente a finales de 2020. A pesar de que solo llevaba 12 años abierto al público, era considerado uno de los mayores templos del vino en Barcelona.
El establecimiento también tuvo una gran recepción por parte de la crítica especializada, hasta el punto que logró ser considerado el mejor bar de vinos del mundo por el The Wall Street Journal.
DANS LE NOIR
Dans Le Noir, el restaurante ciego de Barcelona, es otro de los locales que, pese a llevar tan solo 12 años en la ciudad, fue muy especial en la capital catalana.
El establecimiento era totalmente atípico en la capital catalana, ya que consistía en disfrutar de una cena a oscuras. Este modelo ya estaba disponible en ciudades europeas como Londres, París y Madrid, pero en la ciudad condal no pudo aguantar el impacto económico.
NBA CAFÉ
El NBA Café no tiene una larga historia en la ciudad –estuvo cuatro años abierto– pero fue el primer restaurante de Europa de la liga de baloncesto. “Debido al impacto del Covid-19 en el sector de la hostelería en España y al incierto futuro de las medidas de distanciamiento social, nuestro socio AN Grup nos ha informado de que no reabrirán el NBA Café Barcelona”, señaló en mayo de 2020 el establecimiento en un comunicado.
El espacio sirvió durante mucho tiempo como punto de encuentro de aficionados al baloncesto, sobre todo el americano. Además, numerosos jugadores de la NBA, entre ellos la mayoría de españoles como Pau y Marc Gasol, Ricky Rubio o José Manuel Calderón, pasaron por el local barcelonés.