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Consejos para tratar y prevenir lesiones en niños y adolescentes
Un tercio de las lesiones infantiles ocurren durante la práctica deportiva a causa de un traumatismo o por esfuerzos de repetición
27 octubre, 2021 00:00Noticias relacionadas
Con el mes de octubre, regresan las actividades extraescolares para niños y adolescentes. La mayoría de ellas, deportivas. El ejercicio físico y el deporte son muy importantes para los niños, pero conlleva un riesgo inherente de padecer una lesión por diversas razones. El doctor Gonzalo Samitier, cirujano ortopédico especializado en rodilla, hombro y lesiones deportivas del Centro Médico Quirónsalud Aribau, explica todo aquello que es necesario saber sobre las lesiones deportivas en los más pequeños, cuál es su tratamiento y, sobre todo, aconseja cómo prevenirlas.
Los más pequeños tienen peor coordinación motora y tiempos de reacción más lentos que los adultos. Además, maduran a ritmos diferentes, por lo que existen diferencias marcadas de estatura y peso entre niños de la misma edad. A medida que los pequeños van creciendo y se van haciendo más fuertes, el riesgo de lesiones aumenta, en gran medida debido a su mayor fuerza física.
TRAUMATISMOS Y SOBREESFUERZO
Un tercio de las lesiones infantiles ocurre durante la práctica deportiva y se dividen en dos grandes grupos, las lesiones por un traumatismo y las lesiones por esfuerzos de repetición o de sobrecarga.
Las lesiones traumáticas más frecuentes son los esguinces de ligamentos (tobillo, rodilla), distensiones musculo-tendinosas (cadera, muslo), las fracturas (cualquier localización) y las luxaciones (hombro, rótula). Estas lesiones, aunque no exclusivas, son especialmente comunes en deportes de equipo competitivos como fútbol, baloncesto, balonmano, rugby; en deportes que involucran movimientos repetitivos como el tenis, béisbol, voleibol, y en deportes en los que pueden ocurrir caídas como el ciclismo, esquí, la gimnasia o los deportes de lucha.
DEPORTISTAS DE ÉLITE A EDADES TEMPRANAS
El deporte infantil ha cambiado su concepción en los últimos años. Ya no se trata simplemente de respirar aire fresco y divertirse. Ahora, un niño puede llegar a entrenar cinco días a la semana, más la competición propiamente dicha durante todo el año. Los padres deben tener cuidado porque los niños en desarrollo todavía tienen los cartílagos de crecimiento abiertos y estos responden de manera única al estrés.
Otro problema es la especialización temprana, que sitúa a los niños en una posición de riesgo de sufrir lesiones por sobreuso, como fracturas de estrés y lesiones agudas, como roturas del ligamento cruzado anterior (LCA) y de meniscos.
En Estados Unidos detectaron este problema con los niños que practicaban béisbol. Estos sufrían lesiones específicas en codo y hombro que les obligaban a parar durante muchos meses. Debido a ello, los deportistas jóvenes tienen una guía de recomendaciones sobre el número de lanzamientos que debe realizar un niño según su edad.
ESTABLECER LÍMITES
El problema básicamente es que cuando los niños repiten lo mismo, una y otra vez, y no practican otros deportes, continuamente estresan la misma zona del cuerpo provocando lesiones. Por ello, los médicos, entrenadores y padres deben establecer límites en cuanto al número de horas e intensidad de los entrenamientos, y sobre todo saber frenar cuando aparecen los primeros síntomas.
Un estudio de más de 1.200 atletas de entre 8 y 18 años mostró que los niños que entrenaban mucho en un solo deporte tenían un 70% más de probabilidades de sufrir lesiones por sobreuso, que a veces requieren hasta seis meses de tiempo de recuperación. Esta circunstancia puede llegar provocar el efecto contrario, debido a que esta incapacidad temporal causada por una lesión puede provocar aislamiento social, abandono del deporte y un estilo de vida sedentario. "La cantidad de horas por semana dedicadas a entrenar para un solo deporte debería ser menor que la edad del niño”, explica el doctor Samitier.
EL SOBREUSO EN NIÑOS PEQUEÑOS
El 40% de todas las lesiones relacionadas con los deportes ocurren en niños entre cinco y 14 años. A menudo se insta a los niños a "concentrarse y especializarse" a edades muy tempranas. Un error a tenor de los datos aportados por un estudio belga que encontró que los niños de entre 10 y 12 años que practicaban varios deportes estaban en mejor forma física y tenían una mejor coordinación motora que los niños que se especializaban en un solo deporte.
Un buen modo de reducir la propensión a las lesiones es evitar la especialización a edad excesivamente temprana, asegurarse de que el niño comprenda las reglas del deporte y se tome su tiempo en aprender bien la técnica contar con una equipación adecuada (calzado, protectores, campo de juego), calentar y estirar antes y después de jugar, y descansar si se siente cansado o con dolor. La nutrición e hidratación, además, deben ser adecuadas para cada tipo de deporte.
LA 'TRIADA FEMENINA'
Especial atención se debe tener en las niñas jóvenes que llevan el deporte y la dieta a extremos pues estas son altamente susceptibles a la denominada ‘tríada de la atleta femenina’. Las tres condiciones que se dan en estas deportistas, generalmente de alto nivel, son desorden alimenticio, disfunción menstrual y osteoporosis prematura (baja densidad ósea para la edad). Precisamente es este debilitamiento óseo lo que hace que estas deportistas sean susceptibles a sufrir fracturas por sobrecarga, primer signo de alarma.
El tratamiento de la tríada de la atleta femenina a menudo requiere la ayuda de un equipo de profesionales médicos que incluye a su médico, su preparador físico, un nutricionista y un consejero psicológico.
LESIONES DEPORTIVAS TRAUMÁTICAS MÁS FRECUENTES
Ligamento Cruzado Anterior (LCA) y las roturas de menisco: El LCA estabiliza la rodilla durante cambios rápidos de dirección. Los niños y sobre todo las niñas adolescentes corren un mayor riesgo de sufrir esta lesión, en parte debido a la mecánica de aterrizaje. Para prevenirla se recomiendan ejercicios de acondicionamiento para fortalecer los músculos isquiotibiales y tener un correcto aterrizaje tras un salto. A menudo es preciso realizar una intervención quirúrgica.
Osteocondritis disecante de rodilla La OCD es una afección que se desarrolla en las articulaciones en la zona de la rodilla. Ocurre cuando un pequeño segmento de hueso comienza a separarse de su región circundante debido a la falta de suministro de sangre. Como resultado, el pequeño trozo de hueso y el cartílago que lo cubre comienzan a agrietarse y desprenderse. La interrupción de los deportes de impacto suele formar parte del tratamiento inicial. En adolescentes y adultos jóvenes, puede tener efectos más graves y, en estos casos, será necesaria una cirugía con gran probabilidad.
Luxación del hombro: Muy frecuente en deportes de contacto como fútbol americano, rugby o deportes de lucha. La lesión se produce generalmente como resultado de un trauma que afecta al hombro. La cabeza del húmero se sale de la cavidad glenoidea, lo que deja al joven atleta en riesgo de sufrir más luxaciones en el futuro. Se puede comenzar con un programa de fortalecimiento de los músculos rotadores y peri-escapulares del hombro y, a partir de ahí, si los episodios de luxación continúan, se recomienda la estabilización quirúrgica del hombro por la gran incapacidad que producen estos episodios de luxación.
Luxación de rótula: Esta lesión es más frecuente en niñas y adolescentes por la mayor laxitud articular que presentan frente a los varones. A modo de prevención, el músculo que deben trabajar estos niños de forma específica es el cuádriceps, en la parte anterior del muslo. Si los episodios se repiten; hay que estabilizar la rótula quirúrgicamente eligiendo la técnica con menor morbilidad asociada que resuelva la situación.
Fracturas: Las fracturas y epifisiolisis (fracturas a nivel del cartílago de crecimiento) son una lesión deportiva común, con diferentes partes del cuerpo en riesgo. Las fracturas de tobillo pueden ocurrir en cualquier deporte que implique correr, saltar y exista la posibilidad de caídas; las fracturas de mano, muñeca y brazo son comunes en deportes con palos, como hockey y también como consecuencia de una caída. Acudir a un servicio de urgencias para realizar un estudio radiológico y valorar la inmovilización o incluso la cirugía es la primera medida que deben tomar padres y entrenadores.
LESIONES DEPORTIVAS POR SOBREUSO
Enfermedad de Osgood-Schlatter: La enfermedad de Osgood-Schlatter es una causa común de dolor anterior de rodilla en los adolescentes, sobre todo en los últimos años de crecimiento (14 a 16 años). Es una inflamación del área bajo la rodilla donde el tendón de la rótula (tendón rotuliano) se une a la tibia. Esta lesión es habitual durante períodos de crecimiento acelerado, cuando los huesos, músculos, tendones y otras estructuras cambian rápidamente. Reposo deportivo, aplicar frío local, realizar ejercicios de estiramiento y fortalecimiento de cuádriceps aliviarán el dolor.
Enfermedad de Sever: Es una de las causas más comunes de dolor de talón en los niños y, a menudo, ocurre también cuando éstos experimentan un crecimiento acelerado, entre los 8 y 14 años. También conocida como osteocondrosis o apofisitis, es una afección inflamatoria del cartílago de crecimiento en el hueso del talón (calcáneo). Correr, saltar y estar activo provocan un estrés repetido en esa zona que causa inflamación y dolor en el talón. El tratamiento principal aconseja reposo deportivo, frío local y ejercicios de estiramiento del tendón de Aquiles.
Fractura por estrés de la columna vertebral: La espondilólisis es una fractura de estrés de la unión articular entre dos vértebras generalmente de la zona lumbar baja. Pueden ocurrir durante los períodos de crecimiento acelerado de la adolescencia y en deportes en los que hay una hiperextensión repetida de la columna, como la gimnasia, el tenis, voleibol o el fútbol. El dolor suele ser leve y puede irradiarse a las nalgas y las piernas, empeora con la actividad y mejora con el descanso. Se aconseja visita al traumatólogo especializado y estudio radiológico específico.