Un trozo rescatado de la Fabra i Coats
La actual sede del Institut Municipal de Mercats de Barcelona ocupa una antigua nave destinada a consulta médica y talleres de la emblemática fábrica de hilaturas
11 diciembre, 2022 00:00Noticias relacionadas
Su estructura, sus espacios diáfanos y ventanales y esa fachada de obra vista… No puede disimularlo, por mucho que intente camuflarse entre los bloques de viviendas que la rodean. Todo en ese edificio ubicado en el número 198-200 de Gran de Sant Andreu habla claramente de su pasado fabril, sobre todo, desde que en 2018, reabrió sus puertas recién rehabilitada y comosede Institut Municipal de Mercats de Barcelona y de la Direcció de Comerç del Ajuntament de Barcelona.
Había sido la sede de Hacienda en este barrio pero había quedado en desuso. Y, en el 2015, el pleno del ayuntamiento aprobó por fin una propuesta del gobierno municipal de Ada Colau para comprarle al Fisco este edificio que, desde hacía años, asociaciones y vecinos reclamaban para uso social del barrio. Eduard Pérez, arquitecto técnico responsable de la remodelación, explicaba poco después de su reapertura, hace cuatro años, que el esfuerzo –siete meses de obras retirando cosas y deshaciendo todo cuanto se había añadido a la construcción-- había servido para recuperar los valores patrimoniales del edificio, abrirlo al exterior y conseguir que la luz volviera por fin a entrar.
Valor patrimonial, sí, porque el edificio era una de las naves industriales que formaban parte de la popular Fabra i Coats, la empresa de hiladuras fundada en el año 1903, fruto de la fusión de la Sociedad Anónima Sucesora de Fabra y Portabella con el grupo británico J&P Coats Ltd. Efectivamente, este espacio emblemático del barrio ya existía antes de la fusión, en 1887, como parte de las instalaciones de Fabra y Portabella.
Este espacio emblemático, que cuenta con 12.000 metros cuadrados repartidos en una planta baja y dos alturas, sirvió durante los años de actividad de la Fabra i Coats como consulta médica y como talleres para la elaboración de algunos hilados. La reforma permitió conectar la calle Gran, eje comercial del barrio por excelencia, con el complejo fabril de la Fabra i Coats, y se sumó así a los espacios recuperados de la emblemática empresa.
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